Si hay una cosa que nos gusta a todos, que nos hace felices y que reúne a las personas, amigos y a las familias, esa es la comida. Porque no hay nadie que no disfrute de un buen plato, bien cocinado, rodeado además de personas que quiere.
Porque la cocina es una actividad a través de la cual se entrega mucho cariño y porque cada día la buena comida es más apreciada a nivel mundial y más personas se animan a cocinar; es que el famoso chef brasilero David Hertz decidió el año 2006 abandonar su puesto en un restaurant de Sao Paulo para enseñar gratuitamente a cocinar a los jóvenes de las favelas.
Fue tal su buena experiencia y la increíble recepción de los jóvenes, que David quiso llevar la gastronomía social a algo más grande para poder llegar a más personas. Así fue como nace Gastromotiva, una organización sin fines de lucro que utiliza la gastronomía como instrumento transformador para las personas más vulnerables de la sociedad.
¿Cómo actúa a ONG? Capacitando profesionalmente en la cocina a jóvenes vulnerables, personas en situación de calle, migrantes, personas privadas de libertad y a hombres y mujeres en evidente riesgo social; para otorgarles las herramientas y oportunidades necesarias para emprender en el mundo gastronómico,
A 10 años de iniciada esta asociación, Gastromotiva se ha convertido en un verdadero movimiento social culinario que reúne a grandes chefs y profesionales de varias partes del mundo, cuenta con importantes socios del rubro culinario (supermercados y restaurantes); y opera en Sao Paulo, Río de Janeiro, Salvador, Curitiba y desde el año pasado, en México, y a fin de año es posible que abra oficinas en Buenos Aires.
Más de 2.300 personas han sido capacitadas de forma profesional por la ONG, y más del 80% de los alumnos consiguen trabajo al finalizar el curso. El lema de Gastromotiva es "No basta que la comida sea buena, debe hacerle bien a la sociedad", y justamente eso es lo que están haciendo.
"Nosotros podemos crear puentes entre mundos que no se hablan porque trabajamos con toda la cadena de producción, porque tenemos influencia, porque nuestras habilidades pueden producir más que comida rica, pueden alimentar más a la sociedad", señala David Hertz.
David Hertz junto a alumnos de Gastromotiva |
La capacitación profesional que imparte la organización, dura entre 3 y 4 meses y los cursos son impartidos a través de universidades asociadas, para que así los alumnos logren conseguir un empleo y sean capaces de generar ingresos e incluso montar su propio negocio.
Los cursos están orientados a hombres y mujeres de entre 17 y 35 años de edad con ingresos familiares de hasta tres salarios mínimos, no calificados, pero con potencial y gusto por la cocina. Y las clases se imparten de lunes a viernes de 15:30 a 18:30 hrs en el Instituto Gastronómico Corbuse (filial de México).
Los alumnos son capacitados como aprendices de cocina en temas de técnicas básicas de cocina, higiene, cocina mexicana, eco-gastronomía, desarrollo personal y ciudadanía. Además, como parte de su formación, desarrollan un proyecto de Trabajo de Acción en Comunidades (TAC) en el que replican el conocimiento adquirido durante el curso en sus comunidades para aportar a la educación y desarrollo, ayudando a multiplicar el número de beneficiarios.
Muchos de los egresados siguen colaborando con Gastromotiva e incluso muchos trabajan en los comedores sociales de la ONG, en los que ofrecen comida gratuita a personas en situación de calle de las distintas ciudades.
El curso está financiado por empresas, fundaciones, institutos y personas que creen en la causa y también por una red del mercado gastronómico que apoya a Gastromotiva y da la bienvenida a los alumnos graduados, ayudándolos a ubicarlos en el mercado laboral.
Miguel Ángel Hernández, alumno de la primera generación de Gastromotiva de México, señala que "desde chiquito mi sueño siempre había sido la gastronomía, cocinar, ser chef. Empecé este curso en el que realmente me enseñaron muy bien, desde cómo agarrar un cuchillo, todo lo que debemos evitar en la cocina, cómo desinfectar y lavar bien los alimentos, cómo evitar el desperdicio y también cómo lidiar con problemas que pueden existir en la cocina".
El año 2010 David Hertz decidió crear un proyecto nuevo en Gastromotiva que consiste en realizar cursos de cocina dentro de las cárceles de Brasil.
Después del exitoso piloto, el equipo de la organización buscó recursos por todas partes para lograr que las clases de cocina formen parte de una política pública en las prisiones; y lo lograron.
Sólo entre diciembre de 2013 y agosto de 2014, 60 mujeres y tres empleados de la Penitenciaría de Mujeres de Sao Paulo, completaron exitosamente el curso. Ocho de ellas, que cumplieron su pena, continuaron su formación con Gastromotiva y hoy trabajan en el área de la gastronomía, algunas como empleadas y otras como empresarias gastronómicas independientes.
"El programa será determinante para la reintegración de estas mujeres a la sociedad, ya que les da no sólo la posibilidad de un buen entrenamiento, sino el empoderamiento de valores personales y ciudadanía, abriéndoles una perspectiva real de reorganización social de sus vidas a través de la labor legal y legítima", señala el doctor Jaime García de Santos.
Hace un tiempo les contamos sobre el Refettorio Gastromotiva que se lanzó en los juegos olímpicos pasados (Río 2016) y que es otra de las iniciativas sociales de la ONG. Busca lograr un mundo sin desperdicio de comida y un mundo más inclusivo.
¿Cómo lo logran? A través de sus comedores sociales, en los que además de recuperar los alimentos que sobran de los restaurantes y de las mismas clases de cocina de Gastromotiva; logran promover la dignidad de las personas, ofreciendo cenas de primer nivel, gratuitas, a las personas sin hogar o en situación de calle.
Funciona como un restaurante-escuela donde chefs invitados y jóvenes talentos de Gastromotiva cocinan con ingredientes de sobras. Además cuentan con la campaña "pague el almuerzo y deje la cena", la que consiste en que el público en general asista a cenar al Reffetorio, cancele su comida, y gracias a eso, Gastromotiva regala una nueva cena a una persona en situación de calle.
¿Conoces una iniciativa similar en Chile?