Papers. Ámenlos u ódienlos, son un muy necesario medio para la divulgación científica, y que constantemente buscamos, ya sea por un trabajo de universidad, un reporte del trabajo o pura curiosidad.
Seguramente más de una vez habrán quedado metidos con un interesante resumen, para luego quedar tan colgados como con el último episodio de Game of Thrones: “debes tener una suscripción de pago para ver el estudio completo”.
Afortunadamente, este modelo, cuyas raíces datan de hace cientos de años, se halla en plena caída, dando paso al libre acceso de la literatura científica a quien lo requiera ¿Por qué se ha generado este cambio y qué sitios o editoriales lo apoyan? El Definido te lo cuenta.
Un reciente estudio encontró que el 28% de la literatura científica del último siglo es de libre acceso. ¿Y solo la de 2015, el último año analizado? Un sorprendente 45%.
Estas cifras son un claro indicador de que los tiempos cambian, y que las revistas científicas de pago podrían convertirse en una rareza en unos cuantos años.
Hace solo algunas décadas nadie lo habría pensado. Las revistas científicas surgieron para cumplir un importante rol en medio de la revolución científica de los siglos XVII y XVIII, llevando información que antes era para unos pocos, a quien la requiriera. Esto facilitó un ciclo de retroalimentación entre expertos, además de acercar la ciencia al pueblo (aquellos que sabían leer y estaban interesados en la ciencia, claro está).
Las editoriales que producían estas publicaciones también llevaban a cabo un importante trabajo de corroboración, filtrando a través de expertos los nuevos papers que les enviaban, dejando fuera a charlatanes o científicos con métodos dudosos o mal aplicados. Aquellos que pasaban la prueba, podían lucir orgullosos prueba de la validez de su trabajo: “¡Miren, la revista Ciencia Loca y Otras Hierbas me publicó!”.
¿Y qué pedían a sus lectores a cambio? Un pago, por supuesto, para poder costear todos los gastos asociados a la impresión en grandes números de una revista.
Saltamos varios cientos de años para llegar a la edad moderna . El modelo básicamente se ha mantenido, pese a que Internet permite entregar estos tomos con costos infinitamente menores a las antiguas imprentas, ¿justificadamente o solo inercia?
Para muchos científicos, el pago no se justifica porque estas revistas han perdido de vista su objetivo inicial. Si antiguamente facilitaban el acceso a conocimiento, hoy lo dificultan al punto de demandar a los propios científicos por tratar de compartir gratuitamente parte de sus papers, ya que muchas editoriales poseen los derechos de los estudios que publican.
Otros científicos, como el Nobel de Medicina Randy Schekman, también critican a las revistas científicos de gran prestigio, porque generan una presión entre investigadores por abordar temas más “vendibles” que son favorecidos por los editores de estas publicaciones. “Así como Wall Street necesita romper con el control de la cultura de bonificación, la ciencia debe romper con la tiranía de las revistas de lujo”, escribía en 2013.
Lo que queda es el prestigio y el historial académico que aún depende, en gran parte, de estas revistas científicas. Lamentablemente incluso esto se ha visto dañado, debido a no pocos casos donde el control de calidad ha sido, en términos francos, bien charcha.
Entran en escena las llamadas “revistas predatorias”, publicaciones de acceso libre interesadas más en cobrar por la difusión de un paper que en evaluar su validez. Un ejemplo concreto de esto, que mencionamos en un anterior artículo, es un “estudio” compuesto por un texto copiado de Wikipedia imbuido con terminología de Star Wars, y que fue recibido positivamente en varias de ellas.
La solución no es sencilla. Si bien las revistas científicas siguen jugando un rol importante en lo que se refiere a la validez mediante revisión de pares, es necesario un cambio para que no contradigan la principal razón de su existencia: la divulgación científica.
Afortunadamente algunas editoriales han comenzado a girar sus centenarios engranajes para no terminar como Blockbuster. Springer y Elsevier, por ejemplo, dos de las editoriales científicas más prestigiosas del mundo, ofrecen una alternativa de libre acceso (aunque con un costo para los investigadores) bajo una licencia Creative Commons a elección.
También ha sido importante el rol de publicaciones de libre acceso. Si bien algunas de ellas cometen las prácticas predatorias antes mencionadas, muchas cuentan con un correcto proceso editorial. DOAJ, un directorio seleccionado de este tipo de revistas, suma más de 10.000 con un total de 2,6 millones de papers gratuitos.
¿Y cómo encontrar más papers gratuitos en toda esta jungla? Hay una forma muy sencilla, rápida e indolora, ¡además de 100% legal! Lo único que tienen que hacer es instalar el plugin de Unpaywall en su navegador Chrome o Firefox.
Unpaywall fue creada por la corporación sin fines de lucro Impactstory y lanzada en abril de este año. Esta maravilla cuenta con una base de datos de varios millones de papers gratuitos. Si la investigación que están viendo tiene una versión completa y gratuita, un ícono verde les avisará:
Si prefieren una búsqueda manual, los directorios JURN y el antes mencionado DOAJ cuentan con buscadores. También ScienceDirect, propiedad de Elservier, cuenta con una opción en su búsqueda avanzada para limitar tu búsqueda solo a papers de libre acceso.
Los papers gratuitos se convirtieron de excepción en algo usual y esperemos que esta tendencia se convierta en la regla. La Unión Europea ya está dando pasos para esto: una propuesta busca que para el 2020 toda investigación financiada con fondos públicos sea puesta a disposición de la gente sin costos. ¡Nada mal!