Imagen: César Mejías

Desde vikingos hasta aztecas: ¿en qué se basaban sus dietas?

Bichos, cenizas, pescado podrido, etc. Cuando se trata de comida, la historia universal tiene mucho que contar. Por eso mismo nosotros te mostramos algunos menús de lo que se comía en algunas sociedades que trascendieron en el planeta.

Por Rodolfo Westhoff @rwesthoff | 2017-03-08 | 12:39
Tags | comida, dieta, mundo, civilizacion, mongol, azteca, vikingo, gladiador

Las dietas siempre han sido importantes en la historia, incluso en aquellos tiempos en donde los jugos detox no repletaban los timelines de Instagram (bueno, porque no existían las redes sociales). Sobre todo porque, dependiendo de lo que hacías y de dónde eras, lo que comías podía tener grandes variaciones.

¿Qué llenaba los platos de los "antiguos"? ¿Con qué se les hacía agua la boca antes de que existiera la pizza? En El Definido te contaremos qué es lo que comían distintos grupos de personas, culturas o civilizaciones que trasciendieron en la historia universal. La idea es saber en qué se basaba principalmente su dieta y qué podríamos rescatar de ellas (si es que te gusta comer ceniza, como a los gladiadores).

1. Gladiadores

Ya, no nos engañemos, si todos vimos la famosa película de Rusell Crowe: los gladiadores eran los combatientes que entretenían al público del coliseo en la Antigua Roma. Ya sea enfrentándose a bestias salvajes, otros gladiadores o condenados a muerte, estos guerreros se jugaban la vida, literalmente en la arena. Y su origen podía ser diverso: algunos eran esclavos, otros acusados por crímenes y también habían hombres libres.

Su dieta estaba relativamente estandarizada y para sorpresa de muchos, era bastante más vegetariana de lo que se pensaba. De hecho, se basaba principalmente en legumbres, cereales y plantas, con muy poco consumo de carne animal. Eso sí, comían muchas, muchas legumbres. ¿El objetivo? Pues engordar.

Un gladiador más “rellenito” era mucho más entretenido de ver. Y no necesariamente porque fuera mejor o peor peleando, sino que porque al tener una mayor capa de grasa, las heridas que les propinaban se volvían más visibles para la audiencia.

Pero eso no es todo, también se descubrió que estos combatientes consumían una especie de “batido” de cenizas de plantas después de entrenar. Su función habría sido similar a la de una bebida isotónica, solo que con un sabor mil veces peor, probablemente.

2. Aztecas

Para los habitantes de esta civilización americana, el maíz era la piedra angular de su pirámide alimenticia. Tanto así, que hasta tenían un dios para este: Cintéotl. Quien, de paso, era la deidad de la ebriedad y el alcohol.

Aunque también consumían alimentos como chiles picantes, tomates, peces, algas, limas, papas, camote y maní. Eso sí, se cree que aprendieron a “domesticar” abejas para aumentar el consumo de miel y que cultivaban saltamontes (o chapulines, como les dicen) y larvas para comer. Esto último es conocido como entomofagia.

Por último, esta civilización nos dio uno de los mayores placeres de la humanidad: el chocolate o xocolatl. Pero cómo lo comían se alejaba bastante de cómo lo hacemos ahora. Primero, hay que dejar claro que las semillas de cacao eran un lujo que no cualquiera poseía y, segundo, no existía el azúcar ahí en ese entonces. ¿Qué hacían entonces? Bebidas calientes con semillas de cacao y un montón de condimentos.

3. Luchadores de sumo

Cuidado, que esta no es una dieta que se recomiende a nadie, excepto si eres un luchador de un deporte acenstral japonés, como el sumo. Se trata del deporte nacional nipón y se caracteriza por sus participantes, que pueden llegar a pesar 200 kilos o más.

Aquí ser delgado simplemente no se puede. El tipo de combate requiere de cuerpos corpulentos y fuertes, capaces de sacar del círculo a su contrincante.

Para eso requieren de una dieta alta en calorías y, el plato más típico para que suban de peso se llama chankonabe, que básicamente, es como el sueño de toda abuela que ve que su nieto está un poquito flaco. Principalmente, porque es como una cazuela (o estofado).

Consiste en un caldo que generalmente es de de pollo, acompañado con mariscos, pescados, carne de vacuno y de cerdo. Todo esto, además de verduras como repollo, zanahoria, rábano, puerro, etc.

Suena a sano, rico y calórico. La prueba fiel de que cuando a alguien “le falta una cazuela”, en realidad puede subir de peso haciéndose un chankonabe. Y generalmente se alimentan así: dos super comilonas de 10 mil calorías cada una, seguidas por una buena siesta.

4. Mongoles

¡Protein power! Literalmente, la dieta de los mongoles en la época de Gengis Kan (a comienzos del siglo XIII) podría traducirse como la pesadilla de los vegetarianos y veganos. Se basaba en productos de origen animal.

Carne, carne, más carne, leche, yogur y queso. Ese era el pilar de este pueblo guerrero que logró conquistar desde Corea hasta el Danubio, formando así el segundo imperio más grande de la historia de la humanidad: el Imperio Mongol.

Eso sí, en la cadena de jerarquías, los soldados más pobres eran los que más productos proteicos consumían. Mientras que los que tenían más dinero, gozaban de una dieta más diversa, en la que se incorporaban carbohidratos, como granos y cereales. Pero ojo, que de todos modos la carne o los productos de origen animal seguían siendo el “plato fuerte”. Y la tónica solía ser así: carne en verano y productos lácteos en invierno (aunque cuando podían, le agregaban tubérculos, raíces, semillas y bayas).

5. Vikingos

Este pueblo escandinavo se hizo su fama por su serie de History Channel (y que está en Netflix), por su fortaleza frente al tenaz clima nórdico, por su capacidad de recorrer y atemorizar los mares, porque nos dieron al dios Thor y porque crearon el plato de comida más malo de toda la historia de la humanidad. Estamos hablando del hakárl.

Bueno, es verdad, en gustos no hay nada escrito. Aunque estamos casi seguros que en alguna parte alguien escribió que comer pescado podrido es una mala idea aquí y en la quebrada del ají. Y básicamente eso es el hakárl: cortes de tiburón que se cuelgan para que fermenten entre cuatro y cinco meses.

Se cree que se originó con los pueblos vikingos que vivían en lo que ahora es Islandia, a comienzos de la Edad media. Pero después de tantos centenarios, probablemente sigue sabiendo igual de mal. Y una de sus gracias es que el tiburón de Groenlandia (que es el que tradicionalmente se usa para este plato) es venenoso cuando está fresco, situación que cambia después de su particular proceso de fermentación.

Pero no todo se trataba de eso. También comían harto pan, queso cottage, ciruelas y salchichas. ¡Menos mal!

¿A quiénes agregarías a la lista y por qué?