Cuando hay crisis económicas o cuando el clima (sequías o heladas) perjudica los cultivos, los primeros precios que se disparan son los de las frutas y verduras. Basta con ir a un supermercado y ver el costo de las paltas o de los limones para decidir eliminar estos productos de tu despensa o al menos restringirte a consumirlos.
Y hay veces que el problema no se trata solo de algunos productos, sino de los básicos para alimentarse bien. Al respecto, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) señala que “existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”. ¿Qué hacer si esto no se cumple?
El año 2008, producto de la crisis económica que comenzó a afectar a Gran Bretaña, sumado a las amenazas crecientes del cambio climático, el desempleo y la malnutrición de su gente; Pam Warhust, una mujer de negocios y ex líder del consejo de Todmorden (pueblo al norte de Inglaterra), decidió hacer algo a favor de sus vecinos: generar huertas en espacios públicos para lograr una alimentación autosuficiente.
Su idea, denominada Incredible Edible, fue un éxito rotundo. Hoy, Todmorden cuenta con 70 espacios públicos plantados con árboles frutales, hortalizas, verduras, especies y hierbas, de las que cualquier persona puede alimentarse, y con más de 280 voluntarios que hacen esto posible.
“Vivíamos en un pueblo sin nada especial, como cualquier otro, abatido por la crisis y por el desempleo. Lo que hemos logrado ha sido no sólo reverdecer nuestras calles, y poner a cultivar a la policía y a los bomberos. Lo más importante ha sido reactivar el poder de la comunidad, y demostrar que juntos podemos”, señala Pam, su fundadora.
Pam Warhust a la izquierda, junto a dos voluntarias |
Al llegar a Todmorden en tren, lo primero que se aprecia al bajar es un cartel de bienvenida con un inmenso mapa de todos los cultivos que hay en el pueblo, bajo el letrero que dice “Sírvase usted mismo”. Esto quiere decir que cualquier habitante y/o turista que visite el pueblo, puede retirar alimentos cuando guste de los espacios públicos habilitados con huertas.
¿Cómo logran que haya alimento disponible los 365 días del año y que se mantenga el cuidado de las huertas? Los 280 voluntarios se turnan y se dedican dos mañanas al mes a cuidar de los cultivos. Así, la comunidad se autoabastece durante todo el año y con el excedente de cada temporada, se realiza la “fiesta de la cosecha”.
Hospitales públicos, parques, patios frontales, veredas y colegios, cuentan con sus huertas públicas a disposición de quien quiera obtener productos saludables para consumir, y de a poco, el proyecto ha ido aumentado a otro tipo de alimentos, como huevos, quesos, leche, pan y carnes locales, privilegiando así el desarrollo de la economía de la zona.
La iniciativa tiene tres aristas: abastecer de alimentos gratuitos a la comunidad, apoyar y promover a los granjeros y agricultores locales, y desarrollar una red educacional que involucre a los jóvenes y ciudadanos en la agricultura comunitaria.
Así, por ejemplo, los restoranes y locales de comida del pueblo privilegian todos los productos locales, destacándolos en sus cartas y pizarras de menús; y los ocho colegios del pueblo preparan los almuerzos diarios de sus alumnos, exclusivamente con productos cultivados por granjeros y pequeños agricultores.
Además, cuando el proyecto adquirió mayor relevancia, los vecinos tomaron conciencia de la necesidad del autoabastecimiento y sustentabilidad, tanto por el bien tanto del medio ambiente como del porvenir propio del pueblo. Así, se comenzaron a realizar otros proyectos como: un centro de fabricación de mermeladas, un taller de carpintería para construir gallineros e invernaderos, una huerta en los hogares de ancianos de la zona, una granja de peces, jardines de hierbas medicinales, entre otros.
Gracias a Incredible Edible, otras ciudades se han inspirado, y, por ejemplo, hoy existen más de 100 proyectos similares de alimentos orgánicos en espacios públicos en ciudades de Reino Unido, Canadá y Nueva Zelanda.
Les dejamos una charla TED que dictó Pam Warhust que se llama "Cómo podemos comernos nuestro paisaje" (está en inglés).