Imagen: César Mejías.

Una buena y otra mala: las energías renovables crecen como nunca, pero no basta para frenar el cambio climático

El último informe respecto a la situación de las energías renovables en el mundo indica que todo marcha viento en popa. Sin embargo, el ritmo de estos esfuerzos no bastan para detener el cambio climático.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2016-03-31 | 15:28
Tags | energía renovable, energía limpia, sustentabilidad, cambio climático, calentamiento global

Cuando vemos los medios plagados de noticias que apuntan a fortalecer las energías renovables y a demostrar cómo las cosas se están haciendo bien en otros países y también en Chile, sentimos cierto optimismo y pensamos que efectivamente el calentamiento global es un fenómeno frenable. Queremos pensar que es así y que las iniciativas que día a día son desarrolladas por mentes creativas alrededor del mundo tendrán sus efectos positivos en nuestro ecosistema. Y efectivamente los tendrán, el problema es que, al parecer, todavía no son suficientes.

Las buenas noticias para nuestro planeta

La consultora Bloomberg New Energy Finance y la Escuela de Frankfurt (colaboradora del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), acaban de publicar el informe “Tendencias Globales en la Inversión en Energías Renovables”, en el cual se evalúa la situación actual del mundo en cuanto a la producción de energías renovables, en contraposición a la explotación y uso de combustibles fósiles. Para nuestra satisfacción, la primera mirada es favorable.

Durante el año 2015, el mundo invirtió 286 millones de dólares en energías renovables, es decir, el doble de lo que se gastó en carbón y gas. La energía renovable proporcionó durante el año pasado el 10,3% de la energía total utilizada en el mundo, creciendo un 1,2% respecto a 2014. Gracias a estas cifras, las energías renovables dejan de ser un mercado de nicho y se transforman en una industria de peso mundial que crece de manera pujante y sin precedentes: la energía eólica, la solar, la geotérmica y la biomasa son las que llevan la delantera.

En el informe, las grandes hidroeléctricas quedan fuera de la consideración de energías renovables, ya que las organizaciones consideran que, si bien aprovechan un recurso renovable como es el agua, se trata de una tecnología de alto impacto medioambiental. Pero si sumamos la energía proporcionada por éstas y por las centrales de energía nuclear, las cifras son aún más sorprendentes: el conjunto total proporciona actualmente el 33% de la electricidad mundial. Se trata de energía limpia, que no quema combustibles fósiles y que, por lo tanto, no emite CO2 a la atmósfera. Un gran logro para el planeta.

Pero la era del combustible fósil sigue instalada en su sofá y no quiere moverse

Pese a este positivo balance inicial, si echamos una mirada más general del problema, el informe arroja que aún nos queda mucho por delante. La era de los combustibles fósiles aún está muy lejos de ser dejada atrásy a este ritmo, el cambio climático continuará su recorrido, en este momento no contamos con las armas necesarias para detenerlo.

Como el carbón y el gas natural son energías que cuentan con mayores plantas de explotación y más desarrollo, su precio es más barato, su oferta es mayor y, por lo tanto, son más demandados.Se trata de una industria aún en expansión que año a año continúa construyendo más y más plantas, llevando electricidad a millones de hogares y enviando a la atmósfera cantidades de CO2 que no hacen más que potenciar el calentamiento global. De acuerdo a las predicciones de los expertos presentadas en el informe, esta dinámica está lejos de frenarse y se cree que las emisiones de CO2 en el sector energético llegarán a su máximo recién el año 2026. En otras palabras, nos queda un largo camino que recorrer junto a los combustibles fósiles; se han instalado en nuestro planeta y no planean moverse, a no ser que pronto hagamos algo.

Uso de energías por tipo desde 1965 a 2014, en equivalencia a millones de toneladas de petróleo. Gris claro: carbón. Verde: petróleo. Naranja: gas natural. Rojo: nuclear. Gris oscuro: hidroelectricidad. Amarillo: energías renovables.

Además, hay otro elemento que debemos tomar en cuenta y que es de suma importancia: el informe se centra en el sector de la electricidad, el que solamente representa el 40% de las emisiones de CO2 relacionadas a la energía, ¿qué hay del resto? ¿cuáles son las cifras de CO2 emitido a la atmósfera por parte del transporte o de las grandes industrias?

