Cuando hablamos de energía nuclear, sin duda se nos vienen a la cabeza palabras como: bomba atómica, Chernóbil, Fukushima y en general conceptos negativos, asociados a la guerra o a una catástrofe. Fue el mismísimo Albert Einstein quien confesó: “he cometido un gran error en mi vida, firmar esa carta” (en la cual advertía que los rusos estaban por alcanzar el poder de la bomba atómica y que ellos, como bloque contrario, debían adelantarse).
Si bien es cierto que la energía nuclear suena peligrosa, es correcto afirmar que en la actualidad sus usos son pacíficos en Chile, y aportan en diferentes áreas como: agricultura, alimentación, medicina, medio ambiente, industria e investigación. Sus beneficios sociales pueden ser enormes y no presentar riesgos, si se toman las medidas correspondientes.
En El Definido fuimos a una central nuclear (sí, una real) y este es el fascinante conocimiento que adquirimos:
La energía nuclear, en simples palabras, es la energía que se encuentra contenida en el núcleo (como su nombre lo indica) de un átomo. En este lugar hay dos tipos de partículas, neutrones y protones, que se mantienen unidas. La energía nuclear es la energía que se libera de las reacciones nucleares, ya sea mediante fisión o fusión nuclear
Se puede obtener electricidad de un átomo de dos formas. La fusión nuclear es cuando la energía se libera gracias a la combinación de los núcleos de los átomos para formar uno más grande, ¡así es como nuestro sol produce energía! ¿Impresionante, no? La fisión nuclear, es el proceso en el que los núcleos se dividen para formar algunos más pequeños, liberando energía en el proceso.
Cuando una de estas dos reacciones sucede, los átomos experimentan una ligera pérdida de masa, la que se convierte en una gran cantidad de energía calórica y radiación. Esta gran cantidad de calor se utiliza en los reactores nucleares de potencia para calentar agua y producir vapor, el que mueve una turbina que finalmente produce la electricidad.
Esta energía puede ser utilizada también para otros fines, como nos contaron en nuestra visita a CEN La Reina (centro de energía nuclear experimental). Por ejemplo, para la medicina, mediante la creación de radioisótopos(átomos que tienen un núcleo atómico inestable y emiten energía y partículas cuando cambian a un isótopo más estable) para producir radiofármacos (medicamento con isótopos radioactivos) que se utilizan en tratamientos y prevención de enfermedades como el cáncer. En cuanto a la agricultura, la energía generada se puede utilizar para irradiar alimentos y esterilizarlos, o bien, para irradiar insectos considerados plaga y así evitar su reproducción y posterior propagación (si en este momento estás pensando que comemos radiación, no salgas corriendo y lee esta nota hasta el final).
Sala de control RECH 1, CEN La reina/El Definido |
En nuestro país todo lo relacionado a la energía nuclear, se encuentra regulado por la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN), que existe desde 1964 y posee dos reactores de investigación ubicados en los Centros de Estudios Nucleares: (CEN) La Reina y (CEN) Lo Aguirre, respectivamente.
En la actualidad, solo se encuentra funcionando el reactor nuclear de La Reina, que es experimental y que se activa dos veces a la semana, los martes y jueves. La energía aquí generada no se utiliza para producir electricidad, ya que para eso se necesitaría un reactor nuclear de potencia, que es mucho más grande que el que hay aquí, como los que se encuentran en Japón, Estados Unidos, etc. (que hemos visto en TV, como la planta nuclear de Springfield donde trabaja Homero Simpson)
Piscina RECH 1, CEN La Reina/ El Definido |
“En el reactor del CEN La Reina se hacen aplicaciones en medicina, la industria de alimentos, agricultura, porque también hay un área muy fuerte de investigación dentro del centro, como el área de plasma o el área de agricultura que está desarrollando investigaciones en materia de cambio climático”, comentó en entrevista con El Definido Bárbara Nagel, jefa de la Oficina Asesora de Desarrollo Estratégico y Energía Nuclear de Potencia de CCHEN.
Para que Chile pueda tener reactores capaces de generar energía eléctrica, “hacen falta varias cosas, pero tener o no uranio [que se usa como “combustible” para los reactores] no es una restricción, no hay a priori en realidad, pero el país tiene que prepararse antes, tiene que tener la institucionalidad para poder hacerlo, para que te permita operar una central nuclear [de potencia] de forma adecuada, con todos los resguardos, siguiendo los procedimientos […] Otro tema igualmente importante, es que exista aceptación social. Existe mucho temor en general por parte de la gente, entonces eso es algo que tiene que ser consensuado, que sea aceptado y visto como lo que el país quiere”, agregó Bárbara.
