Imagen: Rodrigo Avilés

De -70 a 40 grados: cómo se vive en los lugares más extremos del mundo

¿Cuánto aguantarías viviendo en un lugar con temperaturas de hasta -70 grados? Estas poblaciones hacen toda su vida en lugares que difícilmente llegarían a nuestra lista de vacaciones. ¿Cómo es su vida allí?

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2018-01-22 | 17:30
Tags | lugares, humanos, vivir, cultura, viajes, clima
Oymyakon es una pequeña localidad rusa, cerca del círculo ártico, conocida como “el lugar poblado más frío del mundo”. Tan frío que no existe alcantarillado, porque el tráfico de fluidos se congelaría en minutos.

*¿Te lo perdiste? Regularmente republicamos contenidos vigentes que pueden resultarte interesantes.

La porfía humana es algo digno de distinguir en nuestra especie. Lo mismo que nos ha llevado a miles de descubrimientos, grandes triunfos e ir, literalmente, a la Luna, nos permite vivir en medio de las condiciones más adversas que se pueden encontrar en este maravilloso planeta.

Desde el lugar más caliente, con promedios de máximas sobre los 40 grados; al más frío, donde se congela hasta la saliva, se encuentran grupos humanos que llevan, en ocasiones, siglos persistiendo en condiciones extremas. ¿Cuáles son? ¿Cómo viven? ¿Y cómo el clima ha modelado su día a día? Respondemos estas y más preguntas a continuación.

El más frío: donde se te congelan hasta las pestañas (Oymyakon, Rusia)

En 2015, un fotoperiodista neozelandés visitó las tierras congeladas de Siberia para capturar con su cámara un lugar cuyas temperaturas son similares a la de Marte: mínimas de hasta -72 grados, y un promedio de -50 en el invierno.

Oymyakon es una pequeña localidad rusa, cerca del círculo ártico, conocida como “el lugar poblado más frío del mundo”. Tan frío que no existe alcantarillado, porque el tráfico de fluidos se congelaría en minutos. Tan frío que hasta -40 se considera una temperatura “decente” para mandar a los niños al colegio. Tan frío que los autos se mantienen andando para que el frío no acabe con la batería.

Fuente: Siberian Times

A más de 800 kilómetros de la ciudad más cercana, la ciudad cuenta con 500 habitantes que sobreviven en base a una dieta rica en carne y, dicen, mucho alcohol. Para los trabajos al aire libre, se establecen turnos cortos de 20 minutos y nadie osa quedarse a conversar fuera por más de lo estrictamente necesario.

El clima sí tiene una que otra ventaja: la comida se puede mantener sin refrigeración eléctrica, porque la madre naturaleza pone lo suyo:

(el video fue grabado en una ciudad cercana, con temperaturas similares)

El más caliente: viviendo en un horno (El Valle de la Muerte, Estados Unidos)

Si miramos récords oficiales, el Valle de la Muerte, en Estados Unidos, ostenta la mayor temperatura jamás registrada, con increíbles 57 grados en 1913. En un verano en este lugar (parque nacional por lo demás), las máximas pueden ubicarse fácilmente sobre los 45 grados.

¿Un horno, dicen? Justamente el lugar habitado más caliente del mundo se ubica aquí: Furnace Creek (literalmente, “arroyo del horno”). En el lugar viven permanentemente una veintena de miembros de la tribu Timbisha, que lleva habitando el lugar por más de un milenio.

Hoy en día el turismo se alza como la principal actividad de la zona, donde no hay falta de oferta para jugar golf o tirarse a la piscina. Dentro de la villa de los Timbisha hay un restaurante donde se ofrecen ricos “tacos indios” y pan frito. También venden recuerdos como poleras y joyas. Los miembros de la tribu suelen irse a otros lugares durante el verano, por motivos obvios.


El dinero puede hacer milagros en el lugar más caluroso del mundo. Fuente: The Oasis

El más lluvioso: un diluvio funcional (Mawsynram, India)

Si encontraban que Valdivia era lluviosa, imaginen un lugar con 5 veces la cantidad de lluvia anual. Existe y está en el noreste de la India.

Los cerca de mil habitantes del pequeño pueblo de Mawsynram, ya están acostumbrados a la lluvia que, en temporadas de monzón, no para nunca. Hay años peores que otros. En 1985 se duplicó el ya altísimo promedio de cerca de 11.800 mm.

Créditos: Amos Chapple

El mismo fotógrafo que fue a Oymyakon, capturó algunos momentos en el lluvioso pueblo. “¿Es muy duro vivir con tanta lluvia?”, le preguntó a un joven carnicero que llevaba un cargamento al mercado. Él le contestó: “No podemos pensar en ello. Aquí siempre llueve, pero tenemos que trabajar, así que no sirve de nada preguntarse eso”.

