¿Por qué se contagian los bostezos?

Aunque no estemos cansados ni con sueño, ver bostezar a otra persona nos hace bostezar la mayoría de las veces. ¿Por qué pasa eso? ¿Qué saben los científicos?

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2013-12-20 | 12:30
Tags | bostezo, contagio, sueño, cansancio, imitación, empatía, vinculación

*Esta nota fue publicada originalmente en 2013.

A estas alturas del año, probablemente estemos bostezando con más frecuencia. Es el cansancio. Pero por muy común que parezca, este agradable impulso que nos visita en las mañanas o después de almuerzo, es más misterioso de lo que uno creería. 

Los científicos han realizado algunos estudios sobre las causas biológicas de esta acción que afecta a todos los animales vertebrados. Necesidad de oxígeno, enfriamiento y costumbre son las principales. Pero lo más interesante es el contagio, que es exclusivo de algunos animales y del ser humano. ¿Por qué el hecho de ver a alguien haciéndolo provoca en nosotros lo mismo?

Veamos primero por qué nuestro organismo nos obliga a abrir la boca e inhalar aire de esa manera tan particular y luego indaguemos qué es lo que se ha descubierto de su contagio.

¿Por qué bostezamos?

La primera noción que tenemos todos es que bostezamos porque tenemos sueño. La segunda, que podremos haber escuchado por ahí, es que nuestro cuerpo los genera porque necesita oxígeno. Pero se han encontrado más causas de las que creemos. Extrañamente se han estudiado poco, pero las investigaciones científicas que se han hecho para estudiarlas han definido principalmente tres teorías:  

Teoría fisiológica: La que más nos podría sonar conocida. Nuestro cuerpo provoca el bostezo porque necesita más oxígeno o porque necesita eliminar una acumulación de dióxido de carbono. Los bostezos serían entonces los "súper respiros" que mueven mayor cantidad de aire en estos casos de necesidad. Esto es lo que sucede cuando estamos cansados o tenemos sueño.

Teoría de la refrigeración: El aumento de la temperatura en el cerebro también podría estar exigiéndonos este particular impulso. Se intuye que el bostezo podría ayudar a enfriarlo por dos razones. Al estirar la mandíbula se generaría un mayor flujo de sangre al cerebro que ayudaría a enfriar y, por otro lado, la temperatura del aire que entra con la inhalación también ayudaría a hacerlo. Esto, claramente, se aplicaría a los casos donde el cuerpo se encuentra a mayor temperatura que la ambiente. En el caso contrario, sería reprimido.

Teoría de la evolución: Probablemente sea la más rara. Pero algunos científicos piensan que es un impulso que proviene desde nuestros antepasados, que en una época más primitiva, usaron el bostezo para intimidar a los enemigos.  

Pero hay otra causa fundamental y un poco curiosa: ver a otros bostezar. Si las principales explicaciones se relacionan con lo que necesita nuestro propio cuerpo, ¿Por qué cuando otro lo hace se nos contagia?

Es contagioso y hay una razón detrás

¿A quién no se le ha "pegado" un bostezo más de alguna vez? Puede ser incluso que mientras lees este artículo o al mirar la ilustración, ya te hayan dado ganas de bostezar aunque tu cuerpo no lo necesite. ¿Por qué pasa eso?  

En el contagio de los bostezos, el componente sicológico tiene un rol importante. Es similar al contagio de la risa o del llanto, pero es aún más misterioso. Porque es entendible que un contexto divertido o triste haga que nuestras emociones afloren, pero ¿Qué contexto es el del bostezo? ¿Somnoliento? ¿Necesitado de enfriamiento cerebral? Extraño.

La razón por la que bostezamos al ver a otros tendría que ver con la empatía y la vinculación social a los demás. Se trata de la habilidad de entender y conectarse con los estados emocionales de las otras personas. Y aunque leer esto te pueda causar ganas de bostezar o ver a alguien desconocido también, el efecto va a ser mayor si la relación que tenemos otro es más cercana. 

Varias evidencias refuerzan la idea de esta presencia de la empatía en la tendencia al contagio en los bostezos. En los estudios justamente los animales más propensos, son los que tienen mejor desarrollada la empatía: primates (chimpancés, bonobos, babuinos gelada) y perros. Incluso se ha establecido que los caninos son mucho más susceptibles a los bostezos de sus amos. Depende de la estrechez de la relación. En un estudio a los chimpancés, éstos bostezaban 50% más de frecuencia al ver a los miembros de su grupo, que otros.  Nuestro caso es similar, es probable que ver a un amigo hacerlo tenga más efecto en nuestro organismo que ver a una persona bostezando en la calle.

Además se comprobó que ni los niños menores de 4 años ni los niños con autismo se contagian de los bostezos. Los investigadores explican que "dado que el bostezo contagioso puede ser un signo de empatía, este estudio sugiere que la empatía y la imitación son una base que se desarrolla lentamente durante los primeros años de vida, y que los niños con autismo pueden pasar por alto las señales sutiles que los unen emocionalmente a otros".

Te invitamos a hacer una prueba de la empatía. Bosteza un par de veces cuando estés con un grupo de personas, preferentemente cercanos. Observa a cuántos contagiaste con el gesto. La cantidad de personas que hayan bostezado en teoría dependería de la vinculación empática que tengan contigo y, por supuesto, de tus habilidades como actor.

¿Bostezaste leyendo este artículo? ¿Cuántas veces?