Imagen: César Mejías

4 mitos del mundo contemporáneo

¿Está el mundo más violento? ¿Es la religión la motivadora del terrorismo? ¿Hay cada vez más pobreza en el mundo? ¿Está aumentando la desigualdad? Todas estas preguntas surgen en un mundo que pareciera volverse cada vez más inestable y complicado, pero que, cuando se miran las cifras, demuestra lo contrario.

Por Tomás Croquevielle @kroque1989 | 2015-12-31 | 11:00
Tags | guerras, muertes, probreza, violencia, desigualdad, riqueza, mundo, humanidad, progreso, terrorismo

Terminando este año 2015 y comenzando este 2016, da la sensación de que existen pocas cosas que celebrar en el mundo: la guerra civil Siria continúa y no pareciera haber atisbo de una solución pronta al conflicto (o tal vez sí); el Estado Islámico, aunque debilitado, aún mantiene una gran cantidad de territorio en Irak y Siria, al mismo tiempo que se expande en Afganistán y Libia; Europa, especialmente Francia, ha sido víctima del terrorismo internacional; China entró en un periodo de desaceleración económica afectando con especial fuerza a las economías emergentes, como las de América Latina; mientras varias potencias y países desarrollados siguen mostrando crecimientos débiles.

Durante los últimos años, se ha instalando una suerte de pesimismo en relación a la dirección que se está dirigiendo el mundo, en donde pareciera que nuestro planeta se está volviendo cada vez más inseguro y cada vez más económicamente inestable. Sin embargo, si nos detenemos un minuto a ver la evidencia disponible, nos damos cuenta que muchas de esas percepciones son exageradas o debatibles, y a veces, derechamente falsas.

Aunque son muchos los mitos que se han instalado sobre la situación, en este artículo desmontamos 4 grandes mitos del mundo contemporáneo que se han instalado en el último tiempo y probablemente se mantengan o incluso consoliden este 2016.

"El mundo está más violento que antes"

Los medios de comunicación, en su búsqueda de lo novedoso, suelen sobredimensionar los conflictos e infravaloran (o incluso ignorar) los actos de entendimiento o pacificación. Siempre habrán suficientes muertes por guerras o conflictos en el mundo para llenar los noticiarios de TV o los titulares de los diarios, como es en el caso de Afganistán, Siria, Palestina, Irak, Ucrania. Todo esto, a pesar de que la evidencia empírica señala que, desde la guerra fría, cada vez hay menos guerras y menos personas mueren por ellas.

Aunque objetivamente hablando, en comparación con el año anterior, en 2013 hubo un aumento en la cantidad de muertes causadas por guerras, esto en gran medida debido por la guerra civil en Siria, los decesos por esta causa son mucho menores que en la década de los '60, '70 y '80. Incluso si dejamos de lado guerras con enormes cifras de muertos, como la guerra de Vietnam, los conflictos hoy en día son mucho menos mortales que los de décadas pasadas. Pocos saben o se acuerdan pero hace menos de 30 años hubo una guerra de 8 años entre Irán e Irak que dejó un millón de muertos, una 90 veces más que en la guerra de Kosovo de 1999; en la década anterior, la guerra de Yom Kippur entre Israel y Palestina mató en 19 días, 6 veces más que la intervención de Gaza por parte de Israel en 2014.

De acuerdo con el Uppsala Conflict Data Program de junio de 2014, en 2013, hubo 33 conflictos activos en el mundo, un número que se ha mantenido estable en los últimos 10 años, fluctuando entre 31 y 37 al año. Si se compara con el comienzo de los '90, en donde hubieron más de 50 conflictos armados al año, ha habido una reducción de un 40%. Por otro lado, los conflictos que produjeron más de mil muertes (la definición técnica de una guerra), han disminuido desde 15 al año a comienzos de los '90 a 7 en 2013, es decir un 50% menos.

Estas reducciones se explican en gran medida por al menos cuatro factores: 1) El fin del choque entre EE.UU. y la Unión Soviética por el dominio ideológico del mundo, en donde cada uno financiaba algún bando armado según sus intereses. 2) El fortalecimiento de las misiones de paz de las Naciones Unidas. 3) La expansión del comercio entre las naciones, gracias al avance tecnológico, que ha permitido un aumento exponencial en el intercambio de bienes y servicios; la guerra, en este sentido, se vuelve más costosa por la pérdida de intercambio y los bienes asociados a él, a lo que pueden sumarse sanciones económicas. 4) En los últimos 50 años ha habido un cambio de paradigma en las relaciones internacionales, en donde pareciera ser que la violencia ya no es vista como la manera de solucionar conflictos; salvo excepciones, la violencia es vista como un problema a solucionar y no como una herramienta de la diplomacia o las relaciones internacionales.

