La frase “Hecho en China” o “Made in China” fue durante décadas un sinónimo de mala calidad, piratería, poca durabilidad y hasta de la posibilidad de encontrar tolueno en altas cantidades. Fue por eso que por mucho tiempo nos maravillamos con el ingenio del márketing chino a través de zapatillas “adibas”, audífonos “somy”, consolas de videojuegos “polistation” y hasta chalas “sico”.
Esa es la razón por la que se le entregó a China el seudónimo de “copycat”, un término anglosajón para referirse a aquellos que se dedican a copiar los avances de los demás y a venderlos como propios. Aunque quizás sea hora de actualizar nuestro libro de sobrenombres, porque parece que los papeles se están invirtiendo, al menos en un área clave.
Desde hace un par de años la industria de la tecnología e innovación del gigante asiático ha estado dando pasos enormes. Tanto así, que ya se está consolidando como uno de los pioneros en el mundo tecnológico, dejando atrás a personajes icónicos del rubro como Japón y alcanzando a Estados Unidos, el más top de los top en la materia.
¿No nos creen? Miren cómo destacó China en la última edición de la CES 2018, una de las principales ferias internacionales dedicadas a presentar las mejores innovaciones tecnológicas.
Sanbo Max, un súper robot asistente.
IMAX VR de Huawei, lo último en realidad virtual.
WhiteShark Mix, un scooter subacuático.
Está bien, todos estos países productores de grandes tecnologías tienen uno que otro as bajo la manga para cautivar a un público aficionado del tema, pero lo de China es un fenómeno que se viene arrastrando desde hace no mucho más de una década.
Obviamente se siguen fabricando productos de mala calidad y se seguir haciendo imitaciones, pero porque prácticamente todo lo que conocemos se produce en ese país, así que en el saco entra lo malo, lo regular y lo muy bueno. Pero este gran cambio del que hablamos apunta a liderar no solo la producción, sino la creación de tecnologías de alta calidad e impacto. Y los resultados ya están a la vista.
Llegar a convertirse en un referente tecnológico no es algo que ocurra de un día para otro y para confirmar eso les presentamos el siguiente gráfico. Aquí se mide el avance de publicaciones científicas entre 2000-2013 que ha tenido un grupo de países.
Fuente: “Evolution of China's Innovation Performance”, Comisión Europea. |
Se trata de unos datos recopilados por un informe de la Unión Europea de 2015 acerca de cómo China ha estado forjando su industria de innovación y el resultado es sorprendente: la potencia asiática ha sido la única nación del grupo que ha demostrado un alza importante en la cantidad de publicaciones de investigación.
Con un crecimiento promedio anual de 17%, el país pasó de crear 41 mil artículos de este tipo a más de 300 mil en solo una década. Los números contrastan con las caídas que han experimentado la Unión Europea (de una tasa de aumento de publicaciones de 33% pasaron a 31%), Estados Unidos (de 26% a 23%) y Japón (de 9% a 5%).
Y si hay algo que grita “innovación” es la investigación. Pero no solo de publicaciones científicas vive el hombre y bien lo saben en China. Por lo mismo, la potencia comunista se ha puesto su mejor traje de libre mercado y ha sentado las bases para tener un pujante ecosistema de emprendimiento.
Todo esto, a partir del financiamiento de start-ups privadas a través de capitales de riesgo. Esto último corresponde al tipo de préstamo que se les hace a aquellas iniciativas que se encuentran en desarrollo y que implican un riesgo mayor para el prestamista. Este tipo de financiamiento ha vivido una alza abrupta en los últimos cuatro años.
Fuentes: KPMG y CB Insights. |
China pasó de prácticamente nada en 2012 a formar un ecosistema de emprendimiento con un financiamiento de capitales de riesgo que en 2016 superó los US$ 15 mil millones (algo así como el 7% del PIB chileno). Con esto, el número de emprendimientos “unicornio”, es decir, los que facturan más de mil millones de dólares, se disparó alcanzando los 58 ejemplares.
Sí, casi la mitad de Estados Unidos, pero quien le sigue es el Reino Unido, con solo un quinto de lo que posee China. Así que ahora casi un tercio de estas start-ups de gran facturación a nivel mundial provienen de la potencia asiática, lo que ha posicionado al país como uno de los líderes en materia de realidad virtual, vehículos autónomos, impresiones 3D, drones e inteligencia artificial.
Y bueno, esperamos que no estén aburridos de los gráficos, porque ahora se viene el último: ¿qué tanto ha aumentado el gasto público en I+D (innovación y desarrollo)?
Fuente: OCDE. |
La respuesta corta: muchito. China pasó de invertir no más de US$ 20 mil millones en el 2000 a acercarse a los US$ 400 mil millones (dos veces el PIB de Portugal) en 2015. Muy cerca de lo que Estados Unidos gasta en la misma materia. Es por eso que la cabeza de Google en China, Kai-Fu Lee, asegura que “la era del ‘copycat’ está superada. Ahora (en China) estamos más allá de eso”.
Hace dos años se lanzó un programa llamado “Made in China 2025”. Consiste en una iniciativa incubada en Beijing que busca básicamente convertir a China en el amo y señor de la tecnología del futuro a nivel global. Es como si la carrera por llegar a la luna entre EEUU y la URSS se hubiese convertido en una competencia entre China y EEUU para ver quién es el más bacán y tecnológico.
¿Cómo pretende lograrlo? Cumpliendo con las tres fases que se propusieron:
Ahora, no podemos detallar todas las medidas del plan, porque si no estaríamos hasta mañana, pero para que se hagan una idea:
No será fácil, pero China viene demostrándonos hace años que se puede dejar de ser un copión de productos, pasando de basar su comercio en la cantidad a uno que recae en la calidad. Es por eso que, por ejemplo, en los listados de los mejores smartphones ahora solemos encontrar ejemplares chinos (como los HTC o los HUAWEI).