Mientras dependamos del petróleo, tendremos que lidiar con un problema: los ocasionales derrames que deja su transporte a través de nuestros mares.
Es como la temida mancha de vino pero a nivel macro, y el problema no se puede ocultar "piolamente" y cambiar en la tienda con una sonrisa nerviosa.
Un derrame de crudo no permite el paso de la luz, matando a organismos que necesiten de fotosíntesis, y contamina el hábitat de animales y a ellos mismos, por lo general con consecuencias fatales. Cuando ocurren cerca de la orilla, inutilizan zonas costeras completas y pueden afectar los recursos hídricos de los que dependemos. Lo peor es que la recuperación total de ecosistemas puede tardar incluso siglos.
¿Qué podemos hacer? Mínimo limpiar nuestro desastre, ¿no? Una de las opciones usuales, sobre todo para derrames más pequeños y controlados, es el uso de sorbentes, materiales que atraen al petróleo hacia su superficie y luego lo absorben. Pero estos tienen limitaciones.
"Aunque son ampliamente usados", dice un documento de la organización sin fines de lucro Armadores de Buque Cisterna contra la Contaminación (ITOPF, en inglés), "los sorbentes deben ser empleados con precaución para minimizar el uso inapropiado y excesivo que puede presentar dificultades logísticas mayores asociadas con la contaminación secundaria, la recuperación, el almacenamiento y la eliminación de desechos".
Esto último no es menor, ya que desechar materiales que contienen petróleo es un gran "cacho", no solo medioambiental (normalmente se queman), sino también económico, porque significa comprar grandes cantidades de estos productos de un único uso.
En cambio, un material que pudiese actuar como esponja, absorbiendo el crudo, pero con la posibilidad de usarse una y otra vez podría, sin duda, impactar el rol que cumplen los sorbentes en casos de derrames de petróleo. Y eso es, justamente, lo que hicieron científicos estadounidenses.
Ingenieros del Laboratorio Nacional Argonne, en Illinois, lograron dar con un tratamiento que permite la reutilización del material y también "salva" ese petróleo absorbido.
Según su estudio publicado en la revista científica Journal of Materials Chemistry A, los científicos utilizaron espuma de poliuretano y poliimida, ambos polímeros muy comunes, pero ¡sorpresa! se les aplicó una capa de moléculas de silano mediante un proceso llamado "síntesis secuencial de infiltración" (SIS, en inglés). ¿Cuál es su gracia? El silano es un compuesto químico que hace que la superficie de la esponja sea súper-oleófila, es decir, que tenga afinidad con aceites (1313) y, a la vez, súper-hidrófoba o repelente al agua.
Mediante la SIS y midiendo bien las concentraciones, dieron con una espuma capaz de atraer y retener 90 veces su peso en petróleo, pero que también lo suelta una vez sometido a un proceso de prensado. Esto evitaría la pérdida del crudo que es usual en la limpieza de derrames, ya que se suele disolver o, directamente, quemar.
Y lo que es mejor: luego de pruebas repetidas observaron que el mismo pedazo de esponja mantenía las propiedades oleófilas incluso luego de reutilizarse múltiples veces, sin cambios notorios en su desempeño.
"Nuestras espumas tratadas lo hicieron mucho mejor que la espuma no tratada que trajimos o el sorbente comercial", comenta Seth Darling, principal investigador del proyecto y uno de los precursores del proceso SIS.
Según el paper publicado, estiman que las esponjas tienen hasta 90 ciclos de uso, lo que lo haría ideal como producto para tratar los derrames de petróleo no solo en el garage de tu casa, sino también en el mar. ¿En qué casos?
Si bien su efectividad bajo la presión del océano profundo no se ha probado, los ensayos (el último realizado con una esponja de 6 metros y cuyos resultados aún no están disponibles), sí dan para pensar en su uso en derrames costeros.
"Lo veo como un gran avance en la limpieza de pequeños derrames y derrames cerca de las costas donde los dispersantes (otro de los métodos más efectivos que se aplica mediante botes especiales o aviones) no pueden ser usados fácilmente", opina el profesor de ingeniería Vijay John, de la Universidad Tulane, quien no estuvo involucrado en el estudio.
Todavía es muy pronto para saber si podrá ser aplicado a gran escala, porque el estudio buscaba, puntualmente, comprobar la efectividad del proceso SIS. Sin embargo, los científicos, luego de los resultados positivos, expresaron su deseo de seguir investigando este producto, buscando formas de escalarlo manteniendo un costo bajo y, obviamente, amigable con el medio ambiente.