Imagen: César Mejías

Así ha cambiado la Ley de Etiquetado de Alimentos la vida de los chilenos

A dos años de las primeras implementaciones de esta ley, recolectamos los principales estudios y los cambios que se han producido a nivel de innovación, ya sea de grandes empresas o de pequeños productos artesanales.

Por Daniel Norero @danielnorero?lang=es | 2018-12-07 | 07:00
Tags | ley de etiquetado, chile, salud, dieta, alimentos
Necesitaremos mayor inversión en investigación y desarrollo, así como emprendimientos del sector público y privado para que la oferta de alimentos nutritivos y saludables llegue a la mayor parte de la población y tengamos una real política pública de alto impacto.

Probablemente ya lo notaste caminando por la calle, o en las noticias de los últimos años, pero en Chile tenemos un problema grave que no para de aumentar: el sobrepeso y la obesidad; a tal punto que lideramos el ranking latinoamericano y nos llevamos la medalla de plata dentro de los países OCDE.

Este preocupante hecho llevó a que a fines de junio de 2016, comenzará a regir la ley de etiquetado de alimentos, la cual estableció límites a los nutrientes críticos (calorías, azúcar, grasas y sodio) en los productos, con la obligación de un etiquetado frontal para todo alimento que los exceda, junto a la prohibición de venta en colegios y publicidad a menores de 14 años. La normativa, controvertida desde sus inicios, se ha aplicado de manera gradual, reduciendo los límites permitidos a mediados de 2018 y llegará a los límites finales y más estrictos en 2019.

A dos años de esta polémica ley, vemos que ha sido destacada y replicada a nivel internacional, como también criticada por la industria alimentaria en el país (además de haber eliminado al Tigre Tony, Chester Cheetos y los huevitos Kinder Sorpresa). Pero, ¿ha generado realmente los resultados esperados?

¿Cómo nos ha ido?

Estos son los tres estudios más importantes que se han desarrollado para evaluar su impacto:

1. INTA:

A fines de junio de 2017, tras un año de implementarse la ley de etiquetado, el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA), publicó la primera evaluación de esta política pública, arrojando que:

  • El 95% de las madres de preescolares y adolescentes encuestados, están de acuerdo en que el Ministerio de Salud indique cuáles son los alimentos no saludables.
  • El 91% de las madres de preescolares y el 81% de los adolescentes, asocian la presencia de logos en alimentos con que estos sean poco saludables.
  • Alrededor de un cuarto de los adolescentes y madres de preescolares (un 23 y 26%, respectivamente), usan la ausencia de logo para definir si un alimento es saludable.

2. Jumbo y GfK Adimark:

En marzo de 2018, se sumó un estudio realizado por Jumbo y GfK Adimark (del que te contamos en esta nota), donde encuestaron a los padres compradores, y según los datos:

  • Un 76% de los padres se preocupa de que las colaciones escolares de sus hijos sean saludables.
  • Un 65% reconoce haber empezado a restringir ciertos ingredientes en las colaciones de los niños en el último año.
  • Un 68% de los propios padres encuestados han modificado sus hábitos alimentarios debido a la ley de etiquetado, restringiendo el azúcar, grasas y comida chatarra, mientras que han aumentado el consumo de frutas, verduras y la actividad física.

3. INTA, Universidad Diego Portales y la Universidad de Carolina del Norte:

El último estudio que analiza el impacto de la ley de etiquetado, se publicó en noviembre de 2018 y fue elaborado en conjunto por el INTA, la Universidad Diego Portales y la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos). Evalúa resultados preliminares en la composición de alimentos y conductas después de 18 meses de aplicación de la ley, arrojando que:

  • Las compras de bebidas azucaradas y cereales disminuyó en un 25% y 14% respectivamente.
  • Se redujo la cantidad de sodio y azúcares entre un 5% y un 35% en importantes categorías de alimentos envasados (como bebestibles, cereales, lácteos, quesos y cecinas).
  • Los consumidores lograron reconocer mejor la calidad nutricional de los alimentos envasados.
  • Los niños y adolescentes tuvieron menor exposición a publicidad (46 y 62%, respectivamente) de alimentos con sellos negros.
  • ¡Pero! Este estudio también arrojó que el etiquetado no disminuyó las compras de chocolates, dulces y galletas, pues existen pocas alternativas sin etiquetado debido a la naturaleza calórica y de grasa de estos productos. Sin embargo, estos alimentos representan un porcentaje mucho menor en la ingesta de azúcares, al compararlos con cereales y jugos.

En resumen, los resultados preliminares de la primera etapa de aplicación de la polémica ley, parecen indicar con bastantes datos que se estarían logrando los objetivos de la Ley de Etiquetado: facilitar la entrega de información nutricional a los consumidores, cambiar las conductas alimentarias, y lograr reducir los nutrientes críticos en los alimentos envasados.


Estudio Chile Saludable, 2018

¿Cuándo veremos una reducción en obesidad y sobrepeso?

A pesar de los resultados positivos descritos previamente, durante noviembre causaron polémica los comentarios del presidente de Carozzi, Gonzalo Bofill, quien afirmó que la ley de etiquetado ha resultado un “fracaso”, y para ello se basó en el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que en octubre situó a Chile en el segundo lugar entre los países de la OCDE con mayor índice de obesidad. “Es un indicador objetivo que la obesidad sigue aumentando y los consumos no se han alterado", agregó.

