Creatividad, programas rupturistas y una programación musical realizada por humanos y no por computadores, son algunos de los factores claves en la construcción de la marca “Horizonte”. 40 auspiciadores estables, casi 80 mil seguidores en redes sociales y la generación US $2 millones al año, son algunas de sus cifras. Sin embargo, según su ex director, Rodrigo Hurtado, la radio era mucho más que buenos números, “era una forma de pararse en la vida”.

¿Cómo llegaste a ser director de Horizonte?

Soy publicista y trabajaba en una agencia creativa. La Radio Horizonte llegó como cliente a la agencia justo en el momento en que ellos estaban buscando un cambio, tenían un logo cromado muy ochentero y todo el mundo relacionaba la marca con ese jingle que decía “hoorizooonnnteee” como en versión de coro. La radio quería modernizarse y en la agencia tomamos el caso desde el origen. Hicimos el logo nuevo y construimos una buena parte de la personalidad de la radio junto al director de entonces, que era Julián García-Reyes hijo. 

Al poco tiempo partí haciendo un trabajo de media jornada en la radio escribiendo los textos del programa “Fina Selección” de una forma más humana y cercana, contando historias sobre las bandas y dejando de lado los datos duros sobre sellos. Cada vez me fue gustando más el mundo de los medios que el de las agencias de publicidad y fui asumiendo más labores en la radio, aprendiendo a trabajar como creativo y periodista al mismo tiempo. Al poco tiempo estaba full-time en la Horizonte y empecé a entrevistar músicos, redactar frases de continuidad, inventar programas, microprogramas y participar cada vez en más cosas. 

En eso estaba cuando un día me llama Julián para contarme que había tomado la decisión de irse a estudiar a España, que era una decisión irrevocable y que iba a hacer todo lo posible para que el proyecto de la radio siguiera adelante. Al día siguiente me enteré de que yo era el principal candidato para quedar como director de la radio y en una semana tuve que hacer un cambio de switch y empezar a dirigir el buque.

-¿Por qué se acabó Horizonte?

Por dos cosas. La primera es porque el dueño de la radio la quería vender y alguien estuvo dispuesto a pagar el precio que se pedía. La segunda es porque el nuevo dueño prefirió hacer otra cosa con esa señal. Así de sencillo. Considerando que la empresa que compró la radio es Canal 13 y que tenía la oportunidad de combinar o potenciar su parrilla programática con estas nuevas señales de radio, no es tan difícil llegar a la idea de hacer una radio con Martín Cárcamo y Chico Pérez, que son los conductores de Bienvenidos y Alfombra Roja, dos de los programas fuertes del canal. La decisión de eliminar específicamente la Horizonte tenía que ver con que se argumentaba que era competencia directa de la Sonar, que también es del 13, y que las personas que escuchaban estas dos radios eran más o menos las mismas. Según mi opinión ese diagnóstico está bastante errado.

-Se dijo que uno de los motivos del cierre fue porque la radio era poco rentable…

Eso es bastante alejado de la realidad. Era cosa de escuchar la radio para darse cuenta de que estaba repleta de auspiciadores. Además, como no formábamos parte de un gran holding, no existían esas prácticas nefastas de llenar con frases que caen de rebote desde la radio del lado o del canal de televisión en formato bonificación, pagando un precio inferior al valor tarifa. Los auspiciadores que confiaban en radio Horizonte estaban con nosotros porque era el lugar donde querían estar y estaban dispuestos a pagar el precio que nosotros estimábamos correcto. De hecho, si te fijas bien, te vas a dar cuenta que varios de ellos dejaron de hacer publicidad en radio cuando la Horizonte se acabó. Decir que era poco rentable es manejar poca información sobre el medio. La radio se autofinanciaba con creces, algo que no es nada de común en la industria.

-¿Qué era lo mejor de trabajar en Horizonte?

Lo mejor era que se armó un equipo profesional de excelencia y que todos creían en lo mismo. Son personas que no venían con ese chip preseteado de que para ser masivo hay que pensar que los auditores son tontos. La radio Horizonte era una forma de pararse en la vida, nos despertábamos todos los días con la misión de ser la mejor radio del mundo, un medio de comunicación valioso, con ideas, con sentido del humor, siempre pensando en hacer algo nuevo, cosas que dejen algo, que aporten. Creo que fue tanto el nivel de eficacia que se logró en ese sentido, que ese espíritu se llegó a reflejar en la puesta al aire. Al final la gente no nos escuchaba por la música que tocábamos, nos escuchaban porque la radio tenía una personalidad única, un alma.

-¿Qué opinas de la concentración de propiedad en radio?

Me parece perjudicial para el país, pero no por un tema económico. Lo digo por un tema editorial o cultural. Creo que cuando muchos medios de comunicación están en manos de pocas personas, nos exponemos a que esas pocas personas sean las que decidan el destino de una gran cantidad de contenidos. Entonces si son tipos que creen que la gente es “demasiado básica”, que quiere contenido basura, que todos quieren ver lo mismo, que hay que darles programas facilistas y que no hay espacio para temas valiosos, los medios que conducen van caminar hacia allá. Ahí es donde el país es el que sale perdiendo, porque si los medios subestiman a las personas y se transforman en lugares donde reina la farándula, la tragedia y lo burdo, la gente inevitablemente (y lamentablemente) va a terminar consumiendo eso. 

El otro día, en una clase universitaria un alumno me dijo “pero profe, si lo que vende son las malas noticias”, no sé de dónde sacó eso en términos comerciales, pero me dejó pensando en lo triste que es comprobar que los medios nos han hecho creer que lo “vendedor” es lo malo y lo fácil. Yo creo todo lo contrario, pienso que las personas y las marcas tienen una necesidad gigante de relacionarse con lo valioso, lo creativo y lo diferente.