Imagen: Rodrigo Avilés

Mejores aquí, peores allá. ¿Conviene separar alumnos por rendimiento?

Un tema que por décadas ha sido polémico es la separación de los alumnos en las escuelas, según su rendimiento académico. ¿Ayuda realmente a mejorar el aprendizaje de todos, o beneficia a unos en desmedro de otros?

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2016-05-04 | 07:00
Tags | educación, escuelas, aprendizaje, separación, rendimiento, Simce, resultados

Si estuviste en ese grupo privilegiado, probablemente no te afectó mucho, pero si eres de los que quedó inmediatamente inscrito en el grupo "bajo" de matemáticas, recordarás como si fuera ayer que tus clases eran una broma. Es probable que el profesor experto no fuera precisamente el tuyo, sino que el más paciente y "simpático" quedó como piloto del barco rezagado. Mientras los más aplicados avanzaban a lo Usain Bolt, resolviendo problemas que en tu vida vas a intentar entender, tu sección se limitaba a recordarte que no valía la pena esforzarse mucho, porque no había por dónde.

¿Entonces la solución era estar todos los alumnos juntos y revueltos en vez de separar? Tampoco. Cuando viviste esa experiencia, seguramente te desesperaba sentir que pasaban las materias como un tren bala japonés del que apenas alcanzabas a darte cuenta. Y por mientras, los compañeros rápidos no soportaban que repitieran una y otra vez lo que ya habían entendido los primeros 5 minutos de la clase.

Si conviene o no separar por rendimiento a los alumnos, es un tema polémico desde hace décadas. Nos hacemos cargo de la pregunta a partir de una discusión que se abrió en nuestro reciente artículo sobre el Simce, donde dimos a conocer un estudio que concluía que los colegios que aplicaban la división por rendimiento obtenían peores resultados finales en las notas y en esta prueba que los demás establecimientos que no lo hacían.

Los comentarios de los lectores fueron muy interesantes, así que exploramos más las evidencias para ver a qué conclusiones se han llegado. Aquí los resultados.

Peras aquí, manzanas allá: los argumentos a favor de separar

Hay varios estudios internacionales que observan y concluyen que aplicar la división por habilidades, a lo cual se le llama también tracking, deriva en un mejor aprendizaje.

Según un amplio estudio de JPAL, en la India, este método, en lugar de las expectativas rígidas de un plan de estudios, mejora considerablemente los resultados. Esto, considerando que los niveles de aprendizaje de los estudiantes son evaluados al comienzo del año escolar o programa; que los estudiantes se agrupan en función de sus niveles de aprendizaje; y que a los estudiantes se les enseña usando materiales en base a su nivel. Además estos programas capacitan a los profesores y asistentes de la comunidad docente para que puedan enseñar según el nivel de aprendizaje de sus alumnos.Este programa en la India se combina con la evidencia de Kenia, lo que llevó a Ghana a poner a prueba una versión de la enseñanza por niveles.

Otro estudio de la Universidad de Chicago, revisó experiencias en las escuelas públicas de la ciudad, comparando aquellas que utilizan el tracking en álgebra y aquellas que no. Concluye que, en general, los estudiantes de alto rendimiento mejoran considerablemente su aprendizaje, mientras que los de bajo rendimiento obtuvieron ligeramente peores resultados que anteriormente. Advierte, eso sí, que suele suceder que los estudiantes peor cualificados en estas separaciones, corren mayor riesgo de estar en salas de clases más disruptivas y difíciles para el aprendizaje (peor conducta o menos disciplina), por lo que los profesores en estas aulas requieren de apoyo en torno al manejo de las clases para lograr avances con sus alumnos.

Imagen: Medialab Prado/Flickr

El estudio ¿Clasificar alumnos aumenta los resultados? Un análisis de la Composición en Clases revisa amplia evidencia en torno al tema, arrojando resultados positivos tanto para los estudiantes avanzados, como para aquellos con más dificultades. Muestran que la clasificación homogénea mejora significativamente las puntuaciones en matemáticas y lectura de los estudiantes. Esto, en parte, gracias a que esto permite a los profesores dirigir su atención a una gama más estrecha de estudiantes y cumplir con sus necesidades de manera más eficiente. Además, lo que destacan de este método, es que la composición de las clases se puede cambiar con poca necesidad de aumentar los fondos en los colegios.