Más allá de que esto causó un conflicto con el senador Girardi, además de acciones legales contra Carozzi, médicos y expertos indicaron que esto se trataría de cifras mal utilizadas, ya que las cifras reportadas corresponden a los periodos 2009-2010 y 2016-2017, periodo en que “no estaba vigente aún la ley de etiquetado (de hecho su implementación total recién ocurrirá en junio de 2019) por lo que resulta inadecuado utilizar estas cifras para avalar su éxito o fracaso”, afirmaron en la carta pública.

Esto se debe a que las mejorías en las prevalencias de obesidad y sobrepeso no se pueden cuantificar en un periodo breve de implementación de la ley, y además, los cambios deben ser sostenidos en el tiempo para generar un impacto a largo plazo. En palabras de la doctora M. Catalina Heusser y el doctor Álvaro Contreras S., ambos del Departamento de Nutrición, Diabetes y Metabolismo de la Universidad Católica de Chile, “hasta ahora, las cifras de obesidad y patologías metabólicas sólo han aumentado, y tras estos cambios iniciales en la normativa, necesitamos al menos 5 años para evaluar su real impacto en la medicina o la salud pública” como afirman en el estudio Chile Saludable del año 2017.

Innovación chilena: grandes empresas, productores artesanales y start ups

Para adaptarse a los nuevos niveles permitidos en la ley, las grandes empresas han tenido que transformarse y reformular los niveles de nutrientes críticos en sus productos. Destacan, por ejemplo, Soprole y su campaña libre de sellos en todos sus productos dirigidos a niños; la reducción del azúcar y sodio de Nestlé; y la campaña de reducción de sodio en carnes de aves por parte de Ariztía y Agrosuper.


Estudio Chile Saludable, 2017.

Sin embargo, es aún más interesante que también consorcios público-privados, empresas emergentes (o start-ups) y pequeños productores, estén desarrollando productos “Made in Chile” más sanos, nutritivos y que cumplen con los estándares de la ley de etiquetado.

Entre las alianzas público-privadas nacionales que trabajan en el desarrollo y pilotaje de nuevos alimentos e ingredientes saludables(con financiamiento del Estado a través de CORFO), se encuentran el Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria (CETA), GRANOTEC e IFAN. Otras instituciones nacionales destacadas son el Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables (CREAS) de Valparaíso, donde ya se han desarrollado alimentos interesantes como brownies de porotos, nuggets de algas y paté de quinoa, o la empresa The Not Company, que en base a inteligencia artificial e ingredientes puramente vegetales está desarrollando mayonesas, leche y quesos saludables y sustentables.

Otro que no se queda atrás, es el Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (CECTA), de la Universidad de Santiago de Chile, quienes iniciaron un proyecto de asesoramiento a productores artesanales de quesos, mermeladas y cecinas con la finalidad de reducir los nutrientes críticos (y así sacar el sello negro) sin intervenir el tradicional proceso de producción, ni tampoco afectar el sabor y calidad del producto. ¿Un producto artesanal bajo en sodio, grasa y azúcar? ¿No le va a matar su exquisito sabor?

Puede sonar increíble, pero se logró reducir hasta un 58% el sodio en el arrollado de huaso y un 81% el azúcar en la tradicional mermelada cochayuyo-naranja, al incorporar tagatosa. También se logró reducir el sodio y grasas en quesos y la famosa longaniza de Chillán, posicionando los productos dentro de la norma, todo manteniendo el sabor y la producción artesanal.

“Para nosotros es importante mantener lo natural y artesanal pero ahora con un producto mucho más saludable gracias al trabajo realizado”, señaló Paola Vásquez, de cecinas Fanda de la Región del Biobío, sobre los cambios que realizaron en el proceso de producción.


Productores de mermeladas (Maule), queso fresco (Araucanía) y longanizas (Chillán) ofreciendo degustación de sus productos bajos en azúcares, grasas y sodio en el Seminario Internacional de CAPCHICAL. CETA.

Tuve la oportunidad de probar estos productos en el Seminario Internacional de CAPCHICAL, en Talca, cuya temática fueron los nutrientes críticos en alimentos, y en la opinión de mis papilas gustativas, claramente, estaban muy ricos y no noté cambios respecto al producto artesanal tradicional.

Estos productos locales que buscan ampliar la variedad de alimentos saludables y cumplir la normativa, son una herramienta esencial para democratizar el acceso a alimentos saludables a toda la población chilena.

Muy bien lo define el nutricionista Pedro Prieto Hontaria (Ph.D), en el estudio Chile Saludable de 2017:

“En general, uno ve que los productos industrializados con más nutrientes críticos siguen siendo más baratos que los industrializados y saludables, y esto en parte se debe a que las tecnologías para su procesamiento también son más caras en algunos casos. Es aquí donde hay que invertir en tecnología y tener una mirada a largo plazo, para que (acompañado de las mayores demandas de los consumidores que buscan productos accesibles y saludables) se pueda aprovechar todo el potencial de mercado que solicita nuevos productos adaptados al ritmo de vida actual”.

Para lograr un país más saludable, sin sobrepeso, obesidad o enfermedades causadas por una mala alimentación, no solo tendremos que seguir avanzando en un etiquetado claro y útil para los consumidores, mediciones permanentes, cambios culturales, incentivos a la comida sin sellos y otros factores mencionados en la discusión, también necesitaremos mayor inversión en investigación y desarrollo, así como emprendimientos del sector público y privado para que la oferta de alimentos nutritivos y saludables llegue a la mayor parte de la población y tengamos una real política pública de alto impacto en la salud de los chilenos.

¿Has notado cambios en tu dieta y conducta desde que salió la Ley de Etiquetado?