Incluso analizando períodos más largos de la historia, se puede apreciar que la posibilidad de morir en conflictos armados o de cualquier forma violenta, viene en franca reducción desde hace siglos. 

The Fallen of World War II from Neil Halloran on Vimeo.

Como se aprecia en este fantástico video sobre las muertes de la Segunda Guerra Mundial, incluso la guerra más cruenta de la historia moderna del hombre, con 70 millones de víctimas civiles y militares en el planeta, causó, en proporción a la población mundial, menos muertes que otras muchas guerras y atrocidades del pasado. Además, desde el fin del conflicto mundial, han transcurrido 70 años en que ninguna de las 44 naciones más grandes del planeta ha tenido un conflicto armado con otra (sí con países pobres). Semejante paz no se veía desde el Imperio Romano.

Por otro lado, Steven Pinker, en la charla TED que puedes ver más arriba, demuestra cómo la posibilidad de morir de forma violenta (ya sea por crímenes, "justicia" o guerras) viene reduciéndose de forma dramática desde tiempos bíblicos, ya sea que se mire una escala de milenios, siglos o décadas. Esto, gracias al fortalecimiento de los Estados, que han reemplazado la anarquía y regulado el uso de la violencia; el comercio internacional, que ha interconectado a los países de manera compleja; una mayor valoración de la vida humana; y una cultura de respeto, igualdad y empatía que se ha expandido del núcleo familiar y tribal, a uno social, nacional, mundial e incluso se ha extendido a otras especies.

"El terrorismo está motivado por la religión"

La idea de que la fe religiosa es la que motiva la violencia terrorista es algo que está muy arraigado en las sociedades del mundo, en la medida que los grupos que la llevan adelante suelen proclamar públicamente que es ésta la que impulsa sus actos, y los medios de comunicación, en la mayoría de los casos, reproducen esta narrativa de choque de civilizaciones sin un mayor cuestionamiento.

Sin embargo, Robert Pape del Chicago Project on Security and Terrorism de la Universidad de Chicago, se ha dedicado a desmitificar la idea de que el terrorismo es motivado por la religion y, en cambio, ha buscado demostrar que su motivación es principalmente política. En su obra “Dying to Win” (muriendo para ganar), presenta un estudio, realizado sobre 4.600 casos, que señala que desde 1980 a 2005, el 95% de los ataques suicidas fueron motivados, no por la religión, sino por motivación estratégicas específicas en contra de alguna intervención u ocupación militar.

Si hay una religión que ha quedado en el inconsciente colectivo de la gente como una asociada al terrorismo, es el Islam. Desde Osama Bin Laden hasta el Estado Islámico (EI), dicha religión pareciera ser la fuente que inspira sus ataques. Sin embargo, el terrorismo en Medio Oriente tendría su origen, más que en el Islam, en la intervención de EE.UU. en esa región. Esto se ve en el hecho que desde 2004 la cantidad de atentados suicidas ha aumentado exponencialmente, 500% más que entre 1980 a 2003, la gran mayoría de ellos concentrados en Afganistán, Irak y Pakistán, todos países que en la última década han presenciado una fuerte presencia militar norteamericana.

El grupo terrorista actual de moda, el Estado Islámico, se rige por el mismo principio, más que ser una organización motivada por la religión, lo que realmente los mueve es el nacionalismo: lo que quieren es poder controlar el destino de su etnia, en este caso de los musulmanes sunitas, y para conseguir dicho objetivo, buscan crear un Estado. La cúpula del E.I. está formado mayoritariamente por oficiales del antiguo régimen de Saddam Hussein, que son seculares y por líderes tribales sunitas, no por líderes religiosos. El EI busca luchar contra los que no son parte de su grupo étnico, característica esencial de cualquier organización motivada por una comprensión fanática del nacionalismo, más que de la religión, independiente de que utilicen esta última para justificar sus actos.

"Nunca antes había habido tanta pobreza"

A pesar de que en el mundo aún existen millones de personas y familias que viven en situaciones muy precarias, siendo la pobreza un fenómeno que está aún muy lejos de desaparecer,  esta se encuentra, sin embargo, en su nivel más bajo de la historia. Naciones Unidas estima que la pobreza se ha reducido más en los últimos 50 años que en los anteriores 500.

