La actividad ideal en Ciudad de México los fines de semana es ir a la cárcel. ¿Extraño o no?, bueno así es. Cada vez más gente asiste al centro penitenciario de Santa Martha Acatitla los días sábado.
El atractivo son sus obras de teatro protagonziadas por los reos, y por las que la gente realiza largas colas para tomar el autobús, esperando horas para ver estas funciones de manera voluntaria, ya sea por entretención, curiosidad o caridad. La intención puede variar, pero lo que no varía es que todos los espectadores salen gratamente sorprendidos.
La compañía teatral que creó este programa carcelario es el Foro de Shakespeare, luego de que su directora, la actriz Itari Marta recibiera una particular llamada. Era Sara Alderete, más conocida como la Narcosatánica, una asesina en serie mexicana condenada a más de 600 años de presidio por haber cometido doce homicidios en ritos satánicos.
Alderete le pidió que por favor llevara a cabo talleres de teatro al interior de la cárcel, ante lo que Itari accedió encantada. Esto fue hace ocho años. Ocho años donde no solo se ha desarrollado un espacio de expresión y sanación para los reos, sino que se han formado numerosos actores, ofreciendo una salida profesional a las personas privadas de libertad, al acabar sus condenas.
Este panorama cada vez tiene mayor popularidad para los ciudadanos de la capital de México, llegando al punto que deben reservar con un mes de anticipación la entrada para asistir a este evento.
Además, todos los espectadores pagan su entrada, aportando así con los ahorros de los reos y también para que la puesta en escena, los disfraces y la decoración del escenario, sean cada vez más profesional.
En la función del 18 de marzo pasado, 130 personas acudieron a reflexionar sobre la incapacidad de amar del ser humano, gracias a la puesta en escena de la obra Ricardo III de Shakespeare.
El teatro en la cárcel no sólo es considerado como una actividad recreativa más, sino que se califica como trabajo y gracias a él, los reos pueden acortar sus condenas, y juntar dinero para cuando salgan en libertad.
Además, ha funcionado como una excelente herramienta de ayuda psicológica, donde los presos pueden despejarse, transmitir sus sentimientos a través de la actuación, relacionarse con sus compañeros en un ambiente diferente y lo mejor, interactuar cara a cara con la sociedad, lo que los acerca, de cierta forma, a la libertad.
"La Universidad del Crimen", es el apodo que los reos le han puesto al Foro de Shakespeare, ya que se les permite estudiar y sacar un diploma de actuación, a pesar de haber cometido algún crimen y de estar privados de libertad.
Muchos reos al salir en libertad, continúan actuando o siendo incluso productores de las obras del Foro de Shakespeare, las que se presentan en distintos teatros y centros culturales de México.
Ismael Corona de 24 años, cumplió su condena de cinco años dentro de Santa Martha por homicidio con navaja, y dice al medio español Yorokobu que al interior de la cárcel aprendió a “delinquir” de otra manera.
“Hay un plan, hay que organizarse, ejecutarlo y cometer el crimen, que en este caso es que el espectador se lleve un resultado. Hay que delinquir bien en la escena y si lo haces bien, te ganas un aplauso”.
Además, su psicóloga constantemente le repite que no olvide lo que él hizo para que no tome esto como un juego y nunca más vuelva a matar.
Rafael Martínez lleva 14 años en la cárcel y le quedan aún 29 años más. Su crimen fue homicidio, y si bien se mostró escéptico al teatro en un comienzo, señala que “Cuando empecé, decía que el teatro no te hacía libre, sólo el dinero, pero hoy he cambiado mi opinión. La dirección hace que llores, que rías, aquí te quitas las máscaras (…). Yo no sé si saldré, pero ya soy un poco más libre”.
César David García fue condenado por homicidio con pistola. Lleva 15 años cumpliendo su condena y aún le quedan 60 años más. Él expresó sus inseguridades al comienzo y las ganas de dejar todo de lado.
“En ocasiones es duro, la exigencia es mucha: los ensayos, las funciones. Alguna vez te dan ganas de tirar la toalla (…) Es difícil llevarse con los compañeros. Cuando llegas a este lugar estás aún con armaduras, con antifaces. Con el teatro aprendes a dejar todo esto afuera y confiar en tus compañeros. Este lugar es de verdad”.