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¿Y qué fue de la laguna olímpica? Favela idea solución para descontaminar a Río

En los Juegos Olímpicos, varios países se han llevado la alegría de las medallas, pero las aguas verdes y el problema con los desechos residuales aún no tiene solución. Hasta ahora.

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Fue una de las promesas que hizo Brasil; solucionar el problema de contaminación de sus aguas antes que comenzaran los Juegos Olímpicos. Sin embargo, no estuvo ni cerca de llegar a la meta, y ha sido uno de los temas más polémicos de esta fiesta deportiva.

Contra todo tipo de mal pronóstico, Rio de Janeiro dio inicio a los Juegos y las medallas olímpicas fueron las primeras alegrías de los países con los mejores deportistas en las distintas disciplinas. Cuando Brasil pensó que ya había dejado atrás el mal tiempo, y el problema de contaminación de los ríos estaba ya “pasando piola”, entonces apareció otro contratiempo; una de sus piscinas comenzó a cambiar de color… a verde. ¿Lo vieron, cierto?

Y no, no era un efecto ni una ilusión óptica: los sistemas de filtración de la piscina de clavados fallaron. A pesar que en un principio se dijo que no era un peligro para los deportistas, fueron estos mismos quienes alegaron por fuertes mal olores, hasta que se anunció el cierre de la piscina.

Todo de mal en peor, pero ¡A simple vista! Y es que una de las favelas encontró un sistema, barato y fácil, para solucionar el problema – no de la piscina verde, lamentablemente -, y así frenar la contaminación de los ríos por las aguas residuales: biodigestores que se llenan de… para qué intentar decirlo bonito, sí, se llenan de caca.

Una periodista del diario The Atlantic, en uno de sus viajes de trabajo, se encontró con la favela Vale Encantado, y el líder de la comunidad, Octavio de Barros.

Él le explicó que, cansado de las amenazas de desalojo de las favelas por la contaminación, decidió hacer algo al respecto y se encontró con los biodigestores, que habían funcionado muy bien en Haití.

Cómo limpia un biodigestor

Pero, ¿qué es un biodigestor? Es una estructura, un contenedor cerrado, en el que se puede poner material residual, tanto excremento de animales como de humanos, que en una dilución determinada de agua, permite que la fermentación produzca fertilizantes orgánicos, y de pasada, se disminuye el contaminante del excremento.

Con un poco más de dos metros de alto, este contenedor es barato y fácil de hacer, según Barros. La favela Vale Encantado, está compuesta por dos docenas de casas, quienes tiran sus residuos directamente a una corriente, la cual sigue su viaje hasta llegar a la laguna de la Villa Olímpica.

El líder comunal, empeñado en impedir que los desalojen, fue hasta una de las universidades del sector y conoció a Tito Cals, un estudiante de ingeniería quien, junto a otros colegas, le dio la idea de construir estos biodigestores.

Un proyecto antiguo que se pone en marcha ahora

Un equipo de ingenieros comenzó en 2013 las construcciones de los contenedores, con la ayuda de los mismos locales de la favela. De ladrillo y cemento, con un distintivo color verde, y lleno de excremento, comenzaron a funcionar los biodigestores.

Antes de este proyecto, Barros cotizó cuánto saldría un nuevo sistema de alcantarillado para su comunidad, y según cuenta, la cifra fue de 600.000 reales (más de 122 millones de pesos chilenos). En cambio, el biodigestor cuesta un sexto de ese total. Lo que se espera ahora son los resultados, los cuales lucían bastante esperanzadores según la investigación que llevó a cabo el equipo.

Los residuos se filtrarán a través de las tuberías, donde bacterias anaerobias (organismos que participan en la digestión de material fósil y que son utilizados en diferentes sistemas contra la contaminación de desechos residuales) se comen los residuos y matan a los patógenos, el agente biológico capaz de producir distintas enfermedades.

¿Qué significa esto? Que finalmente se reciben las aguas residuales en estos contenedores, será un 80% más “limpia”.

Pero el proceso no termina aquí, luego se sigue filtrando por medio de una cobertura de rocas y plantas que tiene el biodigestor, de forma que las raíces de las plantas siguen desinfectando el agua. Cuando el agua residual sigue hasta la laguna, ésta es un 99% menos peligrosa que en un principio del proceso.

¿Por qué no instalarlos rápido en todas las favelas?

Aunque hasta aquí todo pinta color de rosas, también existen inconvenientes para la comunidad de Vale Encantado. Lo primero es el espacio que se necesita. El biodigestor de la comunidad de Barros, ocupa el espacio de un departamento completo, espacio que no todas las favelas tienen.

Otro tema importante, es que, si se quiere instalar estos biodigestores en otras favelas, es necesaria una bomba para que el agua pueda fluir y seguir su camino, problema que en Vale Encantado por suerte no tienen, ya que las casas se encuentran en cuestas bastante empinadas que gracias a la gravedad, da la fuerza necesaria para que las aguas residuales fluyan.

Y lo más importante, su mantención. Según Alexander Eaton, de la empresa biodigestora Sistema Biobolsa, es necesario tener a una persona que esté constantemente examinando el biodigestor y diagnosticándolo, que en caso de cualquier problema, debiese solucionarlo lo antes posible.

Según el ingeniero a cargo del proyecto, el gran problema, por sobre todo el resto, es el financiamiento, puesto que no cuentan con el apoyo del gobierno para realizar este tipo de proyectos en infraestructuras pequeñas, como sería el caso de las favelas.

Para poder llevar a cabo el proyecto en Vale Encantado, tuvieron que solicitar una beca de investigación al Estado de Río de Janeiro, para así comprar los materiales necesarios. Y aun así, explica la periodista, se quedaron sin fondos para seguir, cuando aun les faltan unos 200 metros de tubería y cemento. Por lo que hoy, el proyecto estaría detenido por falta de capital.

Es por esto que el grupo de ingenieros estarían considerando seriamente empezar un crowfunding, y así terminar con el proyecto de Vale Encantado y, si se puede, seguir avanzando en otras comunidades.

Dado los buenos resultados que se esperan, es inevitable pensar que con los fondos necesarios para las favelas, y de haberse instalado para el último mundial de fútbol – cuando se empezó el proyecto -, hoy día los problemas de contaminación de la laguna olímpica no serían tan graves.

Es más, quizás hasta hubieran podido cumplir con la promesa hecha para estos Juegos Olímpicos, de limpiar las aguas para las competencias. Pero las competencias ya se acaban, lo importante es quedarnos con la lección y este caso, que es un ejemplo de que ideas sencillas planificadas con tiempo, pueden solucionar grandes problemas.

¿Conocías este sistema de limpieza? ¿Crees que sería la solución para el problema de la contaminación de las aguas en Río de Janeiro?