Panorama ideal para los fines de semana de invierno: pasar el día en pijama de polar, guatero en mano, sábanas recién cambiadas y sintonizar Netflix en tu tele o computador para ver una serie nueva. Pedir comida rica a domicilio para no tener que salir de la casa y llevarte hervidor, café, chocolates y bebidas a la pieza para no tener que salir de ella. ¿Quién dijo yo?
Es que en el frío del invierno, al igual que a los osos, nuestro cuerpo nos llama a “hibernar”, a movernos poco y a dormir mucho. Y vamos, seamos sinceros, la edad también pasa la cuenta y el quedarse en casa viendo películas o haciendo cucharita es cada vez más tentador (incluso en verano).
Pero si lo pensamos bien, la mayoría trabajamos en oficinas o lugares cerrados, a lo más bajamos a estirar las piernas de vez en cuando (ejem, o a fumar), después nos metemos al metro (otro lugar cerrado), los más mateos van al gimnasio (ídem); y luego partimos a la casa a comer, ver tele y a acostarnos.
¿En qué minuto tenemos contacto con la naturaleza? ¿En qué minuto oxigenamos los pulmones?
Cada día hay más estudios científicos y profesionales de la salud y la psicología que dicen que pasar demasiado tiempo en lugares cerrados perjudica la salud y que el contacto con la naturaleza no sólo es beneficioso, sino esencial para la salud, vida y buen desarrollo de los seres humanos. Y va mucho más allá de quitarte el estrés y ejercitar el cuerpo.
En El Definido les contaremos algunas cosas que levantarse ya de su silla y salir a dar un paseo por el parque más cercano.
Varios estudios muestran que los paseos por la naturaleza tienen efectos de promoción de la memoria, a diferencia de otros paseos (entre edificios y calles).
Por ejemplo, uno que se realizó en la Universidad de Michigan, confirmó que un paseo por la naturaleza ayuda a incrementar la memoria a corto plazo en un 20%. ¿Cómo lo constataron? Tomaron a dos grupos de alumnos y les dieron una tarea de 35 minutos de memoria breve con números. Luego enviaron a un grupo a pasear por el parque y al otro a pasear por las calles.
Cuando los participantes volvieron e hicieron la prueba otra vez, aquellos que habían caminado entre árboles rindieron con su memoria casi un 20% mejor que la primera vez. En cambio, los que habían recorrido lugares de la ciudad no presentaron mejoría.
Además, según un estudio de la Universidad de Virginia, los paseos en general, ayudarían a evitar el Alzheimer. Los resultados arrojaron que los hombres de 71 a 93 años de edad que caminaban 400 metros diarios, tenían un 50% menos de riesgo de sufrir la enfermedad, comparado con aquellos hombres de la misma edad que no caminaban.
Una investigación amplia descubrió que la actividad al aire libre tiene un efecto protector en los ojos, reduciendo el riesgo de desarrollar miopía y evitando su progresión en niños y adolescentes.
Por otro lado, un estudio de Taiwán tomó como muestras a dos escuelas cercanas donde la miopía era igual de común y le dijeron a una que alentara la actividad al aire libre durante el recreo y a la otra, que se mantuviera como siempre. Después de un año, la tasa de miopía en esa escuela de control fue de 17,65% y en la escuela que jugaron al aire libre, el porcentaje fue sólo de 8,41%.
Según un estudio de la Ross School of Business de la Universidad de Michigan, el movimiento en general y el paseo en particular ayudan a tener mejores ideas y mayor afluencia.
Es decir, romper las limitaciones físicas del espacio empuja a nuestro cerebro a encender la creatividad, y por eso mismo que los discípulos de Aristóteles filosofaban dando largas caminatas, y novelistas como Antonio Machado o R.L. Stevenson y pensadores como Thoreau, también encontraban su inspiración en las caminatas al aire libre.
También les habíamos contado hace ya un tiempo, que por esa razón era muy bueno salir a caminar unos 20 minutos en medio de la jornada laboral, impulsa un mejor estado de ánimo, la creatividad y la concentración.
Otro estudioconcluye que las personas inmersas en la naturaleza durante cuatro días -mucho más tiempo que un paseo por el almuerzo en el parque- aumentaron su rendimiento en una prueba creativa de resolución de problemas en un 50%.
Con esto debemos ser cuidadosos. Estudios preliminares sugieren que pasar tiempo en la naturaleza -en los bosques en particular- puede estimular la producción de proteínas anticancerígenas y que los niveles aumentados de esas proteínas pueden durar hasta siete días después de un viaje relajante en el bosque.
Por otro lado, estudios japoneses han encontrado que las áreas con mayor cobertura forestal tienen menores tasas de mortalidad de una amplia variedad de cánceres. Incluso en Japón es común el tratamiento de "baño de bosques" como medicina preventiva.
Son varios los estudios científicos que avalan esto. Por ejemplo, un grupo de científicos escoceses señaló que algo tan simple como una caminata tranquila, puede ser un componente importante a la hora de combatir la depresión.
Los autores del estudio indican que el ejercicio es una distracción de las preocupaciones, lo que da una sensación de control y libera hormonas del bienestar; y que si bien la depresión debe tratarse con fármacos, el ejercicio y las caminatas pueden ayudar a curar los síntomas leves y también a prevenirla.
Por otro lado, un análisis de 10 estudios sobre el llamado "ejercicio verde" arrojó que cada ambiente verde mejoró la autoestima y el estado de ánimo de las personas; y que aquellas con depresión u otras enfermedades mentales tuvieron una de las mayores mejoras en la autoestima. Los efectos positivos aumentaban aún más con la presencia de agua.
Una investigación del año 2010 señaló que los ambientes forestales tienen efectos beneficiosos sobre la función inmune humana, y que los paseos sirven para combatir males como resfriados y otras infecciones.
Por otro lado, Ming Kuo, investigador de ambiente y comportamiento de la Universidad de Illinois, revisó cientos es estudios que evidencian que pasar tiempo en contacto con la naturaleza nos protege contra una sorprendente gama de enfermedades incluyendo depresión o cáncer, como mencionamos, y también diabetes, obesidad, y muchas más. Luego de analizas esos efectos, Ming Kuo, concluye que la respuesta está en la capacidad de la naturaleza para mejorar el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico.
Un estudio de la Universidad Estatal de California en Long Beach (2006) demostró que entre los factores que mejoraban el humor del grupo de personas estudiadas, estaban las caminatas: a mayor cantidad de pasos, mejor humor. Además, investigadores de la Universidad de Edimburgo aseguran que dar un paseo en áreas verdes puede disminuir el cansancio de nuestro cerebro, lo que nos predispone a un mejor ánimo.
Un estudio de la Universidad de Sao Paulo que evaluó a un grupo de personas con insomnio, y comparó el efecto que tenía el ejercicio moderado como caminar y el ejercicio aeróbico más intenso; concluyó que el ejercicio más moderado fue el que alcanzó mayores beneficios respecto a la calidad de sueño.