Imagen: César Mejías

El pajarito más pequeño de Chile se encuentra en peligro de extinción, ¿qué estamos haciendo para salvarlo?

La ausencia de esta pequeña ave de tan solo ocho centímetros, se hace evidente en el norte. El Picaflor de Arica está en peligro de extinción, pero ya hay grandes iniciativas que aspiran a estimular su nidificación y reproducción a través de los valles de desierto.

Por María Jesús Martínez-Conde | 2019-06-07 | 07:00
Tags | aves, picaflor, colibrí, chile, arica, peligro de extinción, monumento natural
"Lo que se hace al crear esta área protegida es conservar el hábitat de esta especie, que no existe en ninguna otra parte del mundo" (José Manuel Rebolledo, director ejecutivo de CONAF).

¿A dónde van los picaflores de Arica en la época del año en que no hay flores? ¿Suben a la cordillera? ¿Bajan al mar? ¿Descienden al oculto mundo subterráneo de los colibríes? Son preguntas que por años han quitado el sueño a los ornitólogos adictos a este fugaz y esquivo animal. Y aunque hay teorías al respecto, la ausencia de esta ave durante el verano resulta parte de su misterioso, aunque natural, ciclo de vida.

Pero lo que no es nada natural es la dramática disminución de su población durante los últimos años: hoy es considerada una especie en peligro, con no más de 316 ejemplares aleteando en los valles de Azapa, Vitor y Camarones, en la Región de Arica y Parinacota.

Hoy en El Definido te contamos las maravillas de esta diminuta especie chilena, las razones tras su amenaza y las labores que se están llevando a cabo para poder recuperarla.

Una diminuta ave metalizada

No hay duda de que el picaflor (o colibrí) es un ave fuera de lo común; hay algo en su vuelo, en su nunca posar las patitas en la tierra y sus colores iridiscentes, que lo vuelven hipnotizante.

En América tenemos el privilegio de decir que son endémicas de nuestro continente, es decir, solo aquí habitan las alrededor de 300 especies que se caracterizan por su colorido plumaje, su diminuto tamaño (aunque los chilenos hemos visto varias veces a esta peculiar especie gigante revoloteando por nuestros jardines), su gusto por el néctar de las flores y su extra rápida manera de sacudir sus alas, produciendo un distinguible zumbido.

Todos nos hemos maravillado con alguno, pero en la Región de Arica y Parinacota los echan de menos. Sí, hay picaflores, pero una especie muy querida por todos hoy brilla por su ausencia, el picaflor de Arica.

Picaflor de Arica macho/CONAF

Este amigo de un verde metalizado (los machos), es el ave más diminuta de Chile y una de las más pequeñas del mundo, pues mide tan solo ocho centímetros promedio. Solía vérsele en los jardines y plazas de la región entre agosto y septiembre, cuando comenzaban a construir unos tiernos niditos elaborados a partir de retazos de lana de oveja, fibras vegetales, plumas y telas de araña. Dos semanas después de empollar minúsculos huevitos, aparecían las crías. Al poco tiempo se escuchaba su vocalización muy fina, que recordaba el sonido de las cigarras.

Lamentablemente, hoy ser testigo de un avistamiento se podría considerar un milagroso privilegio. ¿Por qué?

Un pequeño contra el mundo

En 1943, si te acercabas a un árbol florido en medio del valle de Azapa, podías encontrarte con cien picaflores de Arica revoloteando, según Goodall, Johnson y Phillippi, quienes realizaron una expedición científica ese año. ¿Cómo es posible que hoy tan solo queden los que, en ese entonces, cabían en tres árboles?

Picaflor de Arica hembra alimentando a sus pollos/SEREMI Región de Arica y Parinacota

Su descenso poblacional está íntimamente ligado al desarrollo agrícola de la zona y al uso de 30 pesticidas distintos, pues solo unas pocas gotitas de uno de estos productos industriales bastan para matar a una pequeña ave. Tal fue el desastre, que incluso las pruebas apuntan al propio SAG, "que entre 1980 y 1993 empleó intensivamente el Malathion [insecticida] para exterminar la mosca de la fruta [muy dañina para la agricultura], incluso al principio con fumigaciones aéreas. Hoy sólo lo hace en forma selectiva, ante los brotes de la plaga", señalan en el sitio Aves de Chile.

Gracias a esta acción del SAG, la mosca de la fruta está erradicada de Chile desde 1995, lo que nos lleva a ser un gran exportador de estos productos a ojos de la comunidad internacional, pero a un costo que se llevó a gran parte de esta magnífica, aunque diminuta, ave.

Y eso no es todo, sucedió también que muchas de las zonas en que habita el picaflor, se han visto destruidas a causa de las actividades agrícolas. Sin embargo, este pequeño es tan terco que no migra cuando las cosas se ponen feas, sino que es capaz de continuar viviendo aunque su hábitat esté desolado. De hecho, existe el registro de un macho que persistió viviendo en un basural clandestino y, cuando ya no quedaron flores de las que alimentarse, se dedicó a comer de una planta de porotos tratada con pesticidas. Obviamente el desenlace fue fatal.

El picaflor de Arica también tiene archienemigos entre la fauna de la zona, que han contribuido al estado de amenaza de la especie. Se trata del picaflor de Cora, también chileno y muy competitivo cuando se trata de pelear por territorio con nuestro pequeño en peligro, aunque aún los expertos no tienen un entendimiento completo sobre esta guerra declarada.

Por último, el hecho de que queden tan pocos ejemplares de picaflor de Arica, conduce a que su diversidad genética se vea reducida, lo que también constituye una amenaza, mermando la capacidad adaptativa de esta especie a la hora de enfrentar cambios ambientales.

