Imagen: Nuigurumi Byouin

“Hospital” japonés recibe peluches regalones dañados y los trata como a verdaderos pacientes

Un “hospital” japonés acoge peluches dañados o que han perdido sus partes para ser reparados, o más bien, “sanados”. Las fotografías de su terapia revelan la inmensa delicadeza que pone el equipo en su trabajo.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2016-12-16 | 13:39
Tags | juguetes, japón, peluches, hospital

Para un niño o una niña, que su peluche favorito pierda su relleno o una patita, es un drama de magnitud universal. ¡Qué guerras mundiales o desastres atómicos! Cuando a ese conejo rayado con el que duerme hace dos años se le rompe su oreja derecha, la vida pierde todo sentido. Y sus padres harán lo imposible por repararlo. ¿Recuerdan su peluche regalón de la infancia?

Hace un tiempo, en El Definido les contamos de una creativa campaña japonesa que trasplantaba las partes dañadas de un juguete por la de otro, para incentivar las donaciones de órganos. También de una agencia de viajes especializada para peluches. Hoy son de nuevo los japoneses: han creado un hospital especialmente diseñado para sanar a los peluches favoritos de los niños que han sufrido alguno que otro contratiempo. Y todo el proceso queda registrado en geniales fotos.

Nuigurumi Byouin

¿Reparar? ¡No! ¡Mejor sanar!

Komichi Horiguchi, una mujer japonesa de 41 años que vive en Osaka, ha dedicado parte de su vida a reparar los juguetes dañados de los niños. Pero en su experiencia, se ha dado cuenta que no se trata solamente de reparaciones, esos osos de peluche, ratones rayados o conejos con círculos de colores tienen una importancia tal en la vida de los niños, que decidió comenzar a hablar de “sanación” y abrió un verdadero hospital para acogerlos cuando están “enfermos”. Ella asegura que ningún paciente es igual a otro y que requieren de un tratamiento que los trate con extrema delicadeza.


Nuigurumi Byouin

El Hospital Nuigurumi Byouin (縫いぐるみ病院) abrió sus puertas en 2014 en Osaka, y desde ese momento que solamente acepta reservaciones, pues tiene una enorme demanda (3.200 en sólo seis meses). Esencialmente, se trata de un servicio completo que repara y limpia los peluches que han sido dañados por accidentes repentinos o por el paso del tiempo, perdiendo alguna de sus partes o ensuciándose demasiado.

Su sello está en la dedicación que pone a cada uno de sus pacientes, a quienes recibe, atiende y brinda los cuidados que requiere un objeto (¿o un ser?) tan querido por algunos niños, quienes los consideran miembros de su familia.

Nuigurumi Byouin

Además, en Japón se da un curioso fenómeno, en que no solamente los niños tienen peluches, sino que también es común que lo compren los adultos, gente de edad, personas con alguna discapacidad o parejas sin hijos que quieren sentir la presencia de alguna compañía en casa. Estas personas también acaban enviando a sus muñecos a Niugurumi Byouin, esperando que les devuelvan a su amigo totalmente renovado.

Un tratamiento de primera calidad

Niugurumi Byouin se jacta de ofrecer tratamientos de "altos estándares", pues cuenta (metafóricamente hablando) con instalaciones médicas de gran nivel, cuidados avanzados, doctores muy hábiles y enfermeras que miman y cuidan a sus pacientes con especial dedicación. Y eso que no siempre se trata de un simple refresh o lavado después de unas vacaciones todo terreno, a veces hay que afrontar operaciones complicadas, en que los pacientes son sometidos a cirugías abiertas y reemplazo de vísceras de algodón. Para eso, el hospital deposita su confianza en profesionales de lujo, expertos en sutura y reparación.

Los ya más de 800 pacientes que el hospital ha atendido desde que abrió y que ingresan tras previa reserva, permanecen en las instalaciones, en promedio, unas tres semanas, donde son sometidos a terapias que los dejan “nuevecitos de paquete”. Al llegar, el dueño debe crear una ficha en donde se ingresa toda la información del nuevo interno, lo que incluye un “episodio inolvidable” de su vida. Luego, el paciente es sometido a una revisión completa de parte del doctor Inono (otro peluche), quien decide si el paciente debe irse a cirugía o tratamiento.


Nuigurumi Byouin

El costo aproximado del servicio es de unos 40 dólares ($26.500), pero la verdad es que todo depende del servicio que se le preste al peluche y de si debe o no ser transportado vía postal, como en el caso de pacientes que residen fuera de Osaka o fuera del país (sí, un chileno puede enviar a su peluche a Niugurumi Byouin, el tema es que el sitio web está en japonés y los detalles se nos escapan).

Reporte fotográfico de la terapia

Algo entretenido que caracteriza al servicio y que mantiene a los dueños del peluche expectantes, es que el hospital los informa sobre el progreso en la terapia de su muñeco, a través de su sitio web: fotos de la cirugía, del paciente hospitalizado, de algunas mini vacaciones con otros internos que se tomó durante la terapia, del enfermo recibiendo masajes en un jacuzzi o quizás tomándose un rico café en Yawarakan’s Café, una cafetería exclusiva en donde pueden hacer amigos con otros juguetes.


Nuigurumi Byouin

Cuando por fin el peluche es dado de alta, se va en una camita de cartón rellena de felpa con una amable nota del hospital y algunos “medicamentos” (en realidad coloridos dulces), que el muñeco debe consumir para su total recuperación.

Nuigurumi Byouin

Toda una parafernalia japonesa que a muchos podría parecerles inútil, no sólo es entretenida y cómica, sino que promueve el valor sentimental de los peluches, su historia y la importancia de su cuidado (especialmente en un mundo donde todo es desechable). De acuerdo a Harumi Kozuka, jefa de la Japan Nuigurumi Association, con sede en Yokohama, “los juguetes de peluche son simples y a diferencia de los robots no pueden moverse. Pero hay algo en su presencia que pone de manifiesto la bondad de las personas”. Eso es lo que inspira al proyecto.

En el futuro, Niugurumi Byouin espera contratar personal multilingüe que sea capaz de recibir a peluches del extranjero y también adaptar su sitio web para que todos puedan enviar a su querido muñeco al hospital, aunque sea cruzando un gran océano de por medio. ¿Quién sabe? Quizás algún día, un peluche regalón de un niño chileno vaya a parar a Osaka.

¿Cuál era tu peluche preferido?