Palmira fue una gran ciudad de la antigüedad, que llegó a albergar a 200 mil habitantes gracias a la prosperidad que le otorgaba estar estratégicamente situada en la ruta de la seda entre Asia, África y Europa, en pleno apogeo del imperio romano. Formó parte de este último y llegó a ser incluso la capital de un nuevo reino que se extendió por Siria y Líbano durante breves 4 años. Aunque la ciudad fue arrasada en diversas ocasiones, por guerras y terremotos, algunas de sus más notables construcciones se mantuvieron en pie, con majestuosos templos, teatros, columnatas, arcos y ágoras que nada tienen que envidiar a las notables ruinas de Grecia y Roma.
O tenían, porque hace pocos meses el grupo radical Estado Islámico tomó el control de las ruinas, declaradas Patrimonio de la Humanidad el año 1980 y las hizo volar en pedazos, por considerarlas formas de idolatría pagana.
Se pensó que esta importante parte de la historia de Siria estaba perdida, pero existe aún una esperanza de volver a levantar dichas ruinas, y esa esperanza tiene nombre: Bassel Khartabil, un activista encarcelado por el régimen de Assad en Siria.
Khartabil es un palestino-sirio, colaborador de Wikipedia, blogger y fundador de Damascus hackerspace Aiki Lab (sitio web de comunidad de diseñadores, científicos, ingenieros e inventores de Siria), quien fue detenido en la capital de Siria y encarcelado a principios de 2012, sin explicación, y se mantiene encarcelado hasta el día de hoy, pese a seguir sin cargos formales en su contra.
Según narra la revista digital Wired, Bassel comenzó a crear hace 10 años modelos fotográficos tridimensionales de las ruinas de Palmira, con el objetivo de preservarlas. Ahora los amigos del activista esperan que esos modelos 3D no solo salven las ruinas destruidas, sino también a su amigo.
Cuando el Estado Islámico (EI) ocupó en mayo de este año la ciudad de Palmira, en la provincia siria de Homs, los arqueólogos imaginaron el peor destino para las ruinas semita-romanas y sólo unos meses después ocurrió: el EI instaló explosivos y sin pensarlo dos veces, las hizo detonar en las bases del Templo de Baalshamin y el de Bel, los cuales habían sido construidos en el siglo segundo antes de Cristo, y en el 32 d.C respectivamente, recintos que en su época fueron el centro de la vida religiosa de Palmira. El hecho fue calificado por la UNESCO como un "crimen de guerra".
Templo de Bel, por Upyernoz / Wikimedia Commons
El EI ha estado desde entonces, saqueando y traficando todo lo de valor en el lugar (aunque muchos de los objetos más valiosos fueron retirados antes de su llegada) y destruyendo poco a poco lo que queda de Palmira, siendo lo último que echaron abajo, los arcos de triunfo del lugar, una colección de dos milenios de antigüedad.
A raíz de esto es que nace el proyecto que recoge el trabajo de Bassel. Se llama Nueva Palmira, está compuesto por un grupo de activistas, archiveros y arqueólogos, y ya lanzaron los primeros archivos, los que componen una colección en línea de modelos 3D reconstruidos en el software Maya, a partir de los registros fotográficos de Khartabil, realizados en una serie de viajes al sitio arqueológico el año 2005.
Los modelos 3D permiten ver sus edificios digitalmente, realizar paseos en realidad virtual y la impresión de réplicas en miniatura. Los miembros del grupo, además, invitan a quien quiera que tenga más información de Palmira a subirla al sitio, para crear un repositorio online lo más detallado posible.
El grupo detrás del proyecto busca hacer presión para que el régimen de Assad libere a Khartabil, por la importancia de su trabajo en reconstruir digitalmente Palmira. Según Wired, el director de Nueva Palmira, Barry Threw, dijo que quería dejar en claro la importancia de Bassel para el "pueblo sirio e incluso para el gobierno sirio", abogando al aporte cultural que ha hecho el activista para la comunidad.
Sin embargo, puede ya ser demasiado tarde. Khartabil fue trasladado desde su prisión en Adra a principios de octubre, hacia un destino desconocido. Su mujer teme lo peor, pues antes de partir, el activista le entregó su anillo de matrimonio a otro prisionero; aunque no es la primera vez que lo retienen en un lugar oculto antes de hacerlo reaparecer. Por eso, sus amigos no pierden la esperanza y esperan que la atención internacional que ha atraído el proyecto persuada al régimen de Assad de devolverle su libertad.