Cuando el juguete favorito de un niño se rompe, pierde una pierna, un brazo o se descose, él y sus padres son capaces de hacer lo imposible por repararlo. El vínculo de un niño con su conejo, ratón u oso de peluche es tal, que no le importa que quede dañado tras una cirugía extrema, o bien que la nariz perdida de un ratón sea reemplazada por la trompa de su antiguo elefante de peluche dado de baja. Simplemente espera recuperarlo para poder volver a jugar con él y abrazarlo lo más pronto posible.
Una organización japonesa valoró este sentimiento de apego y aceptación de los niños por sus juguetes e ideó una ingeniosa campaña: si un niño es capaz de entender y aceptar a tan corta edad que existen partes del cuerpo que se dañan y que deben ser reemplazadas por las de otros seres que, lamentablemente, ya no tienen vida, ¿será más fácil que comprendan el concepto de trasplante de órganos y se transformen en futuros donantes?
Dicen que lo que mejor se aprende, es lo que nos enseñan cuando somos niños, probablemente éste sea el caso.
De acuerdo a los datos otorgados por la organización Second Life Toys, en Japón ha costado sensibilizar a la población respecto a la importancia de la donación de órganos. Mientras aún hay 14 mil personas en lista de espera para recibir un nuevo órgano, al año sólo 300 obtienen un trasplante, es decir, alrededor del 2% de quienes lo necesitan. Esto mantiene a Japón bastante lejos de otros países como Estados Unidos, en donde se realizan aproximadamente 25 mil trasplantes al año, con una lista de espera de 114 mil personas. Es decir, en Estados Unidos, un 21,9% de quienes están en la lista de espera reciben su nuevo órgano.
En el caso de Chile y de acuerdo a la Corporación Nacional de Fomento de Trasplantes, el año pasado se efectuaron 321 cirugías de trasplante. Aunque hay que tener ojo, esto no nos iguala a la realidad japonesa. En nuestro país tenemos una lista de espera de alrededor de 1.825 personas, es decir, aproximadamente un 17% de las personas que se encuentran en ella, reciben su órgano.
Second Life Toys |
Las razones japonesas para ser tan reacios a los trasplantes es cultural, pues existe la creencia de que impedir la muerte a través de un nuevo órgano, es jugar con la vida e ir en contra de las leyes de la naturaleza. Hace poco, era tal la burocracia en Japón, que la ley requería que el donante hubiese manifestado con anterioridad su consentimiento a donar sus órganos por escrito. Por otra parte, si la persona receptora era un menor de 15 años, se le negaba el órgano de manera automática.
Afortunadamente, desde el año pasado esta ley no tiene validez, aunque el impedimento religioso y cultural respecto a las donaciones continúa y eso es lo que una original campaña quiere cambiar.
Teniendo en cuenta la dificultad de concientizar a la población respecto a la necesidad de ser donantes y estar dispuestos a recibir un órgano en caso de urgencia, la ONG Green Ribbon creó la campaña llamadaSecond Life Toys(Una segunda vida para los juguetes, en español).
Ésta consiste en que un niño, cuyo juguete favorito ha perdido una de sus extremidades, lo envía a la organización en una caja. Paralelamente, los niños que ya han crecido o tienen juguetes con los que no juegan, también los donan a la organización. Entonces, en Second Life Toys someten al juguete favorito a una cirugía, en que trasplantan partes de los juguetes dados de baja en su maltrecho cuerpo. ¿Resultado? Un peluche trasplantado y feliz de vuelta con su dueño, gracias a la generosidad de otro niño que donó sus antiguos peluches.
Second Life Toys |
La metáfora queda más que clara: un niño que es capaz de aceptar el trasplante de su juguete, se espera que en el futuro también pueda decidirse a recibir un órgano, o bien, convertirse en donante. Tal como declaran desde la organización, “los juguetes que son traídos de vuelta a la vida a través de una operación especial, son una metáfora sobre el trasplante de órganos, que conecta la vida de las personas. En este sitio recolectamos `juguetes para ser trasplantados´ y `juguetes que serán donantes´”. Y efectivamente esas vidas se conectan en la labor de Second Life Toys; el niño que es dueño del juguete trasplantado puede enviar una carta junto a una foto de su juguete con su nuevo e ingenioso aspecto a quien fue su donante, para que ambos se alegren de la segunda vida del peluche. La esperanza de la organización es que esta iniciativa contribuya a generar una comprensión más profunda sobre el trasplante de órganos y, a la larga, esto ayude a salvar muchas más vidas.
Second Life Toys |
El proyecto fue echado a andar gracias a la labor de la agencia Dentsu y a la labor de Todo Kida y Akira Suzuki, creadores de la campaña. De acuerdo a sus declaraciones a Konbini: “Pensamos que cuando tiene lugar una tragedia como ésta, es difícil en ese mismo instante decidir y donar el órgano de un pariente para ser trasplantado. Conscientes de esto, creemos que debemos generar la oportunidad de pensar en esta situación, antes de vernos en medio de ella”. Lo que ambos pretendían al idear la campaña, era quitarle solemnidad a ese crucial momento a través del uso de muñecos. Generar una instancia de discusión sobre el problema en un momento en que la salud de nadie corra riesgo, tener claras las cosas para que cuando llegue el momento de actuar, la decisión ya esté tomada de antemano.
Second Life Toys |
Second Life Toys ha recibido juguetes dados de baja por niños de todas partes del mundo. No necesitas vivir en Japón para participar, sólo meterte al sitio de la organización y enviar tus juguetes. Lo que debemos preguntarnos es, si en Japón hay razones culturales y religiosas para mantenerse reacios a las donaciones de órganos, ¿cuáles son nuestras razones en Chile para tener tan bajas tasas de cirugías de trasplantes aún?, ¿Por qué algunos absurdos mitos en torno al problema aún siguen vigentes en nuestro país? Una campaña como ésta, aquí en Chile, no vendría nada de mal…