Créditos: Amos Chapple

La gente de Mawsynram está más que acostumbrada a la lluvia, de hecho, la extrañan si se ausenta por muchos días debido al fantasma de la sequía, que también afecta a la zona por temporadas.

Dado que la agricultura se hace difícil en este clima, los habitantes del pueblo se dedican más al comercio. También se utilizan productos muy creativos para hacer un poco más cómoda la vida. Los knups, por ejemplo, son una especie de paraguas-caparazónes que protegen al usuario de manera más completa que un paraguas, y sin necesidad de usar los brazos para sostenerlo:

Créditos: Amos Chapple

El más seco: un oasis en medio de Atacama (Quillagua, Chile)

Si tenemos el desierto más seco del mundo, claro que con algo íbamos a aparecer en este listado. National Geographic contaba en 2002 que el pequeño poblado de Quillagua, a 280 kilómetros al norte de Antofagasta, había recibido apenas 0,2 milímetros de agua en ¡40 años!

Fuente: Soy Antofagasta

El lugar habitado más seco del mundo no lo parece gracias al río Loa, aunque su población, principalmente de la etnia aimara, ha ido reduciéndose cada vez más. El censo de 2002 contaba alrededor de 100 personas.

Un reportaje de 2016, lo describía como un lugar con muchas deficiencias. La electricidad solo se da 8 horas al día y para el agua potable dependen del municipio. Aún así, la modernidad algo se asoma en su día a día.

"Antes teníamos que ir al único teléfono que había en la plaza, o si no, esperar tres o cuatro meses a que llegaran las respuestas de las cartas que mandábamos. Ahora comemos en la mesa hablando por el celular con nuestros cercanos", relataba un vecino.

El pequeño poblado cuenta con una iglesia, una estación de bomberos (que raciona el agua más que apaga incendios) y un servicio de urgencia atendido por un enfermero.

A la dureza del paisaje también se suma la intervención del agua por mineras, lo que ha afectado al ecosistema de la zona. Antiguamente se hallaban varios peces y patos cerca del río, y no faltaban cultivos. Hoy la gente prefiere moverse a Calama porque la agricultura simplemente ya no se da.

Pero pese a todo, algunos prefieren quedarse. "Aquí no hay entretenimiento, pero la vida es muy sana, muy tranquila. Todos los días son iguales", comentaba otro habitante.

El más alto: todo por el oro (La Rinconada, Perú)

La vida es dura en La Rinconada, lugar que explotó demográficamente en los últimos años, pero no por la altura (5.130 metros sobre el nivel del mar); el oro ha hecho que miles de peruanos prueben su suerte en este poblado, que hoy alcanza los 50 mil habitantes, pero no cuenta con servicios sanitarios básicos y es descrito como “un gran vertedero”.

Fuente: Sometimes Interesting

Fuente: Sometimes Interesting

“Apenas hay hoteles. Y los que hay ofrecen habitaciones con una cama, tres mantas para soportar el frío de la noche, sin calefacción, sin ventanas y con un lavabo compartido y sin duchas. Las duchas en todo el pueblo son públicas”, cuenta un reportaje de El País.

No hay ley tampoco, porque la policía no existe. Lo que sí hay es oro. Pequeños granos que motivan a los mineros a trabajar bajo un sistema llamado “cachorreo”. Se trabaja 25 días para la minera, y luego 5 para beneficio propio. No hay ninguna seguridad de encontrar el preciado metal, por lo que trabajar gratis por todo un mes es una posibilidad.

Como a las mujeres no se les permite entrar a la mina, ellas se dedican en La Rinconada a rematar los desechos de la minera en busca de alguna pepita olvidada entre las rocas.

El más alejado: Napoleón tuvo la culpa (Tristán de Acuña, Gran Bretaña)

Hace unos 200 años, esta pequeña isla (literalmente ubicada “en medio de la nada”) fue reclamada por Gran Bretaña para evitar que fuese utilizada como base por los franceses para rescatar a Napoleón, exiliado en la “vecina” isla de Santa Elena. Decimos “vecina”, porque está realmente a 2.000 kilómetros de distancia de Tristán de Acuña, casi tanto como los 2.400 que la separan del continente africano (hacia el este). No hay aeropuerto, así que la forma más “directa” de llegar es un barco desde Sudáfrica, que toma una semana.

Hoy, aún bajo control de la corona británica, los cerca de 250 habitantes descienden de pequeños grupos que se fueron estableciendo durante los siglos XIX y XX. Tan poca es la variedad genética, que la isla ha sido objeto de estudios por las repercusiones de la endogamia inevitable en un grupo humano tan pequeño y aislado.

Fuente: The Lab and Field

La mayor parte de sus habitantes se dedica a la agricultura. La comunidad es dueña de la tierra, por lo que todas las familias poseen un terreno para tener ganado y cultivar alimento. También la pesca es otra actividad popular, además de servicios turísticos (algo que ha crecido en los últimos años) y servicio público.

¿Conoces otros lugares “extremos”?