¿Se habÃan preguntado alguna vez qué hace “mágico†a los famosos “hongos mágicosâ€? Fue en 1959 que Albert Hoffmann, conocido cientÃfico suizo que estudió (e ingirió) un buen número de psicotrópicos, aisló e identificó el alcaloide responsable: la psilocibina.
Este componente se halla en más de 200 especies de hongos “psicodélicos†repartidos por casi todos los ecosistemas del mundo, con especial presencia en Latinoamérica.
Pese al boom de la sustancia durante la época hippie, y su uso sostenido desde entonces (pese a su predominante ilegalidad), nadie habÃa logrado replicar el proceso enzimático que produce la psilocibina.
Casi 60 años después, y aunque muy tarde para que Hoffmann pueda celebrar ingiriendo algunos, cientÃficos dieron con el orden correcto para generar el alucinógeno, hoy en dÃa muy cotizado en el mundo cientÃfico por sus potenciales beneficios en una variedad de trastornos.
Tres cientÃficos de la Universidad de Jena, en Alemania, lograron no solo descifrar el proceso de la sÃntesis de la psilocibina y las enzimas involucradas, sino también replicarlo in vitro.
Desde el trabajo de Hoffmann se sabÃa que habÃa una serie de pasos enzimáticos que culminaban la producción del componente. De hecho, él mismo habÃa sintetizado el alucinógeno, aunque solo con éxito parcial ya que sus efectos no se comparaban con el contenido en el hongo.
Gracias a la secuenciación del genoma de dos especies de hongos, los cientÃficos alemanes se dieron cuenta que los pasos observados por Hoffmann y otros colegas antes que ellos, estaban en un orden erróneo.
Los cientÃficos, además, identificaron 4 enzimas distintas que participaban en la biosÃntesis y utilizaron 3 de estas para sintetizar psilocibina en un ambiente controlado.
“Este nuevo estudio identifica los genes contribuidores y biocatalizadores por primera vez y, más importante, provee de una importante evidencia para apoyar la revisión del orden de los pasos claves propuestos hace más de cinco décadasâ€, comenta Jon S. Thorson, investigador de productos naturales de la Universidad de Kentucky.
Los avances hechos por los cientÃficos alemanes se traducen en una base importante para la sÃntesis en gran escala de la psilocibina, algo de interés para muchos investigadores que han comprobado sus efectos positivos en una variedad amplia de escenarios.
Aunque muchas drogas de hoy se perciben como un problema de “esta juventud en decadenciaâ€, hay varios indicios de que los hongos alucinógenos han acompañado a la humanidad, en un largo trip, desde hace miles de años.
Arte rupestre en el norte de Ãfrica sugiere que este tipo de alimento ya se consumÃa hace unos 9 mil años. Otras en España indican lo mismo hace unos 6 mil años. Información más concreta tenemos sobre su uso en las culturas mesoamericanas, donde cumplÃa un importante rol en rituales religiosos y de sanación. Los aztecas incluso lo llamaban “hongo diosâ€.
El siglo XX fue ambivalente, con el antes mencionado boom hippie que a la vez trajo una fuerte represión y condena a su utilización. Ha sido solo en las últimas décadas que cientÃficos han logrado finalmente descubrir los beneficios que las culturas antiguas ya vislumbraban (más allá de su uso recreativo o espiritual).
Ya les contamos que los hongos mágicos tienen una alta efectividad en el tratamiento de adicción a la nicotina y el alcohol, además de contra la ansiedad y depresión en pacientes con cáncer. No está más decir que su utilización en estos contextos siempre es apoyada por profesionales en un ambiente seguro y con los permisos necesarios.
EstadÃsticas también indican que serÃa la droga recreacional más segura, con solo un 0,2% de consumidores que han necesitado asistencia médica (versus 0,6% en el caso de marihuana o 1,3% de alcohol).
Esto sin duda ha dado más libertad a investigadores para explorar sus cualidades. Actualmente un psicólogo de la Universidad Johns Hopkins está incluso analizando sus efectos en la práctica espiritual de ¡miembros del clero!
Su posible sintetización a gran escala dependerá indudablemente del estatus legal. Hoy, muchos paÃses la ubican entre las drogas más peligrosas, aunque no la persiguen activamente (la primera incautación de hongos mágicos en Chile data recién de 2011). ¿Cambiarán de opinión las autoridades de salud a medida que más estudios salgan a la luz? ¿Se aceptará esta droga alucinógena para tratamientos clÃnicos comunes? Al menos podemos estar seguros de que, si es que sucede, las bases para su producción ya estarán identificadas.