Entras a la capsula y te sumerges desnudo en su interior. El agua y el aire están a la misma temperatura que tu cuerpo. Está oscuro. No hay ningún sonido a tu alrededor. Tus músculos dejan de estar tensos, tu respiración es más profunda y entras en un estado de relajación total. Bienvenido al tanque de flotación. Estas maquinas están diseñadas para suprimir la mayoría de tus sentidos e introducirte en un estado de “relax” profundo.

En el año 1954 el neuropsiquiatra John C. Lilly fue el primero en desarrollar y experimentar con tanques de aislamiento, durante sus investigaciones en el área del psicoanálisis. Antiguamente, las personas se introducían completamente de piscinas, de manera vertical, con máscaras de látex cubriendo su cara y ojos, las que tenían sistema de respiración. Como era de esperar, el problema fue que a la gente no le gustó mucho la idea de estar sumergida a oscuras con una máscara cubriendo su cara, respirando por un tubo.

Luego de eso, se comenzó a disolver dentro de estos estanques de agua mucho sulfato de magnesio, con el objetivo de aumentar la densidad del agua, de modo que la persona se pudiera mantener flotando sin dificultad en posición horizontal, con el cuerpo sumergido casi completamente, pero con la cabeza fuera del agua, en un fenómeno similar a lo que ocurre con las saladas aguas del mar muerto. Las capsulas modernas se atienen al mismo principio de flotación, ocupando gran cantidad de sulfato de magnesio, llamado también "Sal de Epsom", que se utiliza habitualmente como sal de baño. De hecho, la compañía estadounidense I-sopod, una de las empresas de flotación más populares a nivel mundial y que recibe 1200 visitantes al mes, ocupa 525 kilogramos de este compuesto en mil litros de agua, en tanques de 30 centímetros de profundidad, calentados a 35,5 grados Celsius, es decir, la misma temperatura que la piel.

“Inmerso en un estado de ultra relajación el cuerpo “resetea” su balance metabólico y hormonal, acelerando la recuperación de los efectos del estrés, enfermedades y lesiones”, dicen en la compañía.

Al estar el agua a la misma temperatura que el cuerpo, la persona tiene la sensación de que su piel pierde el sentido del tacto, por lo que más que percibir que se está sumergido en el agua, el cerebro interpreta que se está flotando en el aire. Además, la cantidad de sulfato de magnesio contenido al interior de los tanques, permite que la persona pueda quedarse dormida, incluso sin balancearse.

Además del agua a temperatura corporal, las cámaras están insonorizadas y en completa oscuridad, generando una privación sensorial total. La experiencia puede ser extraña, por lo que se requiere cierta estabilidad y madurez psicológica para no entrar en pánico o angustia, por lo que se recomienda sólo para adultos.

Hay muchas compañías que ofrecen el servicio de tanques de relajación. En Latinoamérica han surgido diversas compañías como HydroFloat en Argentina, KuFlotarium en Ecuador, Float en Guatemala.

Beneficios de entrar en un tanque de aislamiento

La revista Mens Health nombró las ventajas que puede tener introducirse en una de estas capsulas, como disminuir el cortisol, por ende bajar los niveles de ansiedad y tensión. También disminuir los dolores crónicos, batallar en contra de la depresión, y luchar en contra de las adicciones, además de subir el estado de animo del individuo.

A nivel muscular, “en las sesiones de flotación, las disminuciones de tensión muscular y dolores fue evidente. Para ambas variables los pacientes indicaron una disminución de un 25% en la primera sesión, y una reducción de un 33% para la tercera sesión” , dijeron el Doctor Roderick Borrie, y la Doctora Tamara Russell, del Flotation Therapy Research Group.

También, ya que las capsulas tiene altos niveles de magnesio, este elemento es absorbido por el cuerpo a través de la piel, permitiendo que las personas que tienen deficiencia de aquel elemento, puedan beneficiarse de él.

¿Has probado una de estas cámaras? ¿Qué haces para relajarte?