“Quiero tener el parto de forma natural y en mi casa” (Eres una masoquista). “Quiero ser madre soltera” (Eres una egoísta). “Quiero dar leche hasta que tenga un año” (Vas a criar a un mamón). “Opté por el relleno” (No vas a tener apego). “Quiero dejarlo llorar para que aprenda” (No va a tener confianza). “Quiero dejar de trabajar para dedicarme a mi hijo” (Te vas a anular como mujer). “No quiero llevarlo al jardín”, (le costarán las habilidades sociales). Etc. Etc. Etc.

Si bien existen criterios en común que todo padre o madre en su sano juicio comparte, independiente de su estilo de vida, religión, cultura, nacionalidad, etc; como el querer que tu hijo/a crezca sano, que reciba cariño, valores, educación y que sea un niño y adulto feliz; la manera en la que encaminamos estos temas puede resultar incluso opuesta a la de otras personas, lo que no indica que uno está bien y el otro mal.

Pero, lamentablemente, escuchamos y realizamos juicios a diario frente a las distintas formas de crianza, porque simplemente son distintas a las nuestras o porque no las compartimos. Y nos encontramos muchas veces dando cátedra de nuestros propios estilos de crianza, intentando convencer al resto de que seguimos el mejor camino, comparando incluso a nuestros hijos con otros niños para resaltar nuestras teorías, menospreciando de paso la maternidad o paternidad del otro.

Y eso no está bien. Si alguien considera que su método le está resultando, genial. Pero no olvidemos que en términos de crianza no existe un solo modelo correcto ni una receta mágica que garantice y determine el éxito o la felicidad de un niño; y por cierto, cada niño es diferente, así que lo que funciona para uno, no necesariamente funcionará en otro. La mamá y el papá perfecto no existen, por ende, el estilo de crianza y el hijo perfecto, tampoco.

Exitosa campaña en México por el respeto a la libertad de crianza

“Romper con los cánones, las normas, el deber ser, la madre perfecta, idealizada, omnipotente. Retomar las voces colectivas, las diversas prácticas maternales heteroparentales u homoparentales, enriquecer a partir de los colectivos de mujeres casadas, solteras o en unión libre. De todos los colores, de todos los sabores. Todas cabemos en un mismo proyecto. Escucharse, escucharnos, volver de las maternidades experiencias colectivas, ese sería el principio del proyecto, más no el final.”

Lo anterior vendría siendo la declaración de principios de lacampaña mexicana de Facebook, Tregua entre mamás, que ya cuenta con más de 20 mil seguidores de distintas partes del mundo, y que consiste en que las madres suban fotografías de ellas mismas con carteles compartiendo sus estilos de crianza, con el fin de “hacernos sentir menos solas, más acompañadas reconociendo la diferencia y respetándola, respetándonos”.

“La idea surgió como una necesidad de declarar la paz ante los diversos modos y posturas frente a la crianza. De la necesidad de saber que no estamos solas y de atrevernos a decir basta de juzgar", cuenta Tae Solana, quien junto a dos amigas, también mamás, bajo el nombre de Tres Elefantes, se inspiraron en la comunidad estadounidense de CTWorking Moms (que busca generar una hermandad de soporte entre madres; para lanzar la suya propia.

“Yo dejo que mi hijo duerma conmigo”. “Permito que mis hijos coman comida chatarra de vez en cuando”. “Decidí no imponerles ninguna religión”. “Trato a mis hijos con medicina alternativa”. “Agendé mi cesárea”. “Mis hijos no ven televisión”. “Parí en mi casa”. Éstos son algunos de los mensajes publicados en las fotos por las propias seguidoras de la comunidad; los que rápidamente se llenan de “me gusta” y de comentarios – en su mayoría – de apoyo o de respeto, generando discusiones sanas, en las que todos están invitados a compartir sus puntos de vista.

Los temas importantes en los que sí deberíamos acordar

Si bien la campaña está enfocada sólo a las madres (podría ser perfectamente para los padres también, pero en fin), consideramos que es digna de rescatar porque lo que se ha logrado es una comunidad respetuosa, que acoge a todas las madres, sin discriminar; y además se ha generado un espacio educativo en el que muchas madres logran encontrar estilos de crianza que desconocían y que deciden incorporar a sus familias porque resultan afines a sus principios.

Al respecto, lo que aconsejan algunos psiquiatras es que, más allá de pensar en qué estilo de crianza adoptar, hay que pensar en qué tipo de familia se quiere tener, qué valores o aptitudes queremos potenciar, e ir evaluando si los métodos que utilizamos para lograrlo son consecuentes o no, porque a la larga eso es lo que determina la necesidad de identidad de los niños que incide mucho en el fortalecimiento de su autoconfianza y su buen desarrollo presente y futuro.

Finalmente, creemos que lo más sano es aceptar que todas las familias son diferentes, que todos persiguen distintos ideales y que todos los hijos tienen necesidades distintas también. Lo que tenemos en común los padres y por lo que debemos respetar todo tipo de crianza, es que todos buscamos el sistema que nos parezca mejor para nuestros hijos, el que le haga el mayor bien según nuestros valores y parámetros, intentando velar siempre por su bienestar, crecimiento sano y por su felicidad. Y lo que está claro, es que el acompañamiento - en todo sentido- es lo fundamental. El resto vendrían siendo sólo complementos.

Les dejamos este lindo video de una campaña publicitaria que busca también incentivar el respeto y la tolerancia a las distintas formas de crianza.

¿Cómo crías a tus hijos?