Si en los próximos años se encuentran con un auto sin conductor ¡no se alarmen! Probablemente sea un vehículo con tecnología de vanguardia que le permite manejarse con autonomía por las calles. Eso, o una broma pesada como esta.
La tecnología de autonomía es cada vez más frecuente en la industria automotriz, con marcas como Mercedes, BMW y Tesla ya aplicándola a sus últimos modelos. Un reporte deBusiness Insider de mediados de 2015, estimaba que para 2020 habría unos 10 millones de automóviles circulando con algún grado de tecnología autónoma.
Se entiende la autonomía en automóviles como la capacidad del vehículo de efectuar acciones como frenar, acelerar y doblar sin necesidad de intervención humana. Un automóvil 100% autónomo es aquel capaz de emprender un viaje completo sin que un sucio humano nadie ponga sus manos al volante. En esta categoría Google brilla solitariamente.
Se trata de piezas de ingeniería con poderosos sensores (láseres, cámaras y radares) que detectan objetos a una distancia de dos campos de fútbol americano. Esta información es interpretada por su software, bautizado como Google Chauffeur, que crea un detallado mapa 3D de los alrededores.
Los vehículos autónomos de Google, que actualmente se componen de un modelo de Lexus modificado y otro de fabricación propia, comenzaron a rodar en pruebas de terreno en 2012 y hoy suman más de 2 millones de kilómetros recorridos.
La "Gran G" tiene tal confianza en su tecnología, que incluso removió de sus prototipos el volante y los pedales, quedando todo en manos del software y los sensores. Los resultados le dan la razón: el historial de accidentes es bajísimo, aunque aún faltaba un análisis metodológico que lo comprobara.
Comisionado por Google y llevado a cabo por el Instituto de Transportes de Virginia Tech, este estudio ya existe y concluye con un gran ganador.
El estudio, publicado el 8 de enero, compara las tasas de accidentes por cada millón de millas recorridas (1,61 millones de kilómetros), alimentándose de los reportes del Proyecto de Auto Autónomo de Google y del Segundo Programa de Investigación Estratégico de Carreteras, este último establecido por el Congreso estadounidensepara investigar las causas de los accidentes en las autopistas del país.
Se tomaron en consideración tres niveles de choque, siendo de nivel 1 los choques con desplegamiento de airbag, heridas que requieran de atención médica, volcamiento o que requieran de grúa, y nivel 3, topones con daño mínimo.
En todos los niveles la tasa de accidentes fue más baja en los vehículos autónomos:
Número de accidentes por millón de millas recorridas en los distintos niveles de severidad. Verde son los vehículos autónomos y azul aquellos con conductor.
El estudio también informa que las diferencias perfectamente podrían ser mucho más marcadas, debido a que los accidentes de los vehículos autónomos se registran automáticamente gracias al software, mientras que muchos accidentes "tradicionales" no son reportados (estudios estiman que hasta un 60% del total). "Es como comparar peras con manzanas", dice el estudio, y pese a la desventaja, el proyecto de Google sale muy bien parado.
El estudio también indica que ninguno de los autos de Google causó el accidente en el que se vio involucrado, lo que permite suponer que, si los vehículos autónomos dominaran las rutas, eliminando por completo el factor humano, la tasa sería aún menor.
Por mucho que sus sensores y software sean la última chupada del mate, lo que los vehículos autónomos aún no pueden lograr (y seguramente nunca lo harán) es hacer que los conductores tradicionales manejen mejor.
TechCrunch rescata tres reportes de accidentes donde se vieron involucrados los autos de Google. En los tres éstos fueron chocados por un conductor humano en la parte posterior, siempre en intersecciones donde el vehículo autónomo había frenado para respetar una señal o evitar a un conductor temerario.
"El problema real es que el auto (autónomo) es demasiado prudente", dice Donald Norman, especialista en vehículos autónomos de la Universidad de California. "Tienen que aprender a ser agresivos en la medida justa, y la medida depende de la cultura", agrega.
Aunque para la persona promedio no signifique gran cosa, estudios como estos podrían jugar un papel fundamental para permitir el uso legal de vehículos con características de autonomía, lo que será, a todas luces, algo cada vez más común.
Su existencia pone en entredicho la Convención de Viena sobre el Tráfico en Carreteras, un documento de 1968, ratificado por 73 países, que estipula que todo vehículo en movimiento debe tener un conductor, y que este conductor puede ser "cualquier persona". Urge, entonces, actualizar este tipo de legislaciones.
La misma Google se ha visto limitada en su testeo a estados con legislaciones que permitan expresamente la circulación de automóviles sin conductores humanos y que no tengan ni volantes ni pedales. Aunque parezca increíble, existen cinco que lo permiten, y es en dos de ellos, California y Texas, donde Google ha hecho la mayor parte de sus evaluaciones.
Es un caso repetido: cuando las leyes quedan anticuadas por la irrupción vertiginosa de una nueva tecnología. Pasó con los drones y está pasando con los vehículos autónomos.
El segundo tema derivado de lo anterior es qué pasará cuando los vehículos autónomos sean mayoritarios y las tasas de accidentes caigan dramáticamente, dado que los humanos son los culpables en la gran mayoría de las ocasiones. ¿Terminarán las autoridades optando por prohibir la conducción humana, limitándola sólo a pistas de carreras y áreas especiales para ese fin? ¿Qué pasaría con los trabajos que dependen de conducir un vehículos? Y más importante ¿estaremos como sociedad dispuestos a soltar el volante?