La paciencia es escasa en estos días. Quien quiera que haya querido, alguna vez, aprender una habilidad motriz, ya sea un deporte, un instrumento o un videojuego (porque ese mouse no se mueve solo), se preguntará cuán pronto llegará ese maravilloso momento donde verá resultados.
La realidad suele ser dura y desmotivadora, sobre todo cuando se repite el credo del sociólogo Malcolm Gladwell, quien popularizó la idea de que se necesitan chorrocientas horas para dominar una habilidad (chorrocientas = 10.000), a pesar de que existen otros expertos que lo rebaten.
Aunque todavía se necesiten de miles de horas para dominar una habilidad, ¿no sería increíble acelerar todo el proceso en, digamos, un 100%? ¡Buenas noticias! Esto es posible según un reciente estudio médico.
Un equipo de médicos de la Escuela de Medicina Johns Hopkins, indagó en la importancia del proceso de reconsolidación de memorias en el aprendizaje de habilidades motrices.
Ok, eso sonó aburrido y complejo, así que vamos por parte. La reconsolidación ocurre cuando rebuscamos en nuestra memoria un recuerdo. Podríamos decir que este se hallaba cómodo en su casa de campo, lejos del barullo de la existencia, cuando lo recordamos e, inevitablemente, cambiamos para siempre. Es un término muy cool ahora mismo en el mundo de las ciencias, porque en los últimos años se ha demostrado que en plena reconsolidación, las memorias son maleables al punto de poder ser reprimidas en cierto grado.
Este grupo de médicos se preguntó, entonces, si este periodo de susceptibilidad podía ser manipulado para tener un efecto en el desarrollo de habilidades motrices que se basan en la memoria muscular; desde golpear una pelota de fútbol, hasta aprender una escala musical en piano y derrotar a Bowser por enésima vez.
Para ello realizaron un estudio donde tres grupos de personas, bajo distintas condiciones, aprendieron una nueva habilidad. Así sucedió:
El objetivo era aprender a controlar el cursor de una pantalla, en vez de con un mouse, mediante un pequeño aparato que se apretaba, llamado transductor de fuerza. Los investigadores invitaron a los tres grupos a realizar sesiones de práctica durante 45 minutos, donde su desempeño era medido en tiempo y precisión.
Luego de 6 horas, tiempo mínimo necesario para que las memorias puedan ser consolidadas, se volvió a llamar a dos grupos (el otro era el grupo de control, por lo que no participó en la segunda sesión). Mientras que al primer grupo se les realizó exactamente las mismas pruebas que en la sesión previa, al segundo, sin avisarles, se les aplicó pequeñas variaciones en cada prueba, con el fin de acentuar el proceso de reconsolidación.
Al día siguiente se realizó la última sesión y se compararon los resultados. El peor grupo fue, como se podría esperar, el de control que no realizó una segunda sesión. Luego vino la gran sorpresa: el segundo grupo, de las pruebas ligeramente modificadas, duplicó los puntajes en rapidez y precisión del primer grupo, aquel que realizó exactamente la misma tarea.
Pablo Celnik, profesor asociado y líder del proyecto, traduce los resultados como prueba de que variar ligeramente la tarea cuya habilidad quieres dominar, es una forma de aprender más rápido y en mayor cantidad que el enfoque tradicional de repetir el mismo ejercicio una y otra vez.
El argentino, eso sí, hace énfasis en lo delicado que debe ser el cambio. "Si haces las tareas alteradas demasiado distintas, la gente no obtiene las ganancias que observamos durante la reconsolidación. La modificación entre sesiones debe ser sutil".
Aplicadas a un deporte, Celnik sugiere, por ejemplo, cambiar ligeramente entre entrenamientos el tamaño o peso de los objetos con los que se interactúa (la pelota, la raqueta, el bate, etc.).
Celnik menciona que poco se sabe sobre la relación entre reconsolidación de memorias y el desarrollo de habilidades motrices, por lo que se entiende que un solo estudio limitado a un ejercicio no puede abarcarlo todo y se trata, más que nada, de un entendimiento exploratorio. Sin embargo, destaca el potencial que podría tener las conclusiones de su estudio en otras áreas, más allá del aprendizaje musical y deportivo.
Los programas de rehabilitación motora para personas que han sufridos de daño cerebral o amputaciones, por ejemplo, podrían utilizar este enfoque para maximizar el aprendizaje en periodos de tiempo limitados.