Sin embargo, nos encontramos con la revisión de la ONG National Education Policy Center en EE.UU., donde afirman que este paper es limitado por varias cuestiones metodológicas importantes, por lo que no debe ser utilizado para llegar a conclusiones generales sobre las prácticas de agrupamiento.

Por último, en la Universidad de Stanford, analizaron los datos de tres grandes distritos escolares urbanos en más de 900 escuelas. Concluyeron que agrupar en las aulas por la capacidad podría tener un impacto significativo en el rendimiento de los estudiantes, pero es algo que depende también de la influencia que tienen los pares en el aprendizaje. Hay que tener cuidado, porque normalmente los profesores principiantes quedan a cargo de los estudiantes de menor rendimiento, grupo que además coincide con los alumnos de menor capital cultural y escasos recursos, por lo que son precisamente los más desafiantes.

Todos juntos y revueltos: por qué negarse a separar

Ernesto Treviño es Doctor de Educación de Harvard y estuvo detrás del estudio del Ceppe que nombramos en el artículo sobre el Simce. Hablamos con él para ver los efectos de la separación por rendimiento en los estudiantes.

"Detrás de la separación de los estudiantes por habilidad académica está la noción de que básicamente esa organización facilita el trabajo de los profesores y hace que puedan adaptar mejor su enseñanza para las habilidades que tienen los estudiantes en su clase", señala Ernesto.

Explica que a nivel general y en la evidencia que él ha recogido y revisado, eso no ocurre. Finalmente, "los mejores profesores nunca quieren ir a enseñar a los grupos más desaventajados en términos académicos y también, el ser asignado a un grupo de menor rendimiento académico, tiene alto impacto social, sobre la autoestima y motivación académica de los estudiantes".

También sucede en la práctica que, lamentablemente, en colegios socialmente heterogéneos, armar grupos de niños con bajo rendimiento, perpetúa la segregación social y racial, ya que coincide que son aquellos con menor capital cultural y apoyo de las familias para el aprendizaje.

A esto se agrega un factor sicológico, que está ya fuera de los estudios, pues las etiquetas aplicadas tempranamente en la vida de los niños (mejor o peor), tienden a permanecer en su memoria, incluso si son equivocadas, condicionando su disposición al aprendizaje.

Imagen: Jeff Peterson/ Flickr

El problema es que a nivel de sistema, la separación no funciona, considera Treviño. Entiende que sea efectivo para mejorar los resultados cuando se trata de un programa de intervención, pero esta no es la realidad de la mayoría de los colegios que aplican la división por rendimiento.

"Cuando tienes una intervención donde preparas a los profesores, organizas a los estudiantes por grupos y les das cierto tratamiento para ayudarlos a mejorar a los de más bajo rendimiento, ese tipo de intervenciones acotadas, no un grupo grande de escuelas, tienden a mostrar resultados positivos. Pero ahí evalúas un programa, no un sistema", argumenta el Doctor en Educación.

En cambio, cuando se observa un sistema, los estudios muestran que es una desventaja. Lo observó en Chile con los resultados de notas y resultados Simce, donde no solamente alumnos con más bajo rendimiento en ciertas materias no mejoran, sino que los intermedios empeoran y los avanzados se quedan prácticamente igual. Afirma esto también en base a la bibliografía con la que ha trabajado, siendo uno de los estudios más contundente el realizado por Ning Rui sobre los efectos de acabar con la separación por rendimiento durante cuatro décadas.

Incluso en otros países donde hay tracking por política educativa y la han eliminado, el promedio general de resultados de aprendizaje ha mejorado, agrega Treviño.

"Yo no tengo una posición a favor o en contra de la separación, a mí me gustaría que lo que sea funcione para mejorar la equidad. Sin embargo, en los estudios que estamos haciendo ahora con Juan Pablo Valenzuela en un Fondecyt, no hemos encontrado ninguna evidencia donde hicieran tracking y redujeran brechas", señala.

