Imagen: César Mejías

¿Por qué creemos con tanta seguridad en cosas extrañas o inverosímiles?

Hay muchas veces en las que una teoría irracional puede convencernos al responder interrogantes de la vida. ¿Por qué logra hacernos sentido? Michael Shermer, fundador de la Sociedad Escéptica, tiene una explicación.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2017-07-26 | 14:39
Tags | escepticismo, pseudociencias, espíritus, fantasmas, terraplanistas, ciencia, astrología, triángulo de las bermudas

La vida requiere de interpretación. A cada vivencia importante o intrascendente de nuestro día, le damos una explicación, la entendemos de determinada manera. ¿Y qué hay de aquello que escapa a nuestro entendimiento? Un arañazo en el muro en medio de la noche, una luz que se mueve veloz en el cielo o un sueño demasiado realista con alguien que ya no está entre nosotros… Bueno, dependerá de las creencias de cada uno.

Y eso es precisamente de lo que hoy queremos hablar, creencias. Puede parecer curioso que en pleno siglo XXI haya personas que continúan creyendo en vampiros, reptilianos, extraterrestres en la Tierra o viajes temporales.

Hoy queremos contarte sobre cosas extrañas en que aún sigue creyendo la gente. Pero primero veamos qué dice el rey de los incrédulos sobre el tema.

Sesgos y coincidencias

Michael Shermer es fundador de la Skeptic Society (Sociedad Escéptica), una organización que se dedica a promover el escepticismo científico, a combatir a las pseudociencias, las supersticiones y las creencias irracionales, además de ser escritor del famoso libro Why People Believe Weird Things (¿Por qué la gente cree cosas raras?).

Como rey de los incrédulos, Shermer ha luchado toda la vida por hacer entender a la gente que, al considerar un hecho como real, no hay que tener únicamente en cuenta sus aciertos, sino también sus errores (que en el caso de las pseudociencias suelen ser mayores). Por ejemplo, si consideramos a un santo como milagroso, la gente suele concentrarse en los dos o tres eventos sobrenaturales que se le atribuyen, ¿pero qué hay de las miles de viejitas que le prendieron velas sin resultados? De eso se trata, dice él.

En una charla TED (2013), Shemer señala que, a pesar de que los estudios indican que la gente se está volviendo más inteligente día a día –el índice de CI sube tres puntos cada diez años- siguen creyendo en cosas irracionales. Según él, para considerar que una disciplina es una verdadera ciencia, se requiere un balance entre datos y teoría, pues muchas veces estas últimas están llenas de sesgos cognitivos.

Shermer pone como ejemplo la famosa “Cara de Marte”, una formación rocosa en el planeta rojo que durante años fue interpretada como un rostro, en vez de pensar que, por coincidencia, eran un par de peñascos que a miles de kilómetros de distancia parecían una cara. El tema se debió a que la fotografía original fue tomada en 1976 por la sonda Viking 1, sin embargo, una imagen de 2001 delató lo detalles de una forma natural del terreno, en las mesetas ubicadas en una zona conocida como Cidonia. Quienes tenían sesgos cognitivos, o creían en la presencia de vida inteligente en Marte, interpretaron con facilidad ese “rostro” en la superficie marciana, como el testimonio de una civilización.


Wikipedia

Así, para explicar un hecho irracional, sumamos y sumamos coincidencias, hasta convertirlas en una certeza, sin advertir nuestros sesgos ni los errores de la evidencia.

Veamos algunos casos emblemáticos.

"La Tierra es plana como un plato"

Parece inverosímil, pero existe un grupo de personas que creen que la Tierra es plana, y que las agencias espaciales están involucradas en una conspiración internacional para engañar al público por dinero. Son los llamados “terraplanistas”, que se congregan en torno a una organización llamada Flat Earth Society.

The Flat Earth Society

Dentro de las cosas que creen, consideran que la Tierra es infinita y no existe un borde para este “plato”, que existe una cúpula sobre ella que nosotros interpretamos como el cielo, que la gravedad no existe sino que todo simplemente “cae”, y que los aviones tienen un distorsionador en las ventanas de sus pasajeros, para hacerles creer en la curvatura del planeta… ¡plop!

Este pensamiento es tan absurdo para nuestra época como para casi cualquier otra, de acuerdo al historiador Jeffrey Burton Russell. Él dijo a la BBC que “con extraordinarias pocas excepciones, ninguna persona educada en la historia de la civilización occidental desde el siglo III en adelante, creía que la Tierra era plana”. Sí, no te creas eso de que todos pensaban que la Tierra era plana antes de que Colón “lo comprobara”.

De acuerdo al medio británico, casi todas las evidencias de esta creencia provienen de las Sagradas Escrituras. Quienes iniciaron esta corriente pueden haber sido pensadores cristianos en contra del pensamiento científico, o bien, escritores con prejuicios antirreligiosos que querían desacreditar a los cristianos.

¡Cuidado en el Triángulo de las Bermudas!

Otro difundido mito de boca en boca, es la peligrosidad del Triángulo de las Bermudas, una zona imaginaria en el mapa del Atlántico que se extiende entre las islas Bermudas, Puerto Rico y Miami (lo más increíble es que tiene enlace en Google Earth).


