Han pasado ya casi once años y medio desde que se acabaron las tradicionales micros amarillas, que uno pagaba con monedas. Exactamente el 10 de febrero de 2007, llegaron a las calles de la capital unos buses gigantes, que prometían reemplazar el servicio por uno más moderno y eficiente. Pero esa promesa no se cumplió y desde el primer día hubo opiniones controversiales sobre su desempeño.

No podemos negar que se han hecho esfuerzos por solucionarlo, y aunque ha habido avances, está lejos de ser lo que imaginábamos hace más de una década, cuando veíamos a Zamorano contando cómo sería.

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Y con la llegada de estos buses, mucho más grandes, también tuvimos que adaptarnos a la famosa tarjeta Bip!, la que cambiaba radicalmente la forma de pago. Ahora ya no sería el chofer quien recibiría las monedas para entregar el boleto, sino que aparecieron los (escasos) puntos de recarga Bip!, para poder ponerle plata a una tarjeta y con eso pagar la micro y el metro. Con un poco de pena, le tuvimos que decir adiós al clásico boleto que todavía podemos ver en las micros de regiones.

El drama actual, viene cuando no estás cerca de ningún punto de recarga y necesitas tomar la micro… No queda otra más que ser organizado y evitar quedarse sin saldo, aunque ahora todos tenemos derecho a utilizar el saldo de emergencia (las 24 horas, los 365 días del año, aunque solo vale para una vez. Después hay que cargar la tarjeta y se descontará ese viaje del saldo).

El gran dolor de cabeza

Más allá de todos los problemas que ha tenido el Transantiago, la evasión ha sido uno de los puntos más críticos, ya que cada año se pierden miles de millones por algunos vivos que se suben a los buses, “cara de palta”, sin pagar.

Sabemos que el transporte no es barato, y que muchos hacen grandes esfuerzos por poder pagar, sin embargo, hay algunos que ni siquiera hacen el intento de pasar la tarjeta Bip! Solo en el primer trimestre de 2018, se perdieron 41 mil millones de pesos por personas que no pagaron el pasaje en el Transantiago. Durante el mismo periodo, la evasión llegó a 28,5%, lo que significa un aumento de 4,8 puntos porcentuales, si lo comparamos con el cuarto trimestre de 2017.

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Y esto, es algo que viene desde los comienzos. Primero, para evitarlo pusieron torniquetes en la entrada de los buses para que las personas no pasaran, pero no conocían las capacidades de elongación, flexibilidad y saltos de muchos, que le podrían hacer la competencia a Tomás González. Luego, en varios paraderos, se agregaron fiscalizadores y también incluyeron las fiscalizaciones sorpresa: detienen al bus en la calle y van, pasajero por pasajero, revisando que hayan pagado. Si pillan a un evasor, este arriesga una multa.

Como si lo anterior fuera poco, desde 2017 que han estado cambiando los torniquetes por los llamados “mariposa” -sí, esos que las señoras llenas de bolsas odian y que los abuelitos apenas tienen fuerzas para empujar- porque los que había no impedían que los evasores pasaran por abajo o hicieran un par de piruetas para saltarlos. Estos supuestamente le complican la pega al evasor, aunque tampoco son invencibles.

Claramente la evasión todavía no está controlada y esta semana entró en vigencia una ley que espera lograrlo. ¿Cuáles son las novedades?

Ahora sí, la ley que endurece los castigos

El martes 5 de junio entró en vigencia la Ley Anti Evasión que castiga a quienes no pagan su pasaje o agreden a fiscalizadores. Con esta, se irá creando un Registro de Evasores que va a permitir centralizar la información de quienes sean sorprendidos sin validar su Tarjeta Bip! ¿Quiénes estarán en esa lista?

Primero hay que tener claro que el ingreso al registro no es automático, solo entran aquellas personas que no hayan cancelado anticipadamente su multa (que tendrá una rebaja de un 50% si se paga antes de la asistencia al tribunal), o aquellas que no acudan al juzgado de policial local donde se les cursó una multa. Si no cumplen con eso, pasarán a formar parte del registro.

Si eso ocurre, con estos datos se podrá habilitar la suspensión de documentos como la Tarjeta Nacional Estudiantil (TNE), la renovación del permiso de circulación, la obtención de licencias de conducir o cualquier otro documento que deba ser reconocido por el ministerio de Transportes.

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Pero eso no es todo, porque cualquier infracción no cancelada, será incorporada a la hoja de vida del conductor, y Tesorería tendrá la atribución de retener la devolución de impuestos por el monto adeudado.

Con todo esto, se tratará de concientizar a los usuarios sobre la importancia y obligatoriedad del pago del pasaje. Además, la jefa de fiscalización del Ministerio de Transportes, Paula Flores, contó en radio PAUTA que están “trabajando en varias aristas para que efectivamente podamos mejorar el sistema de transporte público y con ello bajar los índices de evasión”.

Ella aseguró que los hombres evaden más que la mujeres (70% vs 30%), y que la mayoría son adultos jóvenes. También agregó que se están coordinando con Carabineros para aumentar la tasa diaria de fiscalización.

En abril la ministra de Transporte, Gloria Hutt, aseguró que la reducción de la evasión va a ser uno de los focos de su gestión en relación a la operación del transporte público de la capital. "Disminuir los pasajes impagos de Transantiago es una prioridad, no solo por el daño que esto implica para el sistema en términos económicos, sino porque afecta directamente a quienes sí pagan el pasaje. La evasión termina generando, en el mediano plazo, aumentos de tarifa", dijo.

Además, se está pensando en agregar otras herramientas, aparte de la nueva ley, para lograrlo. Como la posibilidad de implementar un sistema de reconocimiento facial y cambios en la medición de la evasión. El plan es que una entidad independiente, como elInstituto Nacional de Estadísticas (INE), se haga cargo de esto. También se tratará de incorporar a otros transportes que conforman el Transantiago (Metro y el Tren Alameda-Nos).

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Estas últimas medidas todavía están siendo estudiadas, pero la ley ya está vigente y esperamos que funcione para que todos los capitalinos puedan acceder a un transporte de calidad y donde cada uno pueda aportar en su cuidado y mantención (aunque a veces nos haga pasar un mal rato). Es justo que todos tengamos las mismas reglas y quienes están evadiendo el pago, dejen de hacerlo.

¿Crees que sirva la nueva ley?