Hacer el informe del trabajo, preparar la presentación de la universidad, lavar la ropa que tienes sucia, cocinar para la semana, ordenar tu habitación, sacar a pasear al perro, etc. En la vida nos enfrentamos muchas veces a actividades que feliz dejaríamos a un lado por otras mucho más interesantes… como ver tele.
El problema es que parte de convertirnos en adultos responsables conlleva -además de reponer el papel higiénico del baño cuando se acaba- el desarrollar la habilidad de hacer las cosas que no queremos. Y como sabemos que es algo que nos cuesta a todos, en El Definido buscamos los mejores consejos para hacer esas tareas sin morir en el intento (o sufrir lo menos posible).
Una investigación llevada a cabo en la Universidad de Nottingham en el Reino Unido determinó que las tareas desagradables que tenemos que realizar día a día, pese a ser inofensivas, pueden tener un gran impacto negativo en nuestras emociones si es que no sabemos lidiar bien con ellas.
Sin embargo, por mucho esfuerzo que les pongamos, jamás se convertirán en actividades placenteras (a no ser que de verdad te guste pasar la aspiradora). Aunque eso no significa que podemos encontrar maneras de hacer más ameno el proceso de cumplir con ellas. Especialmente cuando se trata de nuestra sanidad mental, después de todo, ¿a quién no le ha pesado dejar para más tarde una tarea que tiene pendiente hace más de un mes?
La doctora en psicología, Susan Kraus, propone una serie de acciones que deberíamos tomar para hacer todo esto un poco menos tedioso. Algo así como unos lifehacks de las tareas desagradables, entre los que están:
1. Date unos gustitos: independientemente de si lograste lo que tenías que hacer de una sola vez o lo has ido haciendo de a poquito, es importante que te premies a ti mismo por lo que has hecho. Por ejemplo, dándote unos diez minutos de break para revisar Facebook o lo que sea que te parezca una motivación para seguir después con tus tareas.
2. Haz lo peor primero: ¿estás preparando un informe y hay un tema en particular que te da mucha flojera tratar? ¡Hazlo primero! La lógica de dejar las cosas para después nos hace mal y eso se basa en, precisamente, porque no queremos hacer ciertas cosas. En ese sentido, si ya estás haciendo algo que no quieres, mejor comienza por la peor parte y así el resto no parecerá tan malo.
3. Llega preparado: nada peor que poner manos a la obra y no tener las herramientas para hacerlas funcionar. Por eso, es necesario que estés preparado de antemano para lo que se te viene. Eso significa hacer el trabajo anterior de conseguir todos los elementos necesarios para cumplir con tu trabajo, como unos guantes de ule y una botella de cloro gel (si te tocó limpiar los baños).
Pero hay más. Un sitio llamado Asianefficiency, dedicado a enseñar a administrar mejor nuestro tiempo, sugiere otro tipo de técnicas para lograr salir al paso de las tareas que aborrecemos. Entre ellas:
4. “Solo cinco minutitos”: en inglés se le llama Solar flaring (en español, erupción solar) y consiste en proponerse a uno mismo el trabajar durante solo cinco minutos. La idea es que dentro de ese corto tiempo, “engañemos” a nuestra mente para que así terminemos queriendo hacer dicha tarea hasta el final. Algo así como “ya que estoy en estas, por qué no terminarlo…” (lavando platos es un clásico).
5. ¿Salsa de pomodoro?: Otra técnica que sugieren es una que ya hemos tratado en El Definido. Se trata de “pomodoro”, un mecanismo en el cual te obligas a trabajar sin distracciones y sin parar durante un determinado espacio de tiempo, el que generalmente bordea los 25 minutos. Después de eso, descansas unos cinco minutos y vuelves a la carga con otros 25 más, y así sucesivamente. Realmente funciona.
6. Dile a alguien más que sea tu “jefe”: esto aplica para aquellas tareas no tienen un deadline, ni hay nadie supervisándote. En ese contexto, es fácil querer posponerlas, pero si logras que alguien se convierta en un jefe por un rato para que supervise tus avances, te encontrarás trabajando contra el tiempo y una “autoridad”, lo que funciona muy bien para algunos.
Y tranquilos, que para los insaciables, aún queda más.
7. ¡Mindfulness!: este acto (del que ya te habíamos contado) es algo que servirá para mentalizarte y enfrentar una buena actitud la tarea. Consiste en estar realmente presente en un momento determinado, consciente de pensamientos, emociones, sensaciones corporales y del ambiente circundante, con cuerpo y mente sincronizados, y con actitud de aceptación. Eso nos puede ayudar a tener una mejor concentración y a hacer las cosas que no queremos hacer, pero de buena gana.
8. Hazte un calendario: para todos los que tienen problemas para organizarse (o a los que les encanta hacerlo) esto viene como anillo al dedo. Básicamente, consiste en hacer un calendario motivacional, en el que vas anotando todas las cosas que tienes que hacer y que te dan lata. La idea es ir tachándolas a medida que las vas cumpliendo, algo que puede tener un efecto más positivo de lo que esperabas: el placer de avanzar y sentirte eficiente.
9. Dedícale un día entero: si se te acumularon un montón de cosas que aún no haces y prácticamente estás hasta el cuello, te queda una última salida. Dejarlo todo para un día. Quizás sea el peor día de tu vida, pero los que vendrán más adelante tendrán un sabor mucho más dulce. Además, si estás corto de tiempo, puedes hacerlo un fin de semana.
Está bien, no hay una receta mágica para que milagrosamente todo lo que tienes pendiente esté listo, pero no está de más aprovechar cada manera que haya para lograrlo de una manera menos desagradable. Después de todo, procrastinar no precisamente es la salida (independientemente de que te puede ayudar a ser más creativo).