Imagen: César Mejías

El principio de Pareto o por qué el 20% de lo que haces produce el 80% de tus resultados

Partió como una sencilla observación de un sociólogo italiano y se ha convertido en la clave para muchos economistas, deportistas, artistas e ingenieros.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2017-01-03 | 11:50
Tags | pareto, principio, tiempo, esfuerzo, resultados, negocios

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Una tarde, estaba el sociólogo italiano Vilfredo Pareto disfrutando de la tranquilidad en el jardín de su hogar, cuando comenzó a observar las vainas de arvejas que se repartían por el terreno. Algo le llamaba la atención de estos envoltorios, con su color verde brillante y su aparente aleatorio número de arvejas que encerraban. Seguramente por aburrimiento (porque en el siglo XIX no existía Facebook), comenzó a sacar cuentas y llegó a una proporción: el 80% de las arvejas provenía del 20% de las vainas.

Pareto nunca hubiera sospechado que esta, aparentemente, tonta observación decantaría en un principio empírico que llevaría su nombre, que titularía libros y que se convertiría en la clave del éxito para muchas personas y empresas.

¿Curioso por saber de qué trata? En el Definido te lo explicamos y te adelantamos que el 80% del valor de este artículo se encuentra en un 20% de su extensión (lo entenderás cuando termines de leerlo, ¡pero todito! ¿Eh?).

El principio 80/20

Lo llaman por varios nombres: Ley de Pareto, la regla 80/20, el Principio de Pareto, pero todas hacen referencias a lo mismo. Se trata de una observación empírica realizada por Pareto en su publicación de 1896, "Curso de economía política", donde señala que el 80% de la tierra en Italia pertenecía a un 20% de la población.

Años después el consultor estratégico Joseph M. Juran lo rescataría de los libros y lo aplicaría a los negocios, popularizándola bajo el concepto "the vital few and the trivial many" (lo poco vital y lo mucho trivial). Según Juran, la observación empírica nos dice que la mayor parte de los resultados en cualquier contexto se producen por un pequeño número de causas. Anclándose de las notas de Pareto, utilizó una proporción aproximada de 80% y 20% respectivamente y la llamó "Principio de Pareto".

Cabe decir que la relación 80/20 perfectamente se puede modificar a 90/10, 70/30, o incluso sumar más de 100 (90/20, por ejemplo). Por algo es un principio, una guía, y no una regla como suelen llamarla algunos. El tema importante que debemos tener claro es que cada unidad (ya sea tiempo, trabajo, esfuerzo) no contribuye en una relación de 1:1 a los resultados.

Aplicado en negocios, el área de Juran, esto se traducía en que, por ejemplo:

  • La mayor parte de los problemas con los productos se producían por un pequeño número de desperfectos en la producción.
  • La mayor parte de las ventas correspondían a un pequeño número de vendedores.
  • La mayor parte de las ganancias provenían de un pequeño número de productos.
  • La mayoría de los costos o pérdidas de una empresa se producen por un pequeño número de problemas

Pero la cantidad de escenarios donde se puede observar y probar esta proporción o una similar es increíblemente diversa:

  • El 80% de los fallos de sistema en Windows se producen por un 20% de los bugs más reportados (fuente)
  • El 10% de los adultos más ricos del mundo posee el 86% de la riqueza (fuente)
  • El 81% de los crímenes es cometido por un 22% de los criminales (fuente)
  • El 80% del costo gubernamental en salud en Estados Unidos se gasta en un 20% de la población (fuente)
  • El 20% de los apostadores en línea hace un 80% de las apuestas (fuente)
  • El 20% de los deportistas profesionales obtiene el 80% del dinero en premios de torneos (fuente)

Llevándolo a terrenos más familiares, es muy probable que, por ejemplo, el 80% de las visitas del El Definido provengan de un 20% de sus artículos, que el 80% de likes de tu Facebook se reciban en el 20% de tus publicaciones, y que uses el 20% de tu ropa el 80% del tiempo. Hagan la prueba, ¡aplica en casi todo!

¿Qué es esta brujería?

Lo que observó Pareto esa tarde en su jardín es que existe una tendencia natural a la heterogeneidad y que ésta se vislumbra, por extensión, en las personas, su actividad en el día a día y en los resultados que produce.

Volviendo al tema laboral, en un mundo alterno cada hora de trabajo tendría el mismo impacto en el rendimiento de la empresa, y cada vendedor aportaría la misma cantidad de ventas en una empresa, pero para Pareto era evidente que no vivíamos en este mundo, y per fortuna! decía el italiano, pues la evolución de la humanidad estaba ligada al dinamismo que producía esta heterogeneidad.

Si bien es algo que en el fondo siempre hemos sabido en el ambiente laboral (¿les suena la frase "yo soy más productivo en la tarde/mañana"?), entender sus implicancias tiene varios beneficios.

