*Esta nota fue originalmente publicada en 2017.

La ciencia avanza y ha ido derribando varios mitos que por mucho tiempo creímos que eran ciertos.

Así que para que estés al tanto de estos, en El Definido te contamos cuáles son algunos de los más sorprendentes.

Mito 1: podemos recordar las lagunas mentales producidas por el alcohol

Si se te pasan las copas (más bien vasos), te emborrachas y al día siguiente tienes lagunas mentales, mejor no hagas el esfuerzo de recordar qué fue lo que pasó, ni intentes reconstruir tu noche solo, porque no lo lograrás.

Cuando una persona toma mucho alcohol demasiado rápido, este suprime las funciones del cerebro encargadas de crear recuerdos, explica Reagan R. Wetherill, profesora de psiquiatría de la Universidad de Pensilvania. Entonces, las neuronas del hipocampo (responsable de la memoria) dejan de funcionar y no crean recuerdos a largo plazo. Entonces, no es que hayas olvidado lo que pasó, simplemente tu cerebro nunca creó ni almacenó esos recuerdos. ¡Cuidadito!

Mito 2: tenemos cinco sentidos

Probablemente en el colegio te enseñaron que tenemos cinco sentidos. Sin embargo, esto no es así y te lo habíamos contado hace un tiempo en El Definido: son muchísimos más, aunque no hay un número exacto, pero se cree que son entre 22 a 33 sentidos distintos.

La vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato no son los únicos, entre los “nuevos sentidos” encontramos, por ejemplo, la sensación de equilibrio, es decir, lo que nos mantiene en pie o la sensación que nos permite saber dónde están las partes de nuestro cuerpo, sin tener que mirarlas. Gracias a eso podemos escribir sin mirar el teclado o incluso caminar sin tener que vigilar nuestros pies, la sensación de dolor, percibir el paso del tiempo y la capacidad de sentir la temperatura que nos rodea, también están dentro de la lista.

Mito 3: después de la muerte, el pelo y las uñas siguen creciendo

Este dato un poco tenebroso nos sorprendía cuando éramos chicos, pero ya se descubrió que era una creencia errónea. Así que tranquilo, la tía Julia no tiene el pelo hasta el piso ni las uñas como estás señoras (bien vivas):

Para que las uñas crezcan, necesitan glucosa y su suministro se detiene cuando la persona muere y algo parecido ocurre con el pelo. Cuando el corazón deja de bombear sangre rica en oxígeno, la división de células del folículo piloso también se suspende. ¿Y por qué se creía que seguían creciendo por un buen rato?

Porque cuando una persona muere, la piel que rodea a las uñas se retrae y a medida que se va deshidratando, parecen más largas. Lo mismo ocurre con la barba, por ejemplo, la piel se retrae y hace que los pelos se vean prominentes y por eso parece como si hubiese crecido barba.

Mito 4: tienes que esperar media hora después de comer para poder nadar

Por si hay algún joven o adulto que aún lo crea, no podemos ignorarlo. Algunos dicen que era una excusa que inventaban los papás para poder dormir siesta tranquilos después almuerzo sin tener que preocuparse por sus hijos mientras se bañaban en el verano. Decían que nos podía dar un calambre y que por eso podríamos ahogarnos.

¿De dónde sacaron eso? Ni idea, pero lo cierto es que no existen casos documentados de ahogamientos atribuidos a la comida.

¿Y qué posibilidades hay de un calambre? Si te bañas justo después de comer, es posible de que te dé un calambre, pero solo si nadas enérgicamente, advierte la gastroenteróloga de la Universidad de Nueva York, Roshini Rajapaksa y agrega que las probabilidades son muy bajas cuando se trata de nadadores recreativos.

Además, un calambre no te debería incapacitar a tal nivel como para terminar ahogado, dice a The Washington Post la nutricionista Rebecca Scritchfield.

Mito 5: tus ojos se dañarán si te sientas muy cerca de la televisión

“Niños no se acerquen tanto a la televisión, va a quedar ciegos”, dicen muchas mamás. Pero se equivocan, porque hoy eso ya no pasa (si pensaban que con los computadores también, noup).

Antes de 1950, en Estados Unidos, los televisores emitían niveles de radiación que, después de exposiciones prolongadas, podían causar daños a la vista. Sin embargo, hoy tienen un blindaje adecuado que elimina este antiguo problema.

Lo que sí puede ocurrir es que te de fatiga visual y para evitarlo cada cierto tiempo hay que darle un descanso a los ojos y tener la habitación bien iluminada. 

Mito 6: si te haces sonar mucho los nudillos, te puede dar artritis

¿Tienes un amigo que le gusta hacerlo y siempre le llamas la atención diciéndole que es peligroso? 

Puede que te desagrade el sonido o que te dé nervios, pero se ha comprobado que las personas que lo han hecho con frecuencia durante muchos años, no son más propensas a desarrollar artritis que aquellos que no lo hacen. De hecho, se desconocen las causas de la mayoría de los tipos de artritis (existen más de 100) y es imposible prevenir ciertos factores que aumentan el riesgo de la enfermedad.

Así que la única consecuencia de hacer sonar los nudillos es el efecto irritante para quien lo observa, asegura un grupo de doctores estadounidenses que estudió el tema. 

Bonus Track: ¿son únicas las huellas dactilares?

Las huellas dactilares son un rasgo de identificación propio de cada individuo. Por eso que tu carnet de identidad la lleva, cuando te atiendes con un doctor debes ponerla, el iPhone la incorporó y los forenses las consideran como pruebas posibles de autoría en un crimen.

Sin embargo, Mike Silverman un regulador de ciencia forense en el Reino Unido, señala a The Telegraph: "Es imposible probar que no hay dos iguales", frase que puede sembrar algunas dudas al respecto. 

Lo que el experto quiere decir, es que no se puede demostrar que cada una de las partes de las huellas dactilares sea única, a menos que recopiláramos y comparáramos las huellas de todas y cada una de las personas que ha pisado la tierra (tal vez en un futuro de datos globales interconectados sea posible).

¿Habrá algún monje tibetano que comparta huella contigo? No es posible determinarlo. Sin embargo, aún no se ha encontrado una huella igual a otra, por lo que hasta el momento, todavía sigue siendo un método seguro y una de las características más diferenciadoras entre cada ser humano. 

¿Qué otros mitos agregarías?