La historia cuenta que Ludwig van Beethoven perdió su capacidad auditiva alrededor de los 30 años. Y en medio de una exitosa carrera de músico y compositor, cualquiera pensaría que el pobre genio habría dado por terminada su trayectoria laboral. Pero no fue así. Si bien se ha planteado que se retiró de la interpretación en vivo, siguió con su vida componiendo música.
¿Cómo lo hizo? Según una leyenda, le cortó las patas a su piano y puso una especie de trompa en el suelo para poder sentir las distintas vibraciones que cada nota emitía. Otra historia cuenta que en realidad se ponía una delgada varilla entre los dientes, la que también reaccionaba con vibraciones frente a las notas. Gracias a esto, era capaz de captar más información sobre lo que estaba componiendo.
Ya sean historias reales o sólo mitos, el asunto apunta a una verdad innegable: ser sordo puede impedirte escuchar la música, pero no así el sentirla e interpretarla. Y la evidencia que existe en torno a esa afirmación es tan amplia, que incluso en algunas partes se está trabajando en el desarrollo de productos que les permitan a las personas con discapacidades auditivas el poder disfrutar de la música a su manera.
No sólo médicos e ingenieros trabajan en acercar la música a las personas con discapacidad auditiva, también gente del ámbito musical. De hecho, recientemente se organizó un concierto exclusivamente para sordos. El trabajo estuvo a cargo del reconocido DJ holandés Martin Garrix, de 19 años, junto al auspicio de la marca de bebida 7Up. El evento se llevó a cabo en Miami en marzo de este año, bajo el nombre Music Lifts You Up (“La música te levanta” en español).
El propósito fue hacer llegar la música a quienes tradicionalmente no se han podido vincular a ella y lo lograron a través de tres elementos: las vibraciones de las frecuencias bajas de los sonidos, el movimiento y la interpretación visual de lo que se estaba tocando.
Para esto, invitaron de sorpresa a un gran grupo de miembros de la comunidad sorda de Estados Unidos, para que vivieran en primera persona este inédito espectáculo.
Lo principal fue crear una sala adaptada especialmente para un concierto así. Por lo mismo, tuvieron que crear unas plataformas redondas y planas capaces de vibrar al compás de la música. Estas se ubicaron al nivel del suelo y permitían que la gente se subiera a ellas. De esa forma, podían sentir a través de todo el cuerpo el palpitar de la música.
Para todo esto, Garrix tuvo que escoger un set de canciones que se caracterizaran por estar compuestas a partir de frecuencias bajas y que a la vez pudieran funcionar para este tipo de evento.
También se usaron parlantes en forma de cono, los que se ubicaron debajo de cajas transparentes de plexiglás rellenas de agua. La idea de esto fue jugar con el movimiento del líquido y su interacción con el agua a partir de las vibraciones. El resultado de esto se grabó con unas cámaras que pasaron la información a un computador, en donde convirtieron a los patrones de movimiento en gráficas más estimulantes. Finalmente, se reprodujeron en las distintas pantallas del concierto.
Además de eso, el público fue equipado con una especie de cinturón-mochila que iba alrededor de su pecho. Al igual que con los efectos anteriores, lo que se buscó fue acercar la vibración de la música al cuerpo de los participantes.
El producto era similar a Subpac, una mochila que emite ondas de baja frecuencia de 5hz a 130hz. Estas también entregan la capacidad de experimentar lo que sería estar en una discoteque o un concierto, pero a nivel individual a través de las vibraciones y es un accesorio que también podría acercar a la música a quienes no son capaces de oír.
Y para que te hagas una idea de cómo estuvo el concierto del que hablamos, te dejamos el video que registró cómo se vivió.