La política energética 2050, mandata a la CCHEN a realizar estudios para tener la información necesaria y revisar la posible inclusión de este tipo de energía dentro de la matriz eléctrica,, en la próxima revisión de esta política que se realizará el año 2020.
Probablemente la mayoría pensamos (pensábamos, mi caso antes de hacer esta nota) que la energía nuclear es algo completamente alejado de nuestra vida y que no querríamos estar cerca de un centro nuclear o un reactor dentro de lo posible. Pero la verdad es que convivimos con la energía nuclear cada día de nuestra vida; se encuentra en la tierra, el sol, el agua, etc.
Radiación vs. radiación ionizante:
radiación es la propagación de energía en forma de ondas electromagnéticas o partículas subatómicas a través del vacío o de un medio material (y no necesariamente causa daño, como te explicamos más abajo). Si la radiación transporta energía suficiente como para provocar ionización en el medio que atraviesa (un fenómeno en el que se producen iones, es decir, átomos o moléculas cargadas eléctricamente debido al exceso o falta de electrones respecto a un átomo o molécula neutra), se dice que es una radiación ionizante (también conocida como irradiación). En caso contrario, se habla deradiación no ionizante.
Contaminación radioactiva e irradiación:
También es importante que conozcamos la diferencia entre contaminación radiactiva e irradiación o radiación ionizante. La contaminación radiactiva, es la presencia de sustancias radiactivas en la superficie o el interior de un organismo; la contaminación externa se puede combatir con agua y jabón, como cualquier suciedad. Es causada por fugas o exposición a una fuente radioactiva, puede ser por alimentos, agua o contaminación directa externa e interna.
La irradiación es la acción de someter a una persona u objeto a las radiaciones ionizantes, es decir, partículas y rayos emitidos por material radiactivo, equipos de alto voltaje, reacciones nucleares y también las estrellas). La irradiación externa corresponde a cuando la fuente de radiación está fuera del individuo. Los efectos a este último proceso se tienen mientras se está cerca de la fuente de radiación, porque a cierta distancia la radiación deja de afectar (por ejemplo, una radiografía).
La contaminación radioactiva es nociva y la radiación ionizante por periodos cortos, por ejemplo en usos médicos, no lo es.
Todos los días estamos expuestos:
Recibimos dosis bajas de radiaciones ionizantes diariamente, porque la Tierra está siendo irradiada de manera continua por el Sol, por lo que todos los animales, plantas y organismos vivientes, están expuestos. Recibimos además pequeñas dosis de radiación de los alimentos que consumimos, medicamentos e incluso del aire, de acuerdo a lo que nos contó Bárbara y su equipo (por ejemplo, en los subterráneos se acumula gas radón, que es radioactivo y proviene de la tierra).
¿Es peligroso vivir cerca de una central nuclear?:
Pensamos también que vivir cerca de una central nuclear debe provocar que nos expongamos a altos niveles de radiación, lo que podría hacer que desarrolláramos cáncer u otras enfermedades. Sin embargo, el promedio mundial de la dosis de irradiación que recibe una persona que vive al nivel del mar, es de 2,4 mSv al año, la que solo aumentaría un 0,1 en el caso de estar cerca de una central nuclear, según nos contó Cristián Sepúlveda, jefe de la División de Seguridad Nuclear y Radiológica de CCHEN . “No hay un aumento considerable, es un pequeño porcentaje de la radiación natural de fondo que existe en la tierra”, agregó el experto.
¿Cuál es la pega que más expone a sus trabajadores a radiación?:
Algo que vemos como un gran pasatiempo, pero nos expone mucho más a la radiación, es viajar en avión. La NASA hizo un estudio en 2015 en el que se determinó que las tripulaciones aéreas reciben la dosis de radiación más alta de todos los trabajadores expuestos a radiación ionizante (incluso que los que trabajan en una planta nuclear, quienes reciben menos de 3 mSv al año).
Un ejemplo, es que los tripulantes del vuelo Nueva York-Tokio, están expuestos aproximadamente a 9 mSv en un año (100 es el límite de radiación aceptado cada cinco años para trabajadores, así que no llega a ser riesgoso). Esto sucede por la altura, porque a más altitud existe menos atmósfera para protegernos del sol (también aumenta mientras más cerca se esté de los polos).
¿Comemos cosas irradiadas?
Otro dato que posiblemente no nos esperábamos, es que la fruta también nos traspasa radiación. Por ejemplo, al comer un plátano, ganamos 0,1 μSv. ¿Y eso es mucho o poco?
Hay 1000 μSv en 1 mSv, y 1000 mSv en 1 Sv. La medida corresponde al Sievert y se utiliza para medir la radiación ionizante en términos de su potencial para causar daño, teniendo en cuenta el tipo de radiación y la sensibilidad de los tejidos y órganos.
