Tres años faltan para que los próximos juegos olímpicos tomen lugar en la capital de Japón. Ya se adelantó a principios de este año que Gokú, el emblemático personaje de Dragon Ball, será la mascota oficial, y se han revelado otras “papitas” sobre la instancia.
Por ejemplo, que un grupo de 30 jóvenes ingenieros japoneses que se hace llamar Cartivator Resource Management, viene desarrollando desde el 2012 un auto volador con capacidad para una persona, que tiene como fin elevarse para encender el gran símbolo de los juegos: la antorcha. Éste se comercializaría además en 2025. Suena a la película de 1982 Blade Runner, pero es real.
Se llama Sky Drivey consta de una estructura de aluminio con baterías, ocho propulsores y pelotas de básquetbol que funcionan como amortiguadores. A pesar de que esto corresponde a su etapa inicial, ha logrado elevarse por algunos segundos en el aire. ¡Un gran primer paso!
En el minuto 1:46 del video se puede ver una breve demostración del prototipo:
Antes de que se decepciones y digan ¡Pffff!: es cierto que a primera vista no es lo que esperábamos (un Porsche volador), pero en realidad promete mucho. De hecho, Toyota es el auspiciador oficial de esta máquina voladora y ha invertido US$ 386 mil (unos CLP$ 258 millones) para mejorar el diseño. Ya en el 2019 se espera que sea manejado por primera vez por una persona. Pero hasta el momento, eso es demasiado peligroso.
Para el líder del grupo que está desarrollando el prototipo, Tsubasa Nakamura, ha sido un sueño de toda la vida el tener un auto personal que lo transportara donde sea (incluso por los aires). Por lo mismo, en 2012 con el equipo Cartivator ganó el concurso de negocios KOREARATA, gracias al diseño que mostraron. Desde entonces, no ha parado de trabajar.
Sky Drive se basa en el funcionamiento de los drones: si te fijas bien en el video anterior, es muy parecido a uno. De hecho, el equipo buscó ayuda de un experto en drones quien además es profesor de ingeniería mecánica en la Universidad de Tokushima, Masafumi Miwa.
Los creadores aseguran que será el más pequeño que exista, ya que medirá 2,9 metros de largo y 1,3 de ancho. También va a elevarse a una altura no mayor a los diez metros, dependiendo de la velocidad de cada propulsor y será capaz de cambiar de dirección.
En cuanto a la velocidad de vuelo, se espera que alcance los 100 kilómetros por hora y tendrá una autonomía de 150 kilómetros (es decir podrá andar por su cuenta esa cantidad de kilómetros antes de volver a ser cargado).
Eso sí, estos japoneses no son los únicos ni los primeros que tienen grandes expectativas en cuanto al futuro del transporte cotidiano. Actualmente existen cerca de 15 proyectos en el mundo que están buscando lograr un vehículo que sea capaz de flotar por los aires y entre los lugares se encuentran Estados Unidos, Holanda, Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia.
Entre ellos destaca la marca estadounidense Terrafugia con su modelo que más promete, llamado The Transition. Tiene la capacidad de volar y de manejarse en tierra y, de hecho, ya existe. Ha sido probado en sus prototipos del 2009 y 2012. Además, se espera que en 2025 ya esté disponible para el uso doméstico.
Otro modelo es el Pal-V, un pionero de los Países Bajos que empezó a desarrollarse en 2001. Se parece a un helicóptero y tiene tres ruedas, pero es del porte de un auto común y corriente. Se supone que para fines de 2018 estará funcionando, aunque por mientras ya inició las preventas desde su página web.
También existe “The Flyer” de Kitty Hawk, empresa respaldada por Larry Page, creador de Google. El vehículo despega como un helicóptero y alcanza una velocidad de 40 kilómetros por hora, y por sus características, para la Administración Federal de la Aviación de EE.UU. lo considera una "aeronave ultraliviana". Saldría a la venta antes del 2018.
Además, Uber lanzó recientemente su proyecto Uber Elevate, que busca terminar con la congestión vehicular, la contaminación y acortar los tiempos de viaje con la creación de medios de transporte que despeguen y aterricen verticalmente. Para esto, están estudiando las condiciones tecnológicas, como también colaborando con desarrolladores y agencias de gobierno. Se espera que para la próxima década esto sea una realidad.