Probablemente muchos hemos sido conmovidos (o traumados) alguna vez, viendo videos virales donde los protagonistas son perros, conejos, ratones, chinchillas o cualquier especie animal siendo utilizada y abusada para probar en ellos cosméticos o medicamentos.
Esto ha generado un amplio debate sobre si es justo o no, sobre todo en el ámbito medicinal. Pero a fin de cuentas, es algo que también toca a la industria de la belleza, ya que su proceder ético se encuentra bajo la vigilancia de la opinión pública. A partir de eso, han aparecido una serie de rankings que dejan al descubierto a aquellas compañías que utilizan a animales para probar sus productos.
Y en medio de todo esto, hay algunas empresas que han decidido mirar “fuera de la caja” como dicen los gringos, dejar a un lado a los pobres animalitos e ideárselas para no molestar más a nuestros pequeños y peludos amigos.
Uno de los ejemplos es EpiSkin, de L’Oréal (Francia), líderes mundiales en ingeniería de tejidos, quienes apoyan las actividades de investigación y desarrollo en seguridad y eficacia de tejidos reconstruidos humanos. ¿Qué significa eso?
En otras palabras, que crean piel humana artificialmente para probar sus cosméticos ahí, como les contamos hace un tiempo en esta nota. Aunque no son los únicos que están trabajando en lo mismo. Otro caso es el de EpiDermdeMatTek (Estados Unidos), una empresa de biotecnología que desarrolla la ingeniería tisular de construcciones de tejidos basados en células humanas.
Ahí, se generan alrededor de dos personas adultas de piel cada semana y la materia prima que utilizan son células de piel humana recuperadas de desechos quirúrgicos después de cirugías cosméticas y circuncisiones. Eso sí, MatTek no solo ofrece productos de piel, sino que también córneas, intestinos y hasta vaginas.
Las células comienzan a desarrollarse en una placa de Petri, en un proceso llamado in vitro. Durante varias semanas, las mismas se alimentan de nutrientes para promover el crecimiento del tejido y lograr así que sea semejante al cuerpo humano. Finalmente, lo “bioimprimen” con una impresora 3D (puedes ver más detalles aquí).
Incluso, la conocida organización animalista PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) ha colaborado con investigadores en el mundo de la cosmética y otras industrias, para incentivar el desuso del testeo en animales. De hecho, se alió con MatTek en el 2015 en un concurso de científicos, sugiriendo maneras de usar EpiDerm para reducir los experimentos con animales.
No todas las alternativas al testeo animal son a través del reemplazo de tejidos, hay más. Por ejemplo, una variable que se viene manejando tiene que ver con el Big Data y la bioinformática. ¿Ah?
Por un lado, se poseen bases de datos enormes de información de ensayos clínicos realizados durante, por lo menos, los últimos 30 años. En ese sentido, se sabe cómo han reaccionado diversos componentes en piel animal u de otro tipo durante décadas. Entonces, la lógica detrás de esta actividad se explica más o menos así: “¿para qué seguir maltratando a los pobres animales, si después de 30 años haciéndolo ya contamos con la información suficiente para saber qué efectos tienen determinados compuestos sobre ellos?”. Proyecto como Icrea y diXa se dedican a esto.
También hay otras pruebas que permiten a los fabricantes de medicamentos y cosméticos hacer ensayos que indiquen si los componentes de los productos pueden causar cáncer u otros problemas médicos. ¿Cómo? A través de los análisis moleculares que muestran cómo reaccionan las células humanas y las bacterias a la exposición de varios compuestos.
Se pueden probar miles de tóxicos cada año de una manera más rápida, amigable y económica que con el uso de animales. Al final de cuentas, se trata de iniciativas que buscan aliviar el sufrimiento que sufren los animales de laboratorio, además de dar una luz de esperanza a todos los animal lovers alrededor del mundo, que desean que la experimentación con animales se convierta en algo obsoleto.