Hay países que solemos mencionar como referente. Por ejemplo, nos encanta hablar del sistema educacional de Finlandia, del cuidado del medioambiente en Bután, de la vida nocturna en los Países Bajos, de los avances en educación de Taiwán o hasta del sistema del transporte francés.
Entre ellos, generalmente está Alemania: el país que pareciera saber hacerlo todo bien. Basta con que una frase lleve el nombre de este lugar para saber que ya se viene algo bueno. Tal como pasa con la oración “en Alemania se paga casi todo con efectivo”. Esperen, ¿eso es algo bueno?
Suena más lógico que mientras más pagos se realicen con una tarjeta, más desarrollado se está como país, ¿no? Después de todo, si la mayoría de los avances en los sistemas de pago van enfocados a la desaparición del efectivo (reemplazándolo con otros medios más tecnológicos), ¿no debería ser Alemania uno de los mayores detractores del uso de este milenario método de transacción?
Pues la práctica nos dice que no. En el país de los embutidos y la cerveza, el 82% de las transacciones se realizan a través del efectivo, mientras que en Estados Unidos, la cifra llega sólo al 42%. Todo esto, según un reporte del 2014 de la Reserva Federal del Banco de Boston. En el informe también se detalla que los alemanes tienen, en promedio, el doble de dinero en sus billeteras (US$ 132) que países como Australia, Estados Unidos o Francia. Así que probablemente la parte trasera del pantalón se les estira mucho.
El asunto se ha transformado en todo un objeto de estudio. Se han realizado diversas encuestas e investigaciones y hasta el Banco Alemán sacó un informe para entender qué sucede ahí, como diría Gary Medel. Al final, concluyeron que no había ningún motivo definitivo como para explicar la arcaica preferencia alemana cuando se trata de cómo pagar algo, pero sí identificaron algunos factores que podrían acercarnos a la verdad:
1. Están viejitos: el estudio sugiere que las personas de mayor edad están más inclinadas a usar efectivo cuando pagan. Y por cierto, la población alemana ha envejecido bastante durante las últimas décadas.
2. Es una cuestión del mercado: el Banco Alemán explica que el comportamiento de los mercados varía en cada país. En ese sentido, hay determinados elementos que por cuestión cultural terminan siendo comprados con efectivo. En el caso de Francia o Alemania, por ejemplo, funciona así con la comida.
3. No es culpa de los servicios: la investigación arrojó que dentro de los países evaluados (Canadá, Australia, Austria, Estados Unidos, etc.), todos cuentan con una oferta similar de disponibilidad de pago con tarjeta. Sin embargo, a pesar que la opción está al alcance de todos, en Alemania no logra ser popular.
4. Menos incentivo publicitario: se determinó que en los demás países de estudio, los proveedores de tarjetas de crédito lanzaron campañas publicitarias mucho más intensas que las que se han desarrollado en Alemania.
Por su parte, hay investigaciones que han rescatado otros factores. Por ejemplo, un informe del Banco Central Europeo sugiere que este comportamiento se podría deber a que a los alemanes consideran que al pagar en efectivo, son capaces de hacerle un mejor seguimiento a su dinero (y así no llegan a fin de mes sorprendidos por lo vacía que están sus billeteras).
Otro reporte de White Case, asegura que esto se podría deber a que a los alemanes les agrada el anonimato que les entrega el pago en efectivo. Cuando éste se realiza con tarjetas, siempre queda toda la información almacenada, aunque quien nada hace nada teme, ¿no?
Eso sí, también existe otra teoría que se remonta al pasado de la historia alemana: el período entreguerras. Tras perder la Primera Guerra Mundial, el país se sumió en una crisis inflacionaria sin precedentes. De necesitarse 320 marcos (la moneda de ese entonces) para comprar un dólar, se pasó a 800 marcos por un dólar. Eso significó que para ir a comprar pan, los alemanes tenían que andar con mucho, mucho dinero en sus manos, debido a que su moneda cada vez valía menos. Algunos dicen que este hecho se transformó en una de las razones que explican la preferencia por el efectivo que tienen los germanos.
Pero de todo esto, quien no está contento es el gobierno alemán. De hecho, a principios de este año, propuso prohibir los pagos en efectivo que superen los cinco mil euros (CLP$ 3, 6 millones). Por supuesto que la iniciativa no fue bien recibida por los ciudadanos del país donde reina el "cash", ya que incluso es el sistema preferido cuando se realizan transacciones grandotas.
La idea detrás de eso es disminuir los riesgos de lavado de dinero o financiamiento de terrorismo. ¿La respuesta de la población? Una carta abierta titulada “Mantengan sus manos fuera de nuestro efectivo”.
A fin de cuentas, todo pareciera ser un asunto de preferencias. Después de todo, en gustos no hay nada escrito. Aunque sí lo hay respecto a la conveniencia del pago con tarjeta o efectivo…
El analista de negocios, Andrew Beattie, escribió una columna en Investopedia acerca de qué sistema es más conveniente que el otro. ¿Sus conclusiones?
1. Con las tarjetas pagas más de la cuenta, ya que es mucho más fácil hacerlo (sólo tienes que pasar el plástico por la maquinita). Si manejas efectivo, tienes que ir a un cajero a sacar más dinero, así que es difícil que termines haciendo compras que después te sorprendan. De hecho cita un estudio que explica que, en promedio, una compra con efectivo en Mc Donald's sale 4,5 dólares, pero que sube a 7 cuando se realiza con una tarjeta.
2. No sólo pagas más de la cuenta, sino que también compras más, pues hacer una lista de compras no te salva de la tentación si llevas una tarjeta en tu mano (especialmente si es de crédito y tiene aún menos límites).
3. Naturalmente, no te puedes endeudar si sólo pagas con efectivo, ya que cuentas con el dinero que presumiblemente ya te ganaste. No hay billetes de monopoly que hagan el trabajo sustituto del dinero que no tenemos, tipo línea de crédito. Por otra parte, todos conocemos lo peligrosa que puede llegar a ser una tarjeta de crédito en las manos equivocadas.
4. Eso sí, las tarjetas ofrecen mayor seguridad que el efectivo (ya que andar acarreando grandes cantidades de este por todas partes no es una muy buena idea y éstas cuentan con seguros). Así que, en el fondo, el experto explica que una tarjeta en buenas manos, es el reemplazo ideal del efectivo.