Cada cierto tiempo en nuestro país, las diferentes empresas o fundaciones de lotería sortean premios tipo "Chao jefe" o "Gánate un sueldo de por vida", en donde el ganador recibirá de premio un ingreso permanente y vitalicio.
Bueno en Finlandia, están llevando adelante algo muy similar, solo que no lo está haciendo La Polla, ni ninguna otra organización de beneficencia, si no que es una política pública del Estado, que al igual que la lotería es aleatoria (por ahora), y solo beneficiará a un número reducido de personas. Se trata del Sueldo Universal Básico o Universal Basic Income (UBI), una revolucionaria propuesta de la que les habíamos contado hace un tiempo en esta nota y que ahora entrará en una fase experimental.
A lo largo de todo el país nórdico y durante todo el 2017 y 2018, un grupo grupo aleatorio de 2.000 ciudadanos finlandeses de entre 25 a 58 años, desempleados y de diferente situación económica, recibirán un ingreso mensual de 560 euros (unos $400.000 pesos chilenos). Una suma suficiente para cubrir gastos básicos de vivienda, alimentación, agua y electricidad en ese país.
A diferencia de otros programas de apoyo a desempleados de Finlandia, los beneficiados no verán esta suma disminuida si es que dentro del tiempo del estudio consiguen un empleo o alguna fuente de ingresos. Y los servicios públicos (salud, educación, etc.) se mantendrán gratuitos para ellos al igual que para los otros ciudadanos.
Con esto, la Seguridad Social de Finlandia (Kela en finlandés) quiere evaluar la utilidad y el impacto de implementar una renta básica universal que en el futuro aplicaría para todos los adultos, independiente de su situación económica o laboral.
Según los datos de Kela, el 48% de los beneficiarios serán mujeres y el 52% hombres. Un 30% tiene entre 25 y 34 años, el 29% entre 35 y 44 años, y el 41% entre 45 y 58 años. |
Dicho programa, no es solamente un experimento social o un piloto de una política pública particular, sino que es parte de una reforma general del sistema de seguridad social finlandés que se viene discutiendo hace años, y que ya ha incluido la elevación de la edad mínima de jubilación.
Lo que buscan es analizar y sacar conclusiones para rediseñar su sistema de seguridad social (actualmente muy costoso), y hacerlo más simple, menos burocrático, y más acorde a la realidad del mercado laboral actual. En esto ayudaría, según apuestan, el Sueldo Básico Universal.
A largo plazo, sus propulsores esperan que el programa le termine ahorrando dinero al fisco finlandés, ya que sería menos costoso que mantener los actuales sistemas de bienestar y protección a los desempleados. ¿Por qué? Estiman que ya no sería necesaria una burocracia que evalúe quién merece el beneficio y quién no, y que esté vigilando que no malgaste el dinero. Al mismo tiempo que al contar con este sueldo, el desempleo no dejaría a la gente en la calle, de la cual se hace cargo también el Estado.
Y, aunque parezca extraño, el objetivo final no es que la gente trabaje menos o pueda vivir sin trabajar, si no que por el contario; es un intento de hacer que este UBI, además de ayudar a quien lo necesite, promueva la participación laboral activa. Esto, porque proporcionaría mayores incentivos para trabajar (no pierden el beneficio si encuentran trabajo), dándoles la oportunidad de aprovechar ese mismo tiempo en que están desempleados en otro tipo de actividades, tales como comenzar algún emprendimiento o simplemente buscar un nuevo empleo. Podría también ser un buen apoyo para desarrollar aquellos talentos y destrezas que, al menos en un comienzo, no suelen ser bien remuneradas (el arte o la música, por ejemplo).
¿Les suena imposible? Tal vez, habrá que probarlo. Aunque al menos en el caso de Canadá, donde ya se probó en una ocasión, no se observó una tendencia general de las personas que recibieron el ingreso a quedarse desempleados (ya les contaremos). De todos modos, el Sueldo Básico Universal es una apuesta a largo plazo y en Finlandia esperan que estos sean los resultados, aunque no se puede garantizar al 100% su efectividad.
Para medir su impacto y potenciales beneficios, Kela indicó que durante los dos años del experimento, supervisará su evolución a través de los datos registrados, sin someter a controles a los participantes para averiguar su situación laboral. |
Hay que tener claro que el UBI no es una idea nueva que no tenga precedentes ni sustentación empírica. Durante la segunda mitad del siglo XX, países como Reino Unido, Canadá, Alemania, Dinamarca, Holanda y EE.UU., llevaron adelante discusiones públicas para implementarla e incluso experimentaron.
