El rol masculino en la danza toma protagonismo en la nueva adaptación del ballet clásico "Raymonda"

Hace tres años Luis Ortigoza colgó sus zapatos de ballet, lo que no significa que no ha seguido contribuyendo con la cultura y arte nacional. Este año inaugura la temporada del Ballet de Santiago, con su adaptación coreográfica del clásico, Raymonda.

Por Romina Diaz | 2019-03-27 | 11:00
Tags | ballet, teatro municipal, raymonda, adaptación, bailarín
“La danza, sobre todo para los hombres, ha evolucionado muchísimo. La técnica, la forma de moverse, todo ha evolucionado, y los varones hoy en día están a la par con las bailarinas. No se puede decir solo que son un soporte de”, (Luis Ortigoza, coreógrafo Raymonda).

Un año antes de que empezaran los ensayos, Luis Ortigoza (50) comenzó preparando su nueva versión de Raymonda. Más participación masculina, adaptaciones en la música y, por supuesto, exigentes pasos de ballet, son algunas de las novedades que integró el ex primer bailarín estrella del Ballet de Santiago y actual coreógrafo de la compañía en el clásico que se está presentando desde el jueves 21 de marzo hasta hoy, a las 19:00 horas.

Con esta historia de amor comienza la temporada de ballet 2019, año que será especialmente celebrado por el cumpleaños número 60 del ballet en el Municipal. Y es la excusa perfecta para conversar y hablar de la trayectoria de Luis Ortigoza, artista que argentino que se quedó en nuestro país para bailar y crear.

Ciudadano por gracia

Desde sus cinco años se inició en el mundo de la danza en su país natal, Argentina. Vio una clase de ballet y sin saber qué era, quedó fascinado con el movimiento y la música. “Algo desencadenó en mí”, recuerda Ortigoza.

Así comenzó una larga carrera. Realizó sus estudios de Ballet con el maestro Mario Galizzi en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón de Buenos Aires, al que siempre se siente emocionado de volver, ya que es prácticamente su segunda cuna, donde inició una importantísima parte de su vida.

En 1988 se integró al Ballet de Santiago y dos años más tarde ya era Primer Bailarín de nuestro reconocido Municipal. Es considerado uno de los más grandes bailarines del mundo de la danza, no por nada el Congreso de Chile le concedió la nacionalidad por gracia y la Medalla al Mérito por su aporte al ballet y la cultura.

El Definido

Ramos de flores en el escenario

“De mi carrera como bailarín los clásicos que siempre me gustó hacer fue La Bayadera, y de los más contemporáneos, Mayerling, sin duda, y Romeo y Julieta de Cranko [reconocido coreógrafo]. Creo que fueron títulos muy importantes para mí y mi carrera”, nos contó Ortigoza.

Y justamente con Mayerling despidió su carrera en abril del 2016. Presentación en la que el público terminó aplaudiendo de pie y lanzando ramos de flores al escenario en el que se despedía el bailarín.


Luis Ortigoza

“Luis Ortigoza nos ha acompañado por 27 años, hoy es el primer bailarín del Teatro Municipal y se está retirando. Después de transformarse en un chileno destacado al cual agradecemos mucho. Luis obtuvo, después de muchos años trabajando en el Teatro, la nacionalidad chilena. Ese gesto representa nuestra gratitud y el enorme aporte que él ha hecho al Ballet en nuestro país, al Teatro Municipal, al arte y a la cultura”, agradeció la entonces alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá.

Terminó su carrera de bailarín, pero continuó contribuyendo al ballet nacional como coreógrafo del Municipal. Quién sabe, quizás ahora se podría convertir en uno de los grandes de este rubro también.

En el siguiente video sale parte de su presentación en “Cascanueces” (2012).

En medio de Las Cruzadas

El ballet se estrenó en Rusia en 1898. Fue una creación de Marius Petipa, un reconocido maestro de los Teatros Imperiales de San Petersburgo. La idea era hacer un ballet que tuviera “el clasicismo del Lago de los Cisnes, el romanticismo de La Bella Durmiente y el exotismo de La Bayadera”, dijo Ortigoza.

Características que se desarrollaron como la base o sello de este clásico y que el actual coreógrafo quiso que permanecieran y se acentuaran en la versión que él fue el encargado de adaptar.