El mundo es más rico hoy que antes, según el Banco Mundial, 721 millones de personas menos viven en la extrema pobreza (con 1,25 dólares al día) el 2010 que en 1981, significando que pasara de un 63% de la población mundial en 1981 a un 44%. La miseria ha declinado en el planeta desde un 40% de la población mundial a un 14% durante el mismo periodo, la pobreza disminuye en todo el mundo incluso en los países de bajos ingresos. Si la tendencia actual continúa, ese porcentaje debería reducirse en el mediano plazo a porcentaje de un dígito y para la década de 2030 debería llegar a cero.

Comparado con 1955, la persona promedio gana 3 veces más e ingiere un tercio más de calorías. A nivel mundial, desde 1970, el porcentaje de analfabetos ha bajado desde el 46% al 18%. Durante el mismo periodo, el porcentaje de la población con educación terciaria ha aumentado de un 7% a un 26%. La UNESCO estima que en los próximos 30 años, más personas recibirán educación formal que en toda la historia de la humanidad.

"El mundo es más desigual que nunca"

Al contrario a lo que muchos piensan, el problema de la desigualdad no se ha agravado en todo el mundo. Es verdad que la desigualdad se ha exacerbado en los países ricos, instalándose una noción de que esta está aumentando en todo el mundo. Sin embargo, sería un error generalizar en todo el mundo en base a lo que ocurre en un grupo de países.

El ascenso económico de China, India y otras naciones emergentes, donde cientos de millones de pobres han ascendido a la clase media, ha acarreado una disminución de la desigualdad a nivel mundial, cuando se compara entre naciones. Además de disminuir entre países, la desigualdad de ingreso se ha reducido dentro de muchos de ellos, incluyendo casi todos los de América Latina. La mejora ha ocurrido en todas partes, sin importar si el gobiernos fue de izquierda o derecha, si la economía ha crecido mucho o poco, o si el salario mínimo ha aumentado o se ha mantenido igual.

Durante gran parte de la historia humana, los ingresos eran más iguales, pero muy bajos. Hace dos mil años, el PIB per cápita en los lugares más desarrolladas del mundo se encontraba en alrededor de $3,50 al día. 1.800 años después el promedio global se mantuvo prácticamente igual. Sin embargo, para principios del siglo XIX, una pronunciada brecha de ingresos surgió entre Occidente y el resto del mundo. Por ejemplo, en 1820 EE.UU. era 1,9 veces más rico que el promedio global. La brecha de ingresos creció a 4,1 en 1960 y llegó a su nivel máximo de 4,8 en 1999. Para 2010, había disminuido en un 19% al llegar al 3,9%. La mejor encarnación de esto es el espectacular progreso de Asia. En 1960, EE.UU. era 11 veces más rico que Asia. Hoy. es solo 4,8 veces más rico que ese continente.

Según estudios de la profesora de la Universidad de Tulane, Nora Lustig, en más de la mitad de los países con datos disponibles, su coeficiente Gini (que asigna el valor 0 a la igualdad absoluta y 100 a la desigualdad absoluta) se redujo levemente entre 2000 y 2010. Los estudios de Lustig, señala que una parte fundamental de esta reducción se explica por el aumento del gasto social. Numerosos países, especialmente en América Latina, se aprovecharon de la bonanza económica que ocurrió durante esos años para implementar políticas fiscales redistributivas focalizadas en los más pobres, que beneficiaron a millones de estos.

¡Cuidado! Todo mito puede tener algo de verdad

En este artículo hemos presentado una mirada diferente de cómo comúnmente se está mirando el mundo, especialmente los medios de comunicación, los cuales están ansiosos de mostrar conflicto, problemas y crisis. Sin embargo, alguno de esos mitos tienen cierto asidero, todo depende de lo que se quiera medir, cómo se quiere medir, para qué se quiere medir y, sobre todo, contra qué estamos comparando. 

Especialmente problemático y controvertido es poder saber si la desigualdad en el mundo económico ha disminuido o no. Por ejemplo, si bien de acuerdo a las mediciones tradicionales de pobreza, ésta ha disminuido, alzando un poco la vara (pasando, por ejemplo, de las personas que viven con 1 dólar diario, a los que viven con 2 USD)  los niveles son prácticamente los mismos de hace 35 años.

A pesar de esto, no hay razón para que el 2016 no miremos el mundo con más optimismo y nos enfoquemos en las verdaderas cifras para medir nuestro progreso como humanidadpara así realmente saber lo que aún hay que mejorar, sin caer en el pesimismo y el catastrofismo que muchas veces se ven en las pantallas de TV y en las redes sociales. 

Los sitios HumanProgress.org y Gapminder.org permiten visualizar, con gráficos y datos duros, el progreso de la humanidad, para que puedas explorar tú mismo la evidencia.