En 1976, el estado de Alaska implementó un reparto de las ganancias por los ingresos petroleros, vigente hasta el día de hoy, y que en 2015 ascendió a los 2 mil dólares (unos $1,3 millones de pesos chilenos) por persona al año.
Por otro lado, de 1975 a 1979 se realizó el sustento empírico más completo para quienes defienden esta política pública, en donde 10 mil ciudadanos de la localidad rural de Dauphin, Canadá, obtuvieron un nivel básico de seguridad financiera en caso de que su ingreso mensual cayera por debajo de cierto nivel. Sin embargo, el experimento nunca fue rastreado, hasta que un equipo de la Universidad de Manitoba lo revisó recientemente, comparando los registros públicos de Dauphin con los de otras pequeñas ciudades similares. ¿Y qué tal?
El equipo encontró que los únicos grupos que pasaron menos tiempo trabajando durante la prueba fueron los adolescentes y las madres primerizas. Los jóvenes se quedaban más tiempo estudiando en vez de inclinarse por la presión de tener que trabajar en el agro, mientras que las madres se mantenían amamantando. Al final Dauphin tenía tasas de hospitalización más bajas y menos enfermedades relacionadas con la depresión.
Dato: en la actualidad también se está debatiendo políticas de ingreso básico universal en países como Escocia y la India, al mismo tiempo que se están llevando programas piloto en ciudades de EE.UU., Canadá, Islandia, Uganda, Alemania y Brasil, entre otros.
En junio del año pasado, el electorado de Suiza rechazó con 77% de los votos una propuesta ciudadana de ingreso básico universal de unos 2.500 dólares anuales (unos $1.670.000 de pesos chilenos) llevada a referéndum, propuesta que también contó con el rechazo del gobierno suizo.
La propuesta del UBI genera polémica. Dentro de los argumentos a nivel mundial en contra de este tipo de política, además de su posible alto costo (dependería de cada país y su sistema de bienestar), es que desincentivaría que las personas trabajen o busquen empleo, disminuyendo la actividad económica de un país en su conjunto, como mencionábamos anteriormente. ¿Cómo asegurar que el uso de ese monto sea correcto y no "mal acostumbrar" a los ciudadanos de depender de este ingreso?
Desde una perspectiva más filosófica, algunos críticos del UBI consideran que generaría una redefinición de la relación entre los individuos, la familia, las comunidades y el Estado, en donde este último tomaría un rol de proveedor, convirtiendo el trabajo en una opción, disminuyendo la importancia de la autosuficiencia y la responsabilidad personal.
Desde 2007, Finlandia se encuentra sumida en una crisis económica, con su principal empresa la otrora gigante de los celulares Nokia en quiebra y con un desempleo cercano al 10%. En Verde oscuro la ubicación del país, miembro de la Unión Europea, fronterizo con Rusia y miembro del selecto club de las naciones escandinavas y del Mar Báltico. |
De manera progresiva, en último tiempo el mundo de Silicon Valley se está subiendo al carro del UBI. Personalidades del sector del emprendimiento como como Elon Musk y Andy Stern, han definido los beneficios del ingreso básico universal como una respuesta razonable y racional al desempleo generado por la automatización de ciertos trabajos, antes realizados por trabajadores (generalmente poco calificados) y que ahora es realizado por máquinas. Tendencia que en el futuro cercano solo aumentará y que hará que los puestos de trabajo sean cada vez menos seguros y será más difícil para las personas sobrevivir con su sueldo.
De hecho en la ciudad de Okland, a unos 70 kilómetros de la meca de la innovación, se llevará a cabo un experimento con el UBI de entre mil a dos mil dólares que beneficiaría a 100 familias por 6 meses a un año, para que gasten el dinero en lo que deseen.
¿El experimento social del siglo? No lo sabemos. De la misma manera que en el siglo XX las sociedades instauraron infraestructuras de protección social como la jubilación y el seguro de desempleo, nuestra generación está buscando políticas sociales que se adecuen a la realidad social y económica actual. Finlandia está a la vanguardia, no solo con el UBI, también con el transporte público gratuito, por ejemplo. De todos modos, el Sueldo Básico Universal está todavía en etapa experimental y significa un cambio de enfoque que, de ser exitoso, podría redefinir el cómo entendemos las políticas sociales.