En el contexto histórico de Las Cruzadas ocurre la trama de Raymonda, dando vida a un amor entre esta joven y Jean de Brienne, un príncipe cruzado. Pero esta historia tuvo un tembloroso pasar cuando llegó un misterioso personaje a intentar conquistar a la joven.

Una noche, Raymonda tuvo un sueño que se convirtió en una perturbadora pesadilla, cuando se le apareció este personaje oscuro y siniestro, un sarraceno (antigua forma de denominar a árabes o musulmanes en la cristiandad medieval), llamado Abderakhman. Una vez que se despertó, no sabía si era realidad, pero más tarde apareció con el objetivo de conquistarla. Sin contarles más detalles, la disputa fue definida de la forma que suele ocurrir en las historias clásicas, con un duelo entre los dos personajes.

“Pero todo tiene un trasfondo, hasta político, porque en la época que se hizo Raymonda, Rusia tenía mucho poder en lo que era el noreste de Rusia, entonces el dominio del país sobre esa parte de oriente de alguna forma está representado por este personaje”, nos explicó Luis Ortigoza, sobre la imponente aparición del sarraceno para tratar de conquistar a la protagonista.

De hecho, se considera que esta lucha entre el noble caballero y el antagonista parece ser una expresión culturar del expansionismo de Rusia Imperial en Asia.

Más protagonismo del rol masculino

Con su nueva adaptación de Raymonda, Ortigoza mantuvo algunos aspectos y resaltó otros. Por ejemplo, la participación de los bailarines hombres, la cual en los inicios del ballet se limitaba a ser quienes levantaban y sostenían a las protagonistas.

“La danza, sobre todo para los hombres, ha evolucionado muchísimo. La técnica, la forma de moverse, todo ha evolucionado, y los varones hoy en día están a la par con las bailarinas. No se puede decir solo que son un soporte de”, nos explicó. “A medida que fue evolucionando el ballet, el hombre empezó a tener más importancia”.

El Definido

Un importante pionero de esto fue Rudolf Nuréyev, reconocido como uno de los mejores bailarines del siglo XX. “Cuando el desertó de la URSS, en este lado del mundo nunca se había visto que un hombre bailara de la forma que él lo hacía. Desde mi punto de vista nadie lo pudo superar hasta el día de hoy, él abrió una puerta para que el bailarín tuviera más importancia”, afirmó Ortigoza.

Al mismo tiempo, Luis considera que Raymonda es un baile inusual para la mujer ya que tiene seis variaciones (o solos), y normalmente son dos o tres.

“Entonces es como una característica que tiene este ballet que me pareció muy interesante de respetar. Y básicamente, el trabajo que pensé para esto es agilizar la versión más acorde a lo que está pasando hoy en día, sin obviamente cambiar el argumento, sin cambiar las líneas originales que Petipa ideó para el ballet”, nos explicó.

El Definido

Un clímax histórico

“Sin duda que el momento clásico y más reconocido, es el momento final del ballet [de Raymonda]. El Grand pas Classique Honroso, que es un homenaje al clasicismo por el clasicismo. Un momento del ballet que pasó a la historia justamente por la línea de la coreografía, por el estilo que Petipa hizo. Es como el punto más álgido de la obra”, enfatizó Luis.

¿Y cómo se logró esta gran adaptación? Un año antes de comenzar con los ensayos, Ortigoza había empezado a trabajar por su cuenta.

Decidió que quería hacerlo en dos actos en lugar de tres, y para esto era importante cambiar la partitura musical: “es un trabajo super grande en cuanto a la adaptación que hay que hacer a nivel musical de poder cortar ciertas partes. Trabajamos con Pedro Pablo Prudencio, para que hiciera la adaptación musical”, dijo.

Afortunadamente, este sueño sí se realizó y no fue intervenido por un misterioso personaje, sino que la adaptación se ha realizado como se esperaba. Lo que es fundamental, especialmente considerando que están celebrando un gran cumpleaños del Teatro Municipal de Santiago.

“Este año cumplimos 60 años en la compañía, entonces abrir la temporada del ballet con un título mío es una responsabilidad muy grande”, nos terminó contando el coreógrafo y ex primer bailarín estrella del teatro.

¿Pudiste ir a ver Raymonda? ¿Qué te pareció?