Las aplicaciones del principio de Pareto

Una de las principales ventajas de considerar este principio es que nos ayuda a pensar en prioridades, porque si el 20% de nuestro esfuerzo decanta en un 80% del resultado, ¿no sería lógico dedicarnos a aquello que más importa primero?

El gran desafío es identificar a qué corresponde ese 20%. Si Microsoft, por ejemplo, identifica ese 20% de bugs que provocan un 80% de fallos del sistema, sería un gran avance en la estabilidad de Windows. En nuestro caso: si identificamos qué tareas son las que producen más resultados en nuestro día a día (ya sea en términos de felicidad, dinero, trabajo), quizá sería una buena idea hacerlas primero o reservarlas para el momento donde nos sintamos más capaces de hacerlas.

Otra lección es que, si el 20% de nuestro esfuerzo produce un 80% de los resultados, esforzarse por esforzarse no significa gran cosa (RIP Frank Grimes). Richard Koch, consultor estratégico que hizo del principio de Pareto un bestseller, escribe en su libro Living the 80/20 Way:

"Si crees que debes trabajar mucho y hacer cosas poco placenteras para ser exitoso, piensa de nuevo. ¿Crees que Bill Gates se convirtió en el hombre más rico del mundo mediante trabajo duro? ¿y Ronald Reagan? ¿y Albert Einstein? ¿Y Shakespeare? Estos gigantes no estaban encadenados a sus escritorios. Lo que hicieron fue gastar su tiempo en lo que les importaba, en algunos aspectos fundamentales donde ejercieron liderazgo, y poco o nada de tiempo en la masa de trivialidades que ocupaba a sus contemporáneos que trabajaban más duro".

Según Koch, estas trivialidades toman usualmente la forma de:

  • Cosas que otra gente quiere que hagas
  • Cosas que siempre se han hecho de "esta" manera
  • Cosas en las que usualmente no eres muy bueno
  • Cosas que no disfrutas hacer
  • Cosas que siempre se interrumpen
  • Cosas en las que pocas personas están interesadas
  • Cosas que demoran mucho más de lo que pensabas
  • Cosas donde tus colaboradores son poco confiables
  • Cosas que tienen un ciclo predecible
  • Contestar el teléfono

Mientras que los usos valiosos del tiempo, incluyen:

  • Cosas que avanzan tu principal objetivo de vida
  • Cosas que siempre has querido hacer
  • Cosas que ya tienen una relación probada de 20/80 de tiempo y resultados
  • Formas innovadoras de hacer cosas, que prometen reducir el tiempo invertido o multiplicar la calidad de los resultados
  • Cosas que otras personas te dicen que no se pueden lograr
  • Cosas que otras personas han hecho con éxito en otras áreas
  • Cosas que usan tu propia creatividad
  • Cosas que otras personas pueden hacer por ti con relativamente poco esfuerzo de tu parte
  • Cualquier cosa con colaboradores de alta calidad que ya han trascendido la regla del tiempo 80/20, que usan el tiempo de forma excéntrica
  • Cosas que son ahora o nunca

¿Qué lograremos realizando más cosas de la segunda lista y menos de la primera? Aprovechar al máximo el principio de Pareto, pues nos permitirá, en teoría, con poco tiempo y esfuerzo tener un alto impacto en el área que sea.

Aplicar con discreción

Ya sea en el ámbito profesional o personal donde se aplique el principio, es necesario recordar que es una guía y no está exenta de fallos si se aplica a rajatabla. En Japón, donde el principio es aplicado en muchos ámbitos empresariales desde hace décadas por influencia de Juran, les salió el tiro por la culata durante el terremoto de 2011.

Muchas empresas tuvieron que parar su producción porque, al priorizar el 20% de los proveedores que ocupaban el 80% del presupuesto destinado a la cadena de producción, existían muchos proveedores menos considerados que proveían de componentes económicamente poco importantes, pero que resultaban vitales para el funcionamiento de aquellos más caros.

"Cuando la falta de disponibilidad de una pieza de $1 evita que una compañía haga un producto de $30.000, algo necesita cambiar", comentó en el momento un experto en cadenas de producción.

Pronosticando situaciones como ésta, Juran, años después de su postulado inicial, cambió la frase que lo hizo popular a "the vital few and the useful many" (lo poco vital y lo mucho útil), dando entender que incluso aquello que aporta poco en el resultado (ya sea medido en dinero, desempeño, tamaño, etc.) es no solo necesario sino también importante para un correcto funcionamiento de cualquier empresa. Era, seguramente, un nuevo guiño a Pareto quien decía que es en la heterogeneidad donde se produce un avance social, económico y humano.

¿En qué otros ámbitos has observado el principio de Pareto?