Imagen: César Mejías

Tus CDs tienen los días contados, ¿por qué importa y qué se puede hacer?

A más de 35 años del ingreso del disco compacto al mercado, cada vez es más común encontrarse con señales de descomposición en ellos, incluso en aquellos nunca abiertos. El problema es un particular dolor de cabeza para coleccionistas y para la conservación cultural de muchos países.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2018-04-17 | 15:00
Tags | música, discos, conservación, cultura, tecnología
El CD no solo vive su ocaso en el mercado, sino también en su integridad física. Cada año que pasa es un paso más hacia la descomposición de sus materiales, lo que significa perder, potencialmente, contenido de gran valor sentimental o cultural.

Ya sea conteniendo un álbum de los Backstreet Boys, el Age of Empires o algún clásico de Disney, es imposible no asociar su reflectante superficie con los mejores años de nuestra niñez (claro, para gente como nosotros, los vilipendiados millennials). Hablamos, por supuesto, de los discos compactos, el soporte por excelencia de nuestra generación en su primera etapa.

Desde su lanzamiento en 1982, miles de millones de discos compactos se han vendido, acumulándose sus unidades en estanterías y bibliotecas de todo el mundo. Su figura fue el símbolo del contenido multimedia hasta un punto donde contenido y formato parecían ser solo uno. ¿Cuántos músicos, al referirse a un álbum, hablaban de lanzar un nuevo “disco”?

Hoy, a más de 35 años de su nacimiento, el CD no solo vive su ocaso en el mercado, sino también en su integridad física. Cada año que pasa es un paso más hacia la descomposición de sus materiales, lo que significa perder, potencialmente, contenido de gran valor sentimental o cultural.

¿Cómo es que un CD se puede “pudrir”? ¿Cómo puedo notar las señales en mis CDs? ¿Por qué a muchos gobiernos les importa? Te lo contamos a continuación.

Expectativa de vida: depende

Antes de despedirte de tu querida copia original de Encarta 97, debes saber que la vida útil de un CD puede variar ¡y mucho!

Un estudio encargado por la Biblioteca del Congreso estadounidense, indica que los CDs pueden “vivir” entre 25 a 500 años, dependiendo de las condiciones a las que se exhiban y los materiales que los compongan.

Los discos se componen de cuatro capas principales: la capa protectora (superior), una capa de metal reflectante, una capa de tinte y la base. Esta última es siempre de policarbonato, pero la composición de la capa de metal y tinte puede variar, y de ello depende mucho su potencial descomposición.

El tinte más usado en CDs hasta 1996 era la cianina, cuyo color podía ser entre azul y púrpura. Aquel año se introdujo el tinte azo, de un azul más oscuro, y en 2001 el ftalocianina, de un verde claro. Según el Instituto Canadiense de Conservación (CCI), el tinte cianina es el menos estable frente a condiciones ambientales adversas (luz, alta temperatura, alta humedad), y el ftalocianina el más.

El metal usado en la segunda capa es también muy importante. El oro no corre riesgo de ser corroído, mientras que la plata o aleación de plata, sí son susceptibles. ¿Cómo saber de qué materiales son mis CDs?

El CCI recomienda consultar la información del modelo con el fabricante o, si no está disponible, aplicar un foco de luz en el disco y observar su color. El color resultante variará dependiendo de si la luz es reflejada (debido a la etiqueta de la capa superior) o si pasa directamente a través del disco:

Evitar exposición a contaminantes y luz.Pero el gran factor son las condiciones ambientales. La CCI recomienda:

  • Humedad relativa entre 20 y 50%, nunca fluctuando más de 10%, o cayendo bajo el 10%.
  • Temperaturas entre -10 y 23°C. Nunca sobre los 32°C.
  • Su longevidad se extenderá significativamente si se almacenan en un lugar seco y fresco.

Todo lo anterior también aplica a DVDs, por cierto, aunque se cree que sus tintes son más estables.

¿Mis CDs están muriendo?

¿Será muy tarde para “mis vacaciones_2001_recuerdos” o “Pancho-mix4”? Si temes por tus CDs, sobre todo si son de antes del 2001, toma nota de señales de oxidación o degradación.

A contraluz, un disco dañado tendrá pequeños agujeros por donde pasa la luz. En su superficie también pueden aparecer marcas similares a manchas de café. Ojo, también, con cambios de coloración en los bordes.

¿Por qué es importante?

Para quienes solo viven de Spotify y Netflix, resultará un poco tonto armar tanto escándalo por un formato prácticamente muerto y que fácilmente puede ser portado a la nube. Pero para algunos gobiernos es un tema serio.

Instituciones culturales, como la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, poseen colecciones de varios cientos de miles de discos que contienen desde música y cine, hasta mapas. Entender cómo funciona la descomposición de CDs, es vital para planear un traspaso progresivo del sensible contenido, y así evitar que contenido de alto valor cultural se pierda.

Para aquellos con colecciones únicas de música o cine, donde la unidad física específica tiene tanto valor como su contenido, también resulta importante. Tomando unas simples medidas podrán resguardar su tesoro por muchos más años.

¿Y la solución para el usuario promedio? Si te da “cosita” perder algo importante de tus antiguos CDs, te sugerimos pasarlos a servicios como Dropbox. Sin embargo, debes tomar en cuenta que la nube no es totalmente infalible. Hace un par de años, hackers vendían los datos de acceso a, justamente, Dropbox de más de 68 millones de usuarios. Recomendamos también tener un plan B, como guardar copias en un disco duro físico, así tus recuerdos estarán bien guardados y listos para ser accedidos apenas te dé un ataque de nostalgia.

¿Aún utilizas CDs? ¿Has notado señales de descomposición?