Dicen la puntualidad no es uno de los fuertes de los chilenos (o los latinos, en general). Que los chilenos siempre decimos "voy llegando", "salgo al tiro", "más rato te llamo". En los casos más graves, el ser impuntual puede producir problemas en las relaciones tanto personales como profesionales.
El problema, en todo caso, no es exclusivo de los latinos. Por ejemplo un estudio realizado a la San Francisco State University mostró que el 20% de la población norteamericana es impuntual de manera crónica. Y eso que nuestros vecinos gringos tienen fama de ser bastante más puntuales que nosotros.
Según un estudio del Instituto Libertad, la impuntualidad promedio de los chilenos tiene un costo anual que fluctúa entre los US$287 y US$615 millones, con un impacto de 0,11% y 0,24% del PIB del país.
"Si miramos hacia atrás, probablemente siempre habrás sido puntual o impuntual durante toda tu vida, en parte es fisiológico y psicológico", asegura Diana DeLonzor, autora del libro Nunca Llegues Tarde de Nuevo. "A la mayoría de los impuntuales crónicos de verdad les desagrada llegar tarde, pero es un hábito sorprendentemente difícil de superar. Decirle a una persona impuntual que llegue a tiempo es como decirle a alguien que vive a dieta que simplemente deje de comer tanto".
¿Cómo lo hacen entonces aquellas personas que siempre llegan inmaculadamente a la hora? ¿Que sin importar qué pasa nunca llegarán tarde? Revisemos algunos de sus hábitos, y tal vez tratemos de aprender de ellos.
Las personas puntuales saben cuánto tiempo toma hacer algo. Los impuntuales en cambio, realizan un tipo de "pensamiento mágico", asegura DeLonzor en su libro. "Si una vez hace diez años, llegaron al trabajo en 20 minutos, ellos creen que eso es lo que les va a tomar de tiempo. Se olvidan que el 99% de las veces toma 30 minutos". Este tipo de impuntuales siempre dirá cosas como: "Llego al tiro", "Estoy a cinco minutos", "No me demoro nada".
¿Cómo solucionarlo? Lo que se puede hacer es aprender a contar cuánto toma de verdad hacer las cosas, a contar bien el tiempo. Primero escribe cuánto crees que demoras en hacer actividades diarias como ducharte, arreglarte en la mañana o trasladarte al trabajo. Luego por una semana anota cuánto tiempo realmente toma hacer esas cosas. Las personas impuntuales usualmente se equivocan entre un 25% y 35% en estos cálculos. Saber cuánto te demoras realmente en tus actividades te hará estar más consciente del tiempo que tomas.
Como las personas puntuales saben cuánto tiempo les toma llevar a cabo distintas cosas, utilizan esa herramienta y hacen un esquema mental. Ya sea para aprovechar bien la mañana o para llegar a la hora a cualquier cita, las personas puntuales hacen esquemas de sus actividades. Por ejemplo, organizan y calculan a qué hora harán cada actividad para tener tiempos suficiente de hacer todo.
Generalmente, las personas puntuales siempre llegan antes de lo esperado. "El llegar atrasados los estresa y no les gusta estar apurados", dice DeLonzor. "Las personas impuntuales se estresan por estar atrasadas también, pero no intentan llegar antes sino que tienden cronometrar las cosas por minuto".
Por lo mismo se podría decir que las personas puntuales se preparan para "el peor escenario posible". Si uno se levanta, se viste y prepara para el trabajo a la hora que corresponde, uno debiera llegar a tiempo. Pero esto no es necesariamente cierto. Cualquier cosa puede pasar: a tu auto no le queda bencina, no cargaste la tarjeta BIP!, no encuentras las llaves, etc.
Como se preparan para lo peor, las personas puntuales generalmente siempre llegan con tiempo extra, y se sienten cómodos con eso. Aprovechan ese pequeño espacio que les da el llegar con antelación a los lugares. Revisan sus mails, leen una revista, llaman a un amigo. Las esperas también pueden ser provechosas.
Ya sea preparar el almuerzo, ver que van a ponerse o lo que sea, las personas puntuales planean. Poner las cosas en la silla puede ser de gran ayuda.
Otro consejo de los especialistas es determinar qué es lo que te está causando ese atraso crónico o esporádico. Luego, tratar de arreglarlo o prepararlo el día antes podría ayudarte mucho.
También puede ser que algunas personas se ponen más metas de las que pueden lograr en un día. Entonces si este es el caso, la solución es ser más realista y acortar las tareas.
Y aquí ya entramos a todo otro gran tema sobre la dificultad que algunos tenemos para levantarnos en la mañana. Te recomendamos leer esta nota de nuestra periodista Magdalena Araus donde da toda una serie de recomendaciones para este tema. Aquí un resumen de las mejores soluciones para levantarse en un intento.
Poner el despertador en la hora justa y prudente, ya que tu cabeza de mentalizará y sabrá que esta es la única opción Tu subconciente debe SABER que sólo tienes una oportunidad. Eso, además, te permitirá poner la alarma más tarde y tener un sueño de calidad más prolongado.
Apenas suene la alarma, prende la luz y levántate. No le des ningún permiso a tu cabeza para que se permita unos 5 minutos más. No la dejes "razonar". Debe ser un reflejo. La molestia y cansancio de levantarse va a durar literalmente lo que demoras en caminar hacia la ducha.
Acostarse a una hora prudente. Si no duermes lo suficiente, no hay nada que te ayude a levantarte de forma más fácil. Asumámoslo, el cuerpo necesita ciertas horas mínimas de descanso. Hay que ir ajustando los horarios de acostada a los ciclos de sueño, para que la alarma no te pille en la fase profunda de sueño.
¿Crees que los chilenos somos impuntuales? ¿Qué haces para evitar llegar tarde a un lugar?