No. No veremos a Matthew McConaughey ni a Anne Hathaway aventurándose en el espacio y viviendo en carne propia las leyes de la fÃsica fuera de la Tierra. Tampoco a alguien remotamente humano. Y es que Breakthrough Starshot, el nuevo super plan de exploración espacial dado a conocer esta semana, estará en manos de una flota de sondas robóticas no tripuladas (cada una no más grande que un iPhone).
Aunque no por eso hay que mirarlo en menos. De hecho, la iniciativa corresponde a la más ambiciosa de su tipo en la historia de la humanidad. Y es que se espera que las sondas lleguen al Sistema estelar Alfa Centauri. Ahà se quiere realizar un análisis completo del millón de estrellas más cercanas a la Tierra. Y este sistema queda nada más ni nada menos que a 4,37 años luz de distancia.
Para hacerse una idea: la sonda que más lejos ha llegado hasta ahora en el espacio es el Voyager 1, la que se encuentra a sólo 16 horas luz. Es decir, muchÃsimo menos de lo que espera alcanzar la nueva misión.
Para recorrer esas 16 horas luz de distancia, el Voyager 1 se ha demorado casi 40 años. A esa velocidad, la misión Breakthrough Starshot llegarÃa a su destino en alrededor de 100 mil años, dejando como rey al Transantiago en términos de velocidad. Pero la verdad es que no contaban con la astucia de las sondas del nuevo plan. Se espera que estas viajen a 215 millones de kilómetros por hora, algo asà como el 20% de la velocidad de la luz.
Todo esto se hará gracias a la tecnologÃa de las nanocraft (naves muy, muy pequeñas), las que están compuestas de dos elementos principales:
-StarChip: consiste en un componente microelectrónico capaz de almacenar cámaras, propulsores de protones, abastecimiento de energÃa, sistemas de navegación y comunicación remota. Es decir, permite tener una sonda espacial completamente funcional.
-Lightsail: se trata de un metamaterial (un producto artificial con funciones que no existen en la naturaleza), que gracias al desarrollo de la microtecnologÃa, permite la fabricación de una especie de “volantÃn espacial†de un metro de diámetro aproximadamente, pero de no más de unos cientos de átomos de espesor. (Ya les habÃamos contado de esta revolucionaria tecnologÃa en este artÃculo).
Por su parte, la sonda será impulsada por un rayo de luz. Este nacerá desde un grupo de antenas capaces de emitir rayos láseres, cada una con la potencia de 100 gigawatts.
Desde la página de Breakthrough sostienen que este tipo de tecnologÃa mencionada anteriormente ya existe o es muy probable que sea asequible durante un futuro cercano. Lo que transformarÃa, según ellos, en el sistema más plausible para poder lanzar una misión realista hacia Alpha Centauri, por lejos.
Y funcionarÃa más o menos asÃ:
Contrario a lo que uno podrÃa pensar, no se trata de un grupo de desconocidos soñadores intentando ganar publicidad gratuita. Dentro de quienes están involucrados en el financiamiento del proyecto se encuentran nada menos que Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, el astrofÃsico, cosmólogo y fÃsico teórico Stephen Hawking y el millonario y filántropo ruso, Yul Milner. Sin embargo, el equipo de trabajo está liderado por el ex director de la NASA, Pete Worden y está compuesto por una serie de importantes cientÃficos y expertos de la materia. O sea, gente que sabe.
Y como eso de disparar rayos laser al espacio no es barato, el proyecto contempla un presupuesto inicial de US$ 100 millones. Este servirá para trabajar en el diseño de ingenierÃa que demuestre la viabilidad del concepto que se propone para lograr la misión. En tanto, la siguiente etapa requerirá de un presupuesto similar al de las investigaciones cientÃficas más importantes del momento. Y para llevarse a cabo, se espera fabricar una nave madre con un centenar de nanocrafts (naves miniatura) en su interior, las que serán liberadas desde el espacio para comenzar la exploración.
Pero una de las principales dificultades que plantea este proyecto, consiste en el mecanismo del impulso a través de los rayos láser. Lo que propone la iniciativa es que la energÃa de estos pueda ser reflejada en alrededor de un 99% por parte de las sondas. De lo contrario, estas terminarÃan derritiéndose debido a la cantidad de energÃa recibida. El asunto es que aún no está claro si esto podrá funcionar de esa manera.
El otro problema se debe a la enorme distancia que las sondas esperan recorrer. Entre tanto espacio, la probabilidad de que impacten con otro objeto es muy alta. Incluso si se considera que las naves serán muy pequeñas. Además, debido a la gran velocidad a la que se estarán desplazando, cualquier colisión podrÃa resultar letal para estos pequeños robots.
También está el dilema de la alta velocidad a la que se estarán moviendo. La cantidad de energÃa que absorberán las sondas debido al movimiento será increÃble, y a pesar que los electrones que las compongan son considerados “robustosâ€, la verdad es que nunca han sido testeados en un escenario de esas caracterÃsticas.
De todos modos, la iniciativa también contempla un concurso abierto a todas las personas del mundo. ¿El propósito? Diseñar un mensaje en nombre de la Tierra, que pudiera ser potencialmente entendido por cualquier otra civilización. La idea es fomentar un debate sobre la ética en torno a enviar mensajes más allá del planeta. ¡Y habrá un premio de US$ 1 millón! Eso sÃ, todavÃa no se dan a conocer los detalles de la competencia.