Entonces… ¿Cómo debe ser la separación para que funcione?

Si bien se pueden obtener resultados favorables en la separación, hay que considerar otros factores. Requiere de metodologías especiales y un compromiso con los resultados y para esto debe ser específico, por materias y temporal, explica Treviño. Es decir que exista un plan donde se tenga un horizonte, con una intervención para recuperar a ese estudiante y a la brevedad ponerlo en un grupo regular, no que quede siempre en el grupo "bajo".

Se trata de hacer una intervención pedagógica, donde se busque ayudar al estudiante a resolver los desafíos en una disciplina específica para ayudarlo a normalizar su rendimiento y devolverlo con sus compañeros. Esto se aplica en varios países, por ejemplo Finlandia, donde el 40% de los alumnos pasa por algún tipo de apoyo de educación especial, específico y temporal.

Se recomienda, también, probar la separación por nivel dentro de las mismas aulas, en vez de separar físicamente a los alumnos, práctica que demuestra mejorar el rendimiento, pero permite una mayor movilidad en el progreso de aprendizaje y tendría mejores resultados que el tracking.

No olvidar: el valor agregado de la heterogeneidad

Independiente de la efectividad o no de la separación, es importante considerar otros aspectos que involucra la educación, sobre todo si hablamos de educar individuos integrales y no solamente expertos en conocimientos académicos. Aprender a convivir en una sala de clases, con alumnos con capacidades diferentes también es un aprendizaje para los alumnos.

"Cuando uno piensa en la educación heterogénea, tiene muchos beneficios para todos en términos de las habilidades que sabemos que son importantes para el desarrollo vital de las personas: relaciones sociales, colaboración, paciencia, los avanzados pueden ayudar a sus compañeros y entender así de mejor forma los contenidos. Tiene muchos beneficios en términos socioemocionales que generan impactos en el clima de la escuela", dice Ernesto.

Inmediatamente explica que no son beneficios que aparecen de manera automática, simplemente desagrupando las divisiones y volviendo a grupos heterogéneos académicamente hablando. Se necesita una gestión curricular adecuada y una preparación de los profesores para que aseguren el progreso de todos los estudiantes.

Entonces, ¿qué hacer para disminuir la brecha académica?

La educación también ha de ser práctica y enfocarse en lo que le da buenos resultados. Alrededor del mundo hay formas diversas de sacar adelante a los alumnos, como el sistema KIPP en Estados Unidos, los colegios sin asignaturas de España o la Escuela Agroecológica de Pirque en Chile, entre otros. Los caminos son variados.

Para manejar la diferencia de rendimiento en una misma sala, dentro del sistema clásico, los profesores pueden presentar el mismo contenido de distintas maneras, hay niños más visuales, otros más abstractos, etc. La evidencia dice que cuando hay 3 o 4 formas diferentes, se puede llegar hasta más del 80% de los niños, asegura Treviño. Con los más "rezagados" hay que hacer adaptaciones curriculares específicas, ponerles ejercicios del mismo contenido pero con menos nivel de complejidad, hacer que les expliquen los más avanzados, incluso hacer un reforzamiento específico en las horas de libre elección.

La autoestima es otro gran recurso para la motivación al aprendizaje, por eso es importante apoyarse en la sensación de logro que tienen en la disciplinas que les va bien para ayudarlos a construir autoestima académica en las que más les cuestan. A fin de cuentas, Treviño insiste que hay que dejar de lado la postura absolutista, sino ser práctico y buscar la manera de mejorar.

"Si hay alguna escuela donde le funciona el separar a los estudiantes de habilidad para cerrar brechas de aprendizaje, para que todos aprendan y tengan las mismas oportunidades, es fantástico. Probablemente están haciendo lo que los supuestos de la separación por habilidad dicen, pero hay que poner siempre el foco en los resultados", insiste Treviño.

¿Te separaron por rendimiento académico en el colegio? ¿Estás de acuerdo con esta medida?