Imagen: Rodrigo Avilés

¿Dejas todo para después? ¡Felicitaciones! Procrastinar podría ayudarte a ser más creativo

No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, a no ser que lo que puedas hacer mañana sea más creativo e interesante que lo que harías ahora. Alégrate, que después de leer esto, podrás procrastinar sin remordimiento.

Por Rodolfo Westhoff @rwesthoff | 2016-04-12 | 10:30
Tags | Procrastinar, postergar, aplazar, ciencia, sociedad

Mañana es la fecha límite para entregar tu informe/tesis/trabajo y estás ahí, sentado frente al escritorio, lamentándote el haber pasado las últimas 24 horas jugando Candy Crush, viendo House of Cards y limpiando (como nunca) tu habitación. Así que ahora sabes que tendrás que pasar de largo para poder cumplir con el plazo y no sufrir las consecuencias de tu extensa procrastinación (o acción de aplazar las cosas).

Aunque en realidad tu posición podría no ser del todo mala. De hecho, podría incluso ayudarte a ser más creativo y a tener ideas más novedosas. O al menos eso plantea en una charla TED Adam Grant, psicólogo organizacional de la Escuela de Negocios de Wharton de la Universidad de Pennsylvania. Eso sí, no es llegar y dejar todo para mañana. De partida, no todo trabajo requiere creatividad, algunos requieren sólo trabajo duro y cuanto antes comiences, mejor. Pero incluso para aquellos que sí requieren ser creativo e innovador, hay un momento y una dosis adecuada de procrastinación que te podría ayudar a pensar más las cosas y a tener mejores resultados.

¿Cómo lo supo?

Todo surgió de una experiencia personal de Adam, al que dos alumnos se le acercaron con una idea de emprendimiento de venta online de lentes. Ninguno de los dos cumplían lo que él entendía como un "perfil emprendedor": personas arriesgadas, decididas y proactivas. En lugar de lanzarse por completo, ambos habían conseguido trabajos y no tenían pensado renunciar por un buen tiempo. Estaban llenos de dudas. El día antes del lanzamiento de negocio online, aún no tenían un sitio web funcional. Así que Adam no quiso invertir, simplemente gente así no podría tener éxito. Hoy, ese emprendimiento (Warby Parker) vale sobre mil millones de dólares y las inversiones de Adam las maneja su mujer.

¿Cómo se equivocó tanto? A partir de esa experiencia, Adam empezó a investigar a los que él llama "los originales"; aquellos inconformistas que lideran la innovación en el mundo. Y descubrió que no se parecen en nada a lo que siempre entendemos como el emprendedor exitoso. ¿Uno de sus principales rasgos?... ¡Procrastinan!

Todo parte de la premisa que quienes no procrastinan y realizan sus trabajos de inmediato, se sumergen en la ansiedad y por lo tanto, no terminan dando con ideas originales. En tanto, en el otro lado están quienes dejan para última hora sus trabajos y están tan ocupados haciendo cualquier cosa, que tampoco terminan teniendo ideas creativas. 

Sin embargo, existe un maravilloso punto intermedio que podría ser el catalizador de buenas ideas: procrastinar después de saber qué tarea debes desarrollar, pero en una dosis moderada.

Y para fundamentar esta conclusión, Adam realizó un experimento. Se le asignó a un grupo de personas la tarea de crear nuevas ideas de negocios, las que serían evaluadas en cuanto a creatividad y utilidad por un público independiente de lectores. Quienes tenían que diseñar las nuevas ideas fueron separados en tres grupos: al primero se les pidió que trabajaran de inmediato, mientras que al segundo se le pidió que jugaran Buscaminas durante cinco minutos. Finalmente, el tercer grupo tenía que jugar Buscaminas durante el doble del tiempo.

¿Los resultados? Los procrastinadores moderados (quienes jugaron Buscaminas durante cinco minutos) fueron 16% más creativos que los otros dos grupos. Y la lógica detrás es que hacer otra cosa durante un rato después de saber la tarea que tienes que desarrollar, ayuda a que tengas el trabajo presente en tu cabeza, lo que potencia la incubación de nuevas ideas.

Los beneficios de procrastinar

Según Adam, la procrastinación moderada te da tiempo para considerar ideas divergentes, pensar en maneras no lineales y realizar saltos de lógica que tradicionalmente te podrían parecer inesperados. Y tiene razón si consideramos que generalmente, nuestras primeras ideas son las más convencionales.

En ese sentido, cita a Aaron Sorkin, productor estadounidense de series y películas como “The Social Network” y “Steve Jobs”, quien en una entrevista dijo “tú lo llamas procrastinar, yo lo llamo pensar”.

Y si bien postergar las cosas no ayuda en términos de productividad, sí puede constituirse como una virtud en cuanto a la creatividad. Según Adam, un montón de pensadores y creativos han demostrado ser rápidos en emprender con nuevas ideas, pero lentos en el proceso de terminarlas y llevarlas a cabo.

No sólo tú: grandes personajes procrastinaban

“Con el tiempo he descubierto que varios grandes pensadores o creativos de la historia han sido procrastinadores”, sentencia Adam. Y uno de los ejemplos que plantea es el de Leonardo da Vinci. A su juicio, el haberse demorado 16 años en crear a su famosa obra de la “Mona Lisa” le sirvió para desarrollar uno de los más grandes exponentes de la pintura. Sobre todo por las variaciones que llevó a cabo en términos de la óptica, lo que influyó en la representación única de la luz en su obra maestra. Algo que logró postergando la finalización de su trabajo.

También está el caso de Martin Luther King. La noche anterior a su discurso más importante de toda su vida, estuvo despierto hasta las tres de la mañana reescribiéndolo. De hecho, antes de subir al escenario para hablar, seguía haciendo modificaciones en su escrito, cuenta Adam. Y después de 11 minutos de estar dando su discurso, dejó a un lado sus anotaciones y dijo las cuatro palabras que marcaron su legado y que no estaban escritas: “I have a dream” (“Tengo un sueño”). Según Adam, haber aplazado su tarea hasta el último momento, le ayudó a abrirse a un rango más amplio de ideas, lo que también le permitió improvisar de una mejor manera.

Y en una columna para el New York Times, el mismo psicólogo cuenta cómo Steve Jobs también era un procrastinador constante. Lo mismo pasaba con Bill Clinton, quien ha sido descrito como un “procrastinador crónico”. Asimismo, se habla que el arquitecto Frank Lloyd Wright procrastinó durante un año en una comisión para dar con Fallingwater (o la “Casa de la cascada”), su obra maestra.

Otras características de los "Originales"

Adam menciona otras dos características de la personalidad "original":

Primero, dudan de sus ideas, pero no de sí mismos. Mientras dudar de ti mismo te paraliza, tener dudas sobre tu idea te obliga a buscar alternativas y adelantarte a los riesgos que probablemente enfrentarás. Lejos de no tener miedo, el original teme fracasar, pero teme más no intentarlo. Y desconfía de la solución estándar.

Segundo, se equivocan. Y mucho. De hecho, fracasan mucho más que el resto, porque intentan más cosas. Y no les importa, saben que sean recordados por sus éxitos, no por sus fracasos; y mientras más se equivocan, más aprenden, hasta que aciertan. De hecho, les hemos contado sobre los fracasos de emprendedores y famosos en otras ocasiones.

Así que ya lo sabes, si dudas de tus ideas, tardas en completar tus encargos y siempre estás intentando cosas nuevas, no eres un fracaso, por el contrario, probablemente vas camino al éxito.

¿Sueles postergar las cosas que debes hacer?