Macho/SEREMI Región de Arica y Parinacota

¿Todo mal entonces para el picaflor de Arica? Más o menos, afortunadamente existen iniciativas privadas y gubernamentales que están haciendo lo posible para incrementar su número. Partamos con la historia de una mujer anónima que lucha todos los días por conservar la especie.

El paraíso de los picaflores

Desde el año 2000, María Teresa Madrid trabaja para que no se extingan los últimos picaflores de Arica. Ella vive en una parcela del valle de Azapa, a 17 km al interior de Arica. Nadie debió decirle que esta especie se encontraba en peligro, ella sola se dio cuenta, pues es agricultora y vio la urgencia de la situación. No ha puesto en marcha grandes programas conservacionistas, pero sí da la pelea desde su jardín, que con el tiempo se ha convertido en el Santuario del Picaflor.

"Si ellos comen flores, entonces pongamos flores", le dijo a su hermano, de acuerdo a lo que contó a revista Paula. Probando y probando se fue dando cuenta de cuáles eran los alimentos favoritos del amenazado picaflor; compraba flores, le regalaban y gastaba una gran porción de su sueldo en la creación de este vergel norteño. Un día descubrió la leonitis leonorium, una planta sudafricana parecida al ahora escaso chañar, que se transformó en la favorita de sus diminutos amigos.

Un día del año 2006, María Teresa contó 40 nidos en su jardín, con dos polluelos cada uno, como suelen reproducirse los picaflores. Había cumplido su objetivo, y poco a poco fue por más. Comenzaron a llegar expertos y ornitólogos del mundo entero a conocer su pequeño paraíso escondido en el desierto y, de boca en boca, su labor se hizo famosa.

Picaflor hembra/SEREMI Región de Arica y Parinacota

A pesar de que el lugar hoy tiene nombre propio, Santuario del Picaflor, y hasta aparece en el sitio de turismo internacional Tripadvisor, María Teresa pelea por que este terreno se mantenga como un secreto, al cual solo se llegue por instrucciones de los lugareños.

Ingresar al santuario cuesta solo mil pesos y la maravilla no la entrega solamente el avistamiento del picaflor de Arica, sino el sinnúmero de especies que se ha ido "aguachando" en este místico lugar:

"Como ellos se alimentan de insectos, tienes que tener variedad de plantas para que los insectos se puedan ir alimentando, pero a su vez también te van llegando variedades de pájaros. Después tenemos a las libélulas que también comen insectos y así va la cadena. Y mientras más insectos, mejor polinización en los árboles. Vas a tener mejor fruto", señaló en entrevista con radio Universidad de Chile.

Si sin presupuesto externo Madrid ha podido cultivar este asombroso escenario para que el picaflor de Arica nidifique y se multiplique, ¿qué está haciendo el gobierno al respecto?

Conservando el hábitat de una especie única en el mundo

La excelente noticia que hoy queremos compartir con ustedes, amantes de los picaflores como nosotros, es que se acaba de concretar la creación del Monumento Natural Picaflor de Arica en un área que tiene una extensión de 10,8 hectáreas en el valle de Chaca, en la Región de Arica y Parinacota, integrándose así al Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), que administra la CONAF, de acuerdo a un comunicado compartido por la misma entidad.

Plano Monumento Natural Picaflor de Arica/CONAF

La iniciativa fue presentada por el Ministerio de Agricultura, a través de la CONAF, y aprobada por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad en octubre del año pasado.

Que sea un "Monumento Natural", significa que la zona está caracterizada por la presencia de especies nativas de flora y fauna que son relevantes desde el punto de vista escénico o científico, y su objetivo es ser preservado a través de actividades educativas, recreacionales o de investigación.

Además, en este lugar existe un ecosistema que tiene el sofisticado nombre de "Bosque Espinoso Tropical Interior de Geoffroea decorticans y Prosopis alba". Más allá de esta elegante denominación, sus condiciones permiten que el picaflor de Arica pueda vivir y reproducirse libremente y sin ser amenazado por los elementos que ya mencionamos.

Tal como indicó el director de CONAF Región de Arica y Parinacota, Héctor Peñaranda, "el sector propuesto nos permitirá contar con los resguardos y protección de esta ave, ya que contará con sitios de nidificación y alimentación".

Monumento Natural Picaflor de Arica/CONAF

Y esto es importante ante la singularidad de esta ave pues, según José Manuel Rebolledo, director ejecutivo de CONAF, "lo que se hace al crear esta área protegida es conservar el hábitat de esta especie que no existe en ninguna otra parte del mundo".

Por su parte, el Gerente de Áreas Silvestres Protegidas de CONAF, Richard Torres, sostuvo que "necesitamos proteger y restaurar el hábitat de esta ave, y por ello se eligió este sector en Chaca, en la comuna de Arica, donde están las especies florísticas necesarias para su sobrevivencia y nuestro fundamento fue la Convención de la Flora, la Fauna y las Bellezas Escénicas Naturales de América, ratificada como Ley de la República en 1967".

Hembra/CONAF

Gracias a la creación de esta nueva área protegida, el picaflor de Arica podrá descansar en un área que será también un paraíso, como el de María Teresa, pero esta vez natural y no creado por una generosa mano humana. La próxima labor de la CONAF será desarrollar un plan de manejo para adoptar medidas concretas que permitan la conservación y reproducción efectiva de esta pequeña maravilla endémica de nuestro territorio.

¿Has visto alguna vez un picaflor de Arica?