Wikimedia Commons

Supuestamente y por causas desconocidas (y no pocas veces ligadas a alienígenas), este triángulo presentaría más desapariciones de barcos y aviones que cualquier otra zona marítima del mundo. Pero este relato no tiene ningún asidero en la realidad, pues de acuerdo a los datos oficiales de la Guardia Costera de Estados Unidos, en realidad, en esta zona no hay mayor incidencia de accidentes o naufragios y las cifras son semejantes a cualquier otra área marítima del mundo. Lo que sucede, es que a través de la historia, el triángulo ha sido atravesado por muchas rutas de navegación, por lo que resulta lógico que también haya habido muchos accidentes, pero porcentualmente incluso son menores que en cualquier otro lugar del mudo.

Nuevamente, la atención del público se ha centrado en los hallazgos sorprendentes y en los aciertos de la teoría, es decir, en los naufragios y accidentes aéreos, dejando de lado los miles de transportes que anualmente cruzan esa parte del cielo y del mar, sin contratiempos.

Los que prefieren no abrir los ojos durante la noche

Ruidos en las noches, fotos manchadas o extrañas voces grabadas en un casete. Una de las primeras explicaciones que se les viene a muchos a la mente es, “sin duda se trata de fantasmas”. De acuerdo a estadísticas publicadas por The Harris Poll, el 44% de los estadounidenses creen en fantasmas (y un 32% en ovnis, un 26% en la astrología y un 23% en brujas), una cifra que se acerca peligrosamente a la mitad de la población nacional.

Por supuesto, esta cifra varía en cada cultura, pero una encuesta hecha a nivel mundial en 2011, afirma que el 28,5% de los universitarios alguna vez han sido testigos de un suceso paranormal. ¿Cuántas veces hemos escuchado cuentos sobre alguien que vio o escuchó al espíritu de un muerto? No se trata de sencillamente de no creer por convicción (eso tampoco tendría sentido), sino de buscar la explicación más plausible para un hecho que escapa de nuestro razonamiento.

Y, en estos casos, generalmente hay algunas bastante más racionales.

Tal como señala Christopher French, profesor de psicología de la Universidad de Londres, “la gente trata de dar sentido a algo que, para ellos, parece inexplicable”. Es el caso, por ejemplo, de las personas que sufren del fenómeno de la parálisis del sueño, según plantean en ABC. Sucede cuando nuestro cerebro despierta unos dos o tres minutos antes que nuestro cuerpo, que aún se encuentra paralizado, lo que puede causar miedo, desesperación e, inclusive, alucinaciones respecto a que hay una presencia en la habitación que quiere hacernos daño.

Dentro de las muchas explicaciones, French agrega que los seres humanos sufrimos de una lucha constante contra la mortalidad, un terror a dejar de existir. Es por eso que la certeza en la existencia de espíritus, nos asegura la eternidad del alma, aliviando un poco este miedo.

Pero, si escuchas arañazos en la pared durante la noche, ¿es más probable que sea el espíritu del señor que allí vivió hace cuarenta años, o que sencillamente sea hora de desratizar?

Directo al final de la revista, “¿qué me deparan los astros?”

Y bueno, están los que toman decisiones de acuerdo a lo que le indiquen los planetas, el sol y la luna, mediante la disciplina de la astrología. “La alineación de Venus con el regente traerá calma para Tauro en agosto. Disfrute de los días de paz que pasará junto a su familia, sólo con una actitud sosegada encontrará a quien está buscando”. O cosas por el estilo que casi le pueden calzar a cualquiera.

No se trata de ridiculizar o de no respetar las creencias personales, pero nuestra mente es capaz de vincular un texto rápidamente con nuestras vidas, siempre buscamos identificarnos con aquello que vemos o leemos, por lo que no es raro que al leer a Tauro, Cáncer o Leo, nos sintamos súbitamente inspirados (y si no te convence, puedes leer este artículo de El Definido).

Juan Carlos Saumont, psicólogo y docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, lo señala así: “Creemos en el horóscopo porque es una manera que tenemos los seres humanos de intentar poner orden en el caos. Es una forma de querer anticiparse a lo que viene y, en ocasiones, de querer controlarlo. Desde tiempos inmemoriales el hombre ha querido prever lo que va a suceder y para eso ha consultado a astrólogos”. Y ojo, que Saumont también es astrólogo, pero perteneciente a una corriente que lo vincula con la psicología.

No sabemos con certeza si los astros influyen en nuestras vidas, ¿pero no es mejor pensar que somos dueños de nuestro destino y podemos actuar activamente en él para cambiar su rumbo?

Tal como señala Shermer, la vida a menudo puede ser aterradora, y este tipo de creencias otorgan certezas y seguridades allí donde sólo había confusión. El psicólogo Bruce Hood señala: “en ausencia de control, las personas se vuelven susceptibles a detectar patrones, en un esfuerzo por recuperar algún sentido de organización”. Y ahí estás los fantasmas, los ovnis o el destino. Vale la pena darle una vuelta más en la cabeza antes de creer a ciegas.

No queremos atacar las creencias de nadie, pero sí promover el sano ejercicio del razonamiento. De todos modos, la ciencia tiene bastante camino por recorrer para responder a tantas interrogantes que nos rodean hoy: universos paralelos, vida inteligente, otros tipos de materia, variaciones del espacio-tiempo, ¿podrá hacerse cargo de todos los misterios que nos rodean?

¿Qué opinas de la postura de Shemer? ¿Crees en fenómenos no científicos?