Hace cerca de año y medio, buena parte de la comunidad científica se rascaba la cabeza luego del descubrimiento de unos extraños restos óseos en Sudáfrica. Se trataba, potencialmente, de una nueva especie de proto-humano extinta bautizada como Homo naledi.
Como les contábamos por entonces, el Homo naledi mostraba una curiosa combinación de rasgos primitivos con otros más evolucionados. Por ejemplo, contaba con un cerebro pequeño como el del Homo habilis, pero un cráneo morfológicamente más complejo. Evidencias como esta contradecían la creencia antropológica de que las características físicas de las especies evolucionan en conjunto. También llamó la atención el hecho de que, aún con habilidades cognitivas limitadas, al parecer tenían la costumbre de sepultar a sus muertos, algo solo observado en el Neanderthal y en nuestra especie (Homo sapiens).
Crucial para el misterio sería calcular la edad de los fósiles, lo que permitiría ubicar al naledi en el árbol de la humanidad. Hace pocos días, científicos publicaron los resultados de sus estudios y las implicancias seguro cambiarán los libros de historia para siempre.
Cuando se hizo el descubrimiento en 2015, algunos científicos se aventuraron a decir que los restos del naledi podrían tener millones de años, ubicándolo paralelamente al habilis. Esos mismos expertos recibieron un gran science slap: los restos tendrían "apenas" entre 335.000 y 236.000 años de edad. Esta fue la conclusión de seis métodos independientes de datación de restos, hechos por 19 científicos distintos.
Como los fósiles fueron encontrados en África, esto significa que el naledi habría convivido con nuestra propia especie, en sus primeras etapas en ese continente. Precisamente en el periodo del despertar de la humanidad, cuando comenzamos a exhibir comportamientos más complejos, como la sepultación de restos, la creación de herramientas complejas y el uso de adornos. Se trataría de la primera vez que se comprueba una convivencia en paralelo de especies distintas del género Homo en este continente.
Esto no hace sino confirmar la cada vez más consistente hipótesis de que el género Homo no se desarrolló de forma lineal, sino que consistió en diversas ramas de proto-humanos que, en ocasiones y por periodos de tiempos, convivieron entre ellos. Así lo ha demostrado el apareamiento entre el Homo sapiens y el Neanderthal en Europa y ahora la convivencia entre el mismo sapiens y el naledi en África.
"Creo que algunos científicos asumieron que sabían cómo ocurrió la evolución humana, pero estos nuevos descubrimientos fósiles, además de lo que sabemos de genética, nos dicen que la mitad meridional de África fue el hogar de una diversidad que nunca hemos visto en ningún otro lugar", opina John Hawks, investigador y autor de estos últimos papers.
Aunque algunas dudas sobre el naledi se despejan, se dan lugar a otras aún más provocativas: ¿cómo se dio la relación? ¿Fue nuestra evolución afectada por el posible intercambio con los naledi? ¿Hubo otras especies Homo además de los naledi en África?
En palabras de Lee Berger, líder del equipo arqueológico responsable del hallazgo: "Ya no podemos asumir que sabemos qué especies hicieron qué herramientas, ni siquiera suponer que fueron los humanos modernos los innovadores de algunos de estos avances tecnológicos y conductuales importantes en los registros arqueológicos de África".
"Si hay otra especie que compartió el mundo con los seres humanos modernos en África, es muy probable que haya otros, solo tenemos que encontrarlos", agrega.
Y esta montaña rusa de emociones antropológicas recién comienza, porque el anterior anuncio se acompañó con un nuevo descubrimiento de fósiles naledi.
Posteriores excavaciones en el mismo sistema de túneles donde se hallaron los primeros restos en 2015, han arrojado 130 nuevos especímenes naledi. En total ya hacen cerca de 2.000 fósiles, la colección más amplia de restos homínidos luego del sapiens y el Neanderthal, explica Hawks.
Los huesos corresponden a tres individuos, dos adultos y un niño. Los científicos están particularmente entusiasmados por los restos de uno de los adultos, bautizado como Neo, "uno de los más completos jamás descubiertos", dice Berger, "técnicamente más completo que el famoso fósil de Lucy, dada la preservación del cráneo y la mandíbula".
Un cráneo naledi rescatado por arqueólogos. Fuente: eLIFE
Un fémur y la clavícula de Neo, ya le han permitido confirmar datos como su estatura (alrededor de 1,5 metros) y su pericia tanto para caminar como para escalar.
Aún más significativo es el hecho de que la hipótesis de la sepultura toma fuerzas, dado que no hay indicativos de que los cuerpos hayan sido localizados allí por predadores u otros eventos externos.
"Lo provocativo sobre el Homo naledi es que son criaturas con cerebros de un tercio del tamaño del nuestro", dice Hawks. "Esto claramente no es un ser humano, pero parecen compartir un aspecto conductual muy profundo que reconocemos, un cuidado perenne por otros individuos que continúa después de sus muertes".
"Me emociona ver lo que podrían ser las raíces más profundas de prácticas culturales humanas", agrega.