¿Cuál es el desafío entonces? Reducir drásticamente las emisiones de CO2 a la atmósfera, de manera que durante la segunda mitad del siglo XXI, nuestros hijos puedan disfrutar de un mundo que no corra el riesgo de estar sobre calentándose. Y la única manera de hacerlo es reemplazar la energía producida por combustibles fósiles, por energía limpia y renovable, no sólo en las redes eléctricas, sino también en los sistemas de transporte e industriales.

El llamado de las naciones Unidas: “Debemos cambiar inmediatamente los combustibles fósiles por energías renovables”

Ban Ki-Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, hace un llamado muy claro al inicio del informe. En primer lugar, recuerda a las naciones el Acuerdo de Paris de 2015, adoptado de manera universal y que apunta a acelerar la merma en las emisiones de carbono mundialmente. Asegura que los gobiernos, los privados y los inversores de todo tipo ya se han puesto en marcha y tienen claro que el desarrollo sostenible depende, en parte, de detener las perjudiciales consecuencias del cambio climático.

Sin embargo y para impedir que las temperaturas sigan subiendo, hace una firme sentencia: “debemos cambiar inmediatamente los combustibles fósiles por energías renovables. La energía sostenible y renovable es cada vez mayor, pero no crece lo suficientemente rápido como para satisfacer la demanda de energía prevista. Si queremos ser coherentes con la meta de cero emisiones de gases de efecto invernadero en la segunda mitad de nuestro siglo, es necesario reducir o terminar con la producción de energía mediante combustibles fósiles, a no ser que las tecnologías de captura de carbono se transformen en algo disponible ampliamente y se utilicen de manera rápida en todas partes”.

Para comprender la magnitud del desafío, miremos este gráfico.


Gráfico de Roger Pielke Jr., autor de The Climate Fix.

Las barras indican la proporción de energía renovable consumida por año desde 1966 hasta el 2014, mientras que la línea verde indica la tendencia que se debe seguir para alcanzar la meta de 90% de energía renovable hacia la segunda mitad del siglo. Esto implica, según este artículo, incorporar 1 gigawatt de energía limpia cada día durante un siglo, equivalente a construir una planta nuclear o 1.500 turbinas eólicas diarias. Y eso, sin contar la transformación de vehículos e industrias.

En todo caso, mirando las cifras del informe, Ban Ki-Moon está muy lejos de ser alarmista, al contrario, está reconociendo el camino recorrido, pero alertando sobre las acciones que debemos tomar de manera inmediata. Entre ellas: los gobiernos deben crear igualdad de condiciones para la inversión en energía limpia, eliminar los subsidios a las empresas que trabajen con combustibles fósiles y fortalecer las normativas respecto a estos temas.

Ahora, si tomamos en cuenta algunos sucesos descritos en el informe, veremos que efectivamente la voluntad existe. Por ejemplo, a pesar de los altos índices de contaminación que existen en China, éste país lleva la delantera en lo que se refiere a inversión en energía renovable. Por otro lado, los vehículos eléctricos son cada vez más comunes en el mundo, las baterías de litio están cada vez más baratas y sólo el año pasado las ventas de este tipo de automóviles aumentaron un 60% respecto al año anterior, esto a pesar de que los precios del petróleo estén cada vez más bajos.

Y Chile ya se ha puesto en marcha

Chile no es una isla aparte en la que no se toman resguardos al respecto, aquí el tema está en marcha y nuestro país tiene un papel destacado en el informe; está dentro de los 10 países que más invirtieron en energías renovables durante el 2015. Durante el año pasado, Chile aumentó su inversión en un 154%, alcanzando los 3.400 millones de dólares. Y esto es un síntoma de un fenómeno mayor: por primera vez, las inversiones en energías renovables fueron más altas en los países en desarrollo que en los desarrollados.

En este sentido, nuestro país lleva la delantera junto a otras naciones de África y, sin duda alguna, China. Es de esperar que esta tendencia continúe y que pronto el llamado de las Naciones Unidas sea a mantener una situación energética mundial favorable con el medio ambiente, y no a la necesidad de continuar revirtiendo índices de emisiones de CO2 que continúan alentando el cambio climático.

¿Qué cambios crees que podrían hacerse en Chile para disminuir o terminar con las emisiones de CO2?