Se está discutiendo en prácticamente todos los países de Occidente: ¿qué hacer con la marihuana? Despenalizar su consumo, legalizarlo, restringirlo, prohibirlo, etc. Las opciones son varias y dependen de la “creatividad” de los legisladores de cada país, pero inevitablemente es algo que se ha estado tomando la agenda desde hace tiempo.
En Chile no estamos ajenos a esto. De hecho, prácticamente todos los candidatos presidenciales de este año se han referido a este tema, algunos con posturas más abiertas y otros no tanto. Algo que se explica, en parte, por la alta incidencia de la cannabis en nuestra sociedad. ¿No nos creen?
Para ponerlo en perspectiva, en Chile somos los mayores consumidores de marihuana de Latino América, con un 40% de la población que reconoce haberla consumido alguna vez en su vida. Así también, es el país de la región que tiene la percepción más positiva de esta droga, es decir, que consideramos que es menos peligrosa que el alcohol y el tabaco.
Es por todo esto que decidimos mirar hacia afuera y, sin hacer un juicio de valor, ver qué está pasando en donde han decidido legalizar desde su consumo hasta la venta, creando así, literalmente, una industria entorno a la marihuana. Este es el caso del estado de California en Estados Unidos.
En noviembre del 2016 se aprobó en este estado el la Propuesta 64, una especie de plebiscito en el que votaron más de once millones de personas y en donde el 56,4% de ellas aceptó legalizar la marihuana para consumo recreacional en adultos. Eso implicó que quienes tengan más de 21 años pueden:
- Poseer, transportar, procesar, obtener o regalar no más de 28 gramos de cannabis seca u 8 gramos de su concentrado.
- Poseer, plantar, cultivar, cosechar, secar o procesar no más de seis plantas en una residencia privada o en una zona resguardada y que no se vea a simple vista.
- Fumar o ingerir cannabis.
- Poseer, transportar, obtener, usar, manufacturar o regalar productos relacionados al consumo de la marihuana (como pipas, bongs, papelillos, moledores, etc.), siempre y cuando sea entre adultos mayores de 21 años.
Pero ojo, que también viene con una que otra limitación. Entre ellas, las personas no podrán:
- Fumar marihuana en donde esté prohibido fumar tabaco.
- Poseer, ingerir o fumar a menos de un kilómetro y medio de guarderías, colegios o centros juveniles en donde haya niños (a no ser que se haga dentro de una residencia privada y en donde el humo no moleste a los menores de dichos recintos mencionados).
- Manufacturar concentrado de cannabis usando un solvente volátil sin la licencia pertinente (es decir, no echarle productos químicos “raros”).
- Tener marihuana o productos relacionados a ella en el asiento del conductor o del copiloto en un vehículo que se use para transporte.
- Fumar o ingerir marihuana mientras se esté manejando.
- Fumar o ingerir marihuana en el asiento del copiloto o en los de los pasajeros.
Ok. Se puede fumar libremente y prácticamente en cualquier lado, pero ¿qué pasa con el comercio asociado a esta actividad? Hasta ahora, lo único que se puede es vender en el comercio establecido es marihuana para fines medicinales. Todo lo demás es considerado una venta ilegal, por ahora…
Se espera que el 1 de enero del 2018 comience a ser legal la venta de cannabis con fines recreacionales, lo que dará paso al surgimiento de un nuevo mercado. Es decir, habrá tiendas privadas dedicadas a vender este producto, tal como lo haría una tabaquería, por ejemplo.
Y en California, ya se están sentando los cimientos para crear una verdadera industria marihuanera. Hectáreas y hectáreas de invernaderos están siendo usadas para cultivar estas plantas, aprovechando también el buen clima de este estado para los cultivos.
Es que actualmente son el mayor productor de frutas y verduras de Estados Unidos y pretenden hacer algo parecido con la cannabis: producir la mitad de lo que haga el mercado nacional. Más encima, tenemos que recordar que Silicon Valley, el mayor polo de emprendimiento e investigación del mundo, se encuentra en California. Ya, ¿y?
Bueno, ya son varios los ojos de ahí que están puestos encima de esta planta, con la idea de desarrollar nuevos productos y tecnología de cannabis.
Ojo, que cuando hablamos de industria no estamos exagerando. Se espera que este rubro mueva ingresos por más de US$ 7 mil millones de forma legal. De eso, se cree que alrededor de mil millones de dólares irán directamente al estado y a los gobiernos locales por concepto de impuestos.
Aunque aún quedan algunos cabos sueltos. Por ejemplo, cómo será la legislación en cuanto a los controles de calidad para quienes cultiven, además de identificar los componentes psicoactivos de lo que se venda y la manera en la que se utilizarán pesticidas.
Después de todo, se trata de terrenos nuevos incluso para los habitantes de California, quienes verán el próximo año cómo se desenvuelve esta política más abierta al consumo libre de marihuana dentro de los adultos.
Pero esperen. Que hablemos del caso de California no quiere decir que como medio estemos a favor o en contra de cómo salieron al paso de este asunto (al igual que en el caso de Colorado), ni tampoco de promover el consumo de marihuana. La idea es dar a conocer más casos en donde se zanjó este tema que está siendo debatido constantemente en el país para pararnos ante el debate lo más informados posible.