"Dicen que nadie conoce realmente a una Nación hasta que ha estado adentro de sus cárceles . No se debe juzgar a una Nación por cómo trata a sus ciudadanos más encumbrados, sino por cómo trata a los más humildes" -  Nelson Mandela.

El talón de Aquiles en la reinserción de nuestros sancionados por la ley, es el post-penitenciario... Una vez que ya cumplieron su condena, una vez que muchos de ellos, ya aprendieron la lección. Volver al entorno donde "el choro" es el que roba y no el que trabaja, es una de las mayores pruebas que tienen que enfrentar y que, por su dificultad, muchas veces no logran superar, volviendo a delinquir. 

Una de las iniciativas que decidió hacerse cargo de esta situación y de la que ya hemos hablado en El Definido, es Proyecto B. Rafael Rodríguez, director ejecutivo de esta Fundación, fue un joven que vio las falencias que había en el sistema de reinserción y decidió hablar con los jóvenes sancionados. Ante la pregunta ¿Qué tendría que pasar para que dejaran de robar? La respuesta fue casi unánime: Acceder a una oferta de trabajo.

Es por esto que decidió crear Proyecto B, donde seleccionan jóvenes que hayan sido sancionados por la ley y que sean adecuados para los puestos de trabajo disponibles. La Fundación los prepara, tanto a ellos como a las empresas, acerca de su rol y las responsabilidades del programa. Apoyan este proceso durante un año, trabajando con los jóvenes el desarrollo de sus habilidades para la empleabilidad y logran insertarlos en el mundo laboral. "De los que han entrado a trabajar, no hay ninguno que haya dejado su empleo porque esté preso", dice Rodríguez. 

La experiencia de las empresas

Las empresas tienen un rol muy importante que jugar dentro de la reinserción laboral, porque finalmente son ellos quienes abren y cierran las puertas. Es por esto que se realizó un encuentro organizado por la corporación Aconcagua Summit, entre empresarios y Proyecto B, con el objetivo de entablar puentes y generar vínculos que se traduzcan en que más personas tengan un borrón y cuenta nueva real una vez salidos de la cárcel. 

En el caso de las empresas que se suman al programa de Proyecto B, pueden hacer público que los empleados que llegan estuvieron presos o mantenerlo en privado.  En caso de hacerlo público, es muy importarte capacitar a los empleados respecto a que son iguales a ellos y no son casos especiales. La estigmatización es una de las mayores barreras que tienen que derribar los jóvenes sancionados. Y si bien no se trata de idealizarlos, ellos ya pagaron su condena. 

Patricio Zurita trabaja en VTR y tiene 36 personas a cargo. Dentro de ese grupo, cuatro de ellos son jóvenes que infringieron la ley. En un comienzo decidieron evaluarlos de manera anual, pero a medida de que iban tratando con ellos, modificaron el rango de tiempo a hacerlo trimestralmente. Se dio cuenta que era una tarea difícil, porque eran personas que no estaban acostumbradas a cumplir horarios y responder a las autoridades. En la empresa decidieron que se focalizarían en el trabajo y en crear hábitos.

Uno de sus chicos, que entró a trabajar hace dos meses, era muy impuntual. Tras varios llamados de atención, el empleado llegó a las 8:00 como debía, pero acompañado de carabineros. El joven había recibido una golpiza camino al trabajo porque no se quería bajar de la micro , ya que iba a llegar tarde a su pega. Cuando pasó el episodio, fue a constatar lesiones a carabineros, pero les pidió que antes de hacer el papeleo lo acompañaran a VTR a aclarar que no era que se hubiera quedado dormido ni nada por el estilo. El tipo había aprendido. Y Zurita estaba orgulloso de eso. 

Las formas de ayudar del empresariado

Hay tres factores que pueden lograr a que este tema, crucial para nuestra sociedad, avance más rápido. El primero, es que las empresas ayuden con la capacitación de los sancionados. Lo pueden hacer destinando parte de su franquicia tributaria. 

A esto se le puede sumar el segundo factor, que es dándole empleo a estos jóvenes, uno digno y formal, como al resto de sus empleados. 

El círculo se cierra con el desarrollo de las habilidades blandas de quienes infringieron la ley y están en sus empresas, que se puede hacer a través de convenios con ONG'S especializadas. 

Lo que Rodríguez considera, es que mientras no haya sentido de urgencia frente a este tema, el cambio es marginal y de verdad que puede cambiarle el rostro a nuestra sociedad. Para quienes quieran sumarse a la iniciativa de Proyecto B este es el camino.

Posibles soluciones al problema macro

En la reunión que se sostuvo entre los empresarios y Proyecto B, se expusieron muchos focos donde existen problemas que impiden avanzar más rápido en el tema de la delincuencia. Al ser un problema multifactorial, son muchos los agentes que pueden hacer algo al respecto.

En cuando a la delincuencia judicial, plantearon pensar en los programas de reinserción, algo que comenzó a trabajarse sólo hace tres años. No existe por ejemplo un tratamiento especializado para los sancionados. Las diferencias entre alguien que roba en un supermercado a alguien que viola, son marginales a la hora de tratar a quienes faltaron a la ley.

También propusieron que exista una evaluación de los programas que realiza el Sename. La focalización está en la cobertura y no en la calidad de lo que entregan. Además, el Sename desaparece cuando el infractor cumple su condena, sin hacerle un seguimiento y dejando el trabajo de rehabilitación a medias. 

Otra propuesta fue que haya una subvención de parte del Estado para que las empresas abran sus puertas, financiándoles la capacitación y el tiempo que deben invertir en los ex reos. 

El trabajo del municipio es clave debido a la relevancia que viene el entorno en una persona que viene saliendo de la cárcel.