Imagen: César Mejías

No se trata de que trabajes duro, lo que importa es que trabajes mejor

En Chile (y en casi todo el mundo) creemos que largas horas de trabajo extenuante son sinónimo de ser un buen empleado, pero ¡no es así! Lo que cuenta finalmente son tus resultados. Si aprendes a optimizar tu trabajo y a disfrutarlo podrías trabajar menos, producir más y tener más energía.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2016-03-31 | 12:27
Tags | trabajo, horario laboral, cansancio, esfuerzo, consejos, optimización

La veces en la vida en que has sentido que hiciste un gran trabajo, completaste una gran obra u obtuviste buenos resultados en lo que sea, ¿cuánto has tardado?, ¿cuán cansado te sentiste al terminar?, ¿cuánto esfuerzo invertiste? Cuando llegas cansado a tu casa después de un agotador día de trabajo, ¿realmente obtuviste buenos resultados, cumpliste metas importantes? De alguna manera, tenemos seteado en nuestros cerebros que entre más horas invertimos en un trabajo o más cansados nos sentimos al terminar el horario laboral, mejores trabajadores somos. Hoy queremos poner esta premisa en cuestión y preguntarnos si realmente esto es cierto o es sólo una ilusión psicológica.

 Oliver Burkeman es periodista del periódico The Guardian, experto en temas motivacionales y ha escrito libros como The Antidote: Happiness for People Who Can't Stand Positive Thinking (El Antídoto: felicidad para personas que no pueden soportar el pensamiento positivo). Recientemente publicó en el sitio 99u un artículo en el que analiza este tema, postulando que es necesario que en nuestras sociedades no sigamos asociando largas y extenuantes horas de trabajo con un sistema de recompensas (o, entiéndase, sueldo).

La ilusión del trabajo

En el artículo, Bukerman analiza cómo cuando estamos más cansados, sentimos que hemos hecho lo correcto. Un entendimiento que, a mi parecer, tiene mucho de culposo. Si disfruto lo que hago, si soy eficiente y hago mi trabajo rápido y con gusto, si me siento radiante luego de terminarlo y tengo tiempo libre por las tardes, muchos me van a juzgar diciendo que trabajo poco, incluso deslizando la idea de que soy algo floja. Pero si los resultados fueron buenos, ¿se podría decir que realmente soy floja?

En el fondo, lo que estamos haciendo es confundir esfuerzos con resultados, lo que son conceptos absolutamente distintos. Estamos de acuerdo en que, en general, para obtener lo que queremos debemos esforzarnos, nadie logra grandes cosas sin salirse de su zona de confort. Pero eso no tiene por qué convertirse en un calvario, al contrario, podemos disfrutar el recorrido y, es más, incluso lograrlo en un tiempo acotado. Un ejemplo perfecto es el que pone el mismo Bukerman: el resultado del trabajo de un artista que trabaja en campos creativos es una obra, poco importa cuán agotado esté al finalizarla, lo que cuenta es sencillamente que esté acabada y que cumpla con sus expectativas.

Los sicólogos utilizan el término “ilusión del trabajo” para definir este problema: tenemos la ilusión de que hemos trabajado correctamente si nos sentimos cansados, si no es así, sentimos que tenemos algo pendiente y nos cuesta tener tiempo de ocio. Incluso hay quienes se aburren si tienen tiempo libre, un mal muy de nuestros tiempos. El consejo es siempre procurar tener tiempo libre, saber de qué cosas disfrutamos aparte de nuestro trabajo y, si no lo sabemos, averiguarlo. Qué música nos gusta, qué películas preferimos, qué lugares de nuestra ciudad son nuestros favoritos o si nos gusta o no cocinar.

Dan Ariely, un economista del comportamiento, ilustra el problema de la “ilusión del trabajo” de una manera muy clara: un cerrajero trabajaba todos los días con horario normal como todos los mortales, sin embargo, un día comienza a ser más eficiente que nunca y siente que hace su trabajo mucho mejor que antes. Paradójicamente, comienza a recibir quejas de sus clientes. Como estaba siendo más rápido, cada trabajo le demandaba menos tiempo y menos esfuerzo, lo que hacía que la gente se sintiera engañada. Si la gente veía que el trabajo salía rápido, juzgaban que no había existido el esfuerzo suficiente de por medio y que, por lo tanto, ese trabajo no valía la pena. En vez de juzgar los resultados, se concentraban en esto.

Otro ejemplo de lo mismo, es que un estudio determinó que la gente prefiere los sitios web de búsqueda de vuelos que tardan más en entregar resultados. Al parecer, cuando los resultados aparecen muy rápido, juzgan que "no buscó suficiente" y desconfían de los resultados.

Este comportamiento enfocado en el esfuerzo más que en los resultados se aprecia también en nuestra educación y, sobretodo, en las oficinas. Además de imponernos horarios de trabajo que son totalmente indiferentes a nuestro nivel de resultados, los jefes suelen hacer notar la "dedicación" de sus empleados cuando estos les piden un aumento o muestran preferencia hacia aquellos que consideran más "trabajadores", basados en la cantidad de horas de que pasan en el trabajo, más que en la consecución de resultados. Incluso muchos sistemas de gestión de tareas, algunos muy buenos, presentan un acercamiento enfocado en "tachar tareas en la lista", sin jamás detenerse a cuestionar si valía la pena hacer esas tareas en primer lugar.

Algunos consejos para obtener buenos resultados y no agotarte en el intento

Frente a esta realidad, Bukerman nos ofrece ciertos consejos:

- Si eres jefe y uno de tus empleados viene a pedirte un aumento, no juzgues el esfuerzo (entendido como horas de trabajo extra o el nivel de cansancio que ves en sus ojeras), si no los resultados reales de su trabajo semanal. Puede que te lleves más de una sorpresa.

- Si eres un trabajador como todos, deja de preocuparte de tus pendientes, ocúpate de tus tareas actuales, ¿tienen sentido?, ¿son realmente importantes? A veces pasamos más tiempo preocupados de lo que nos queda por hacer que concentrados en lo que estamos haciendo.

- Cuando llegues en la mañana al trabajo, comienza de inmediato a ocuparte de aquello que es más importante o más urgente. Las pequeñas tareas que no son fundamentales déjalas para el último. Verás cómo tu trabajo se hace más eficiente y rápido.

-Si puedes, limita tu tiempo de trabajo. Por ejemplo, si trabajas ocho horas diarias, limítalas a seis (es posible que la mayoría de los chilenos no podamos hacer algo así, pero el que puede, que lo haga). De esta manera te obligarás a realizar las tareas más importantes con mayor prioridad y verás cómo tu trabajo se optimiza. A veces pensamos que necesitamos esas ocho horas de trabajo para realizar todo lo que tenemos que hacer en el día pero, ¿cuánto tiempo estamos metidos en Facebook, tomándonos un café hablando del fin de semana o repasando cosas que ya están listas?

Y lo más importante, siempre recuerda que tu nivel de cansancio no es en ningún caso un indicativo de que eres un buen empleado, los resultados son los que cuentan. En resumen y tal como nos advierte Bukerman, “el camino hacia la realización creativa podría tomar mucho menos tiempo de lo que piensas”.

¿Crees que podrías acortar tu horario laboral optimizando tu trabajo?