Si comiéramos 10 millones de plátanos en un día, probablemente sufriríamos náuseas, daños en órganos, etc. (a parte de una evidente indigestión) El plátano es rico en potasio y parte de ese potasio es radioactivo. ¡Pero no se asusten! No terminaremos como Marie Curie (quien murió a causa de las continuas radiaciones a las que estuvo expuesta por su trabajo) por comer plátano.
La radiación es indetectable por los sentidos humanos, por lo tanto, si uno se expone a una fuente radiactiva no lo notará a menos de que posea un dosímetro o Contador Geiger, artefacto para detectar la radiactividad de un objeto o lugar. ¿O sea que si se nos viene el Chernóbil chilensis no lo vamos a ver venir?
“No deberíamos preocuparnos, porque es una situación hipotética muy remota que llegara a ocurrir un incidente como el de Chernóbil en Chile, ya que el reactor que hay en La Reina es muy distinto al de una central nuclear de potencia, es un reactor que genera 5 mega watts de calor a diferencia de otros como el de Fukushima, que generan miles. La temperatura del agua en la piscina del reactor, es de cerca de 35 grados y está en contacto con el aire. En una central nuclear de potencia esto no es posible, porque el agua está a muy alta temperatura, 300 grados, y para que no hierva está a presión. Este reactor cuando se apaga no requiere energía eléctrica para sacar el calor, que fue lo que pasó en Fukushima: se perdió el sistema eléctrico, no funcionaron los grupos de emergencia electrógenos”, señaló Cristián Sepúlveda.
Otra de las medidas mencionadas por el experto, es que para que el material radiactivo que se produce en el reactor y la radiación no afecten el edificio, hay una piscina con cerca de 8 metros de agua sobre el material radiactivo que además está cubierto por una placa de aluminio, “el agua es suficiente para blindar la radiación”, comentó. Además, hay un muro de hormigón de 180 centímetros que rodea el reactor, por lo tanto, la persona que camina por fuera del edificio no se ve afectada.
Entre las décadas del `50 y `60, se hicieron pruebas en EE.UU, ensayos destructivos de combustible MTR (el que se utiliza en el reactor de La Reina) y se verificó que la fusión de placa o la fusión de la cantidad de material, tiene un límite que no supera el 30%. Esto quiere decir que si en lugar de haber fisión para generar energía como es normal, se generará fusión por algún accidente, no sería lo suficientemente grande para afectar a las personas, una buena noticia.
Por lo tanto, si efectivamente ocurriera un accidente, con las medidas de seguridad que hoy existen, no afectaría a las personas del centro ni los alrededores. “Se estableció en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago, (p.125) una zona de protección del centro nuclear [consta de 350 metros de radio con centro geométrico en la chimenea del reactor] que permite estar tranquilos de que las personas que están fuera de ese radio, no van a recibir una dosis de radiación que les provoque un daño”, señaló a El Definido Cristián.
Laboratorio de control de calidad (radiofármacos)/El Definido |
La falla de San Ramón es una falla geológica ubicada en el sector oriente de la capital, al pie del cerro de la sierra de Ramón, se encuentra a cinco kilómetros bajo la superficie terrestre y su extensión es de 25 km.
Respecto a la cercanía de CEN La Reina con esta falla, Sepúlveda señaló que “cuando se decidió esto en la década de los ‘60, se consultó a geólogos e ingenieros civiles de la Universidad de Chile, se hicieron algunos estudios, se sabía de la existencia de la falla, pero de acuerdo al conocimiento existente, la falla de San Ramón se declaró como no activa [se pensaba que no generaría sismos ni terremotos importantes]”.
A partir de 2010, con nuevos estudios y el avance de la tecnología, los investigadores propusieron que es una falla activa. “De igual forma, cuando se diseñó el reactor se pensó que Chile es un país sísmico, por lo que se incorporaron criterios mucho más exigentes […] Con la evidencia que hoy se tiene, no hay antecedentes científicos ni de ingeniería que nos permitan concluir que el reactor debe dejar de funcionar y ser trasladado a otro lado”, nos contó Cristián Sepúlveda.
La energía nuclear está teniendo un importante auge en países que no tienen otros medios para generar energía eléctrica, como en el caso de algunos lugares de África, nos contó Bárbara y su equipo. Se considera que generar electricidad mediante un reactor nuclear de potencia es sustentable, principalmente porque no genera gases del efecto invernadero durante su operación, y además se puede obtener mucha energía en muy poco espacio y con poco material (uranio u otros elementos de propiedades similares). Probablemente, en 30 años más nuestro país pueda gozar también de estos beneficios.