Llega el plato servido a tu mesa y solamente te queda disfrutar de una buena comida. O con un soñado celular en tus manos, probar sus novedades tecnológicas. O saliendo de la tienda con un look digno de Instagram, gozar de lo bien que te ves con la nueva prenda (que además estaba en oferta). Pero, ¿sabes cómo se hizo ese producto?
Es normal que nuestros ojos no vean el proceso productivo de las cosas que compramos, pero muchas veces esa "ceguera", nos lleva a ignorar que muchas cosas tienen el riesgo de haberse armado a costa del trabajo de esclavos y de niños. No es una realidad tan lejana, de hecho es bastante común, ya que varios países donde se obtienen materias primas o semi-procesadas tienen leyes muy diferentes con respecto al trabajo o, de lleno, es más fácil hacer cosas ilegales.
El computador o celular donde lees esta nota, es probable que tenga piezas conflictivas. La República Democrática del Congo es fuente del mineral tungsteno, indispensable para la tecnología y en esas selvas tropicales del África, la única ley que corre es la del fusil. Fue por eso que Intel hizo un enorme trabajo para investigar todas sus líneas de producción y acabar con los proveedores que extraían materiales de zonas dominadas por grupos guerrilleros que tenían a las personas sometidas al trabajo prácticamente en condiciones de esclavitud.
Ahora la cruzada es por la moda, con Child Labor Free (libre de trabajo infantil) una nueva etiqueta que da visibilidad al problema de la esclavitud infantil y busca masificar la certificación de las marcas en la producción de la moda.
Los niños son abundantes en la cadena de suministro de moda. Partiendo por los campos de algodón de Uzbekistán, pasando por los molinos de la India o las curtiembres y fábricas textiles de Bangladesh. Se pueden les pagar menos y explotar más que los adultos, esa es la cruda realidad.
Child Labor Free es una fundación que nació en Nueva Zelanda para luchar contra este abuso laboral. Le ofrece a las empresas una etiqueta que acredita que ni ellas ni sus proveedores han utilizado mano de obra infantil, tras someterse a una auditoría independiente a cargo de la consultora Ernst & Young.
"De la misma manera que buscamos el sello 'libre de crueldad' en los productos de belleza y buscamos productos 'orgánicos' en nuestros supermercados, creemos que 'Libre de trabajo infantil' (Child Labor Free) necesita convertirse en un estándar reconocido a nivel mundial", explica Michelle Pratt, fundadora y directora general de Child Labor Free.
Llevar una de estas etiquetas, asegura que la auditoría ha inspeccionado in situ fábricas y proveedores y que la marca puede evidenciar que no utilizan mano de obra infantil en su proceso y que han eliminado esos suministros en el caso de haberlo. Como la fabricación tiene varias etapas, hay diferentes etiquetas:
1. Manufactura
"Los fabricantes que reciben la etiqueta se han comprometido a asegurar que no hay trabajo infantil en la fabricación de sus productos, lo que ha sido verificado a través de nuestro sólido proceso de auditoría".
2. Componente
"Las empresas reciben la etiqueta de Componente si han dado el siguiente paso para asegurar que la prohibición del trabajo infantil esté involucrado en la producción de los componentes, así como la fabricación directa de sus productos".
3. Fuentes
"La acreditación de fuente proporciona la garantía de que ningún niño ha estado involucrado en cualquier etapa de la creación del producto; desde la granja hasta la tienda. Es completamente libre de trabajo infantil".
La organización, creada por diseñadores neozelandeses como Hailwood, Kate Sylvester o Stolen Girlfriends Club, cuenta con el apoyo de UNICEF. Actualmente se encuentran trabajando en una fase piloto del sello, con diferentes marcas locales y la etiqueta será lanzada mientras se celebra la Semana de la Moda de Nueva Zelanda, en agosto de este 2016.
"Creemos que los consumidores y empresas de todo el mundo pueden trabajar juntos para crear un cambio significativo, haciendo una diferencia en las vidas de los niños y las comunidades en las que viven", afirman en su página web.
Los debates en torno al trabajo infantil son muy complejos. Los niños trabajan porque necesitan mantener a sus familias, en países donde el sueldo mínimo para los adultos es demasiado bajo y donde las condiciones de pobreza son tan extremas que esto se transforma en un sistema para sobrevivir.
En 1992, la Organización Internacional del Trabajo estableció el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) que, junto a otros esfuerzos, han logrado reducir drásticamente el número de niños trabajadores. Desde el año 2000, se ha reducido en un tercio, de 246 millones hasta 168 millones. ¿Cómo seguir luchando?
1. Visibilizar el problema
La cruda realidad de las fábricas textiles en Bangladesh, el impacto de bloggeros de moda noruegos al conocer dónde y cómo se hace la ropa que visten y promueven, son ejemplos. Hay varios documentales que critican el sistema de la moda que han golpeado al público y otro tipo de información mediática que han dado a conocer las inhumanas condiciones de los trabajadores.
Si los consumidores se niegan a comprar productos de empresas que usan mano de obra infantil, todo funciona, como fue el caso de Nike, que reformó sus políticas debido a la presión de los clientes. También H&M realiza auditorías regulares para garantizar que no haya trabajadores menores en las fábricas.
Pero, en general, el impacto y la presión sobre las marcas, es pequeño. Aún no sabemos bien de dónde viene lo que nos viste, la mayoría lo sigue ignorando y la ropa ultra certificada o exclusiva, suele ser alcanzable solamente para unos pocos, mientras los demás compran en locales comunes y corrientes. ¿Qué hacer entonces?
2. Seguir incentivando la certificación
Otro paso importante, además de mostrar información, es promover la certificación de distintos modos, buscando crear una cultura empresarial en el mundo de la moda que genere un contagio positivo entre las empresas.
Child Labor Free es otra buena iniciativa que suma a varias, como la de Comercio Justo, por ejemplo. Sí, como comentábamos recién, al principio puede parecer algo de grandes y costosas marcas, pero permite que poco a poco se vaya haciendo algo común y las personas comiencen a exigir este tipo de certificaciones en sus productos como algo indispensable.
3. Legislar
Simon Steyne, Director de Diálogo Social y Alianzas de la IPEC, considera que la auditoría social no basta para lograr un cambio en las cadenas de suministro de la moda. ¿Por qué?
En una industria tan compleja y subcontratada, cree que las inspecciones en las fábricas no son tan fiables. A su juicio, la mejor garantía contra el trabajo infantil es la presencia sindical independiente y un acuerdo de negociación colectiva.
Por su parte, Child Labor Free defiende el proceso de certificación y las auditorías, porque se trabaja de manera transparente buscando realmente resolver el problema. Otras organizaciones creen que hacer campaña para la legislación por un salario digno en los adultos, es clave para acabar con el trabajo infantil, señala The Guardian.
"El enfoque basado en los derechos, que pone los derechos de las personas que trabajan en la industria de la moda, la viabilidad de la empresa en la industria de la confección y los derechos de los hijos de esas familias en el centro del debate", agrega Steyne.
En síntesis, se hacen necesarios diferentes cambios legales, como una de las herramientas más poderosas para interrumpir el sistema que está haciendo transar a los niños su desarrollo y educación, por el trabajo esclavizante de las fábricas.