Imagen: Gojko Franulic

7 consejos para tomar decisiones como un ninja

¿Piensas demasiado antes de elegir algo? ¿Te angustia pensar que te puedes equivocar? Estos consejos están dedicados a todos aquellos que se enredan más de la cuenta cuando de decisiones se trata. Deja de pensar si te convendrá leerlos y sólo hazlo.

Por Magdalena Araus @mmaraus | 2014-07-08 | 07:00
Tags | decisiones, opciones, alternativas, discernimiento, dudas, éxito, felicidad, Lifehack
Escenario: un restaurant, hora de almuerzo, día cualquiera. Y tú, demasiado rato frente a la carta pensando cuál de los dos será el plato perfecto, Podría ser pescado con puré, pero también arroz con carne, ¿Cuál estará más rico? O mucho tiempo analizando si tomar el metro conviene en vez de la micro, ¿Habrá taco o estará colapsado el andén? ¿Con cuál llegaré más rápido a esta hora? 

La ansiedad por tomar la decisión perfecta o el terror a fallar nos puede tener demasiado tiempo paralizados frente a las opciones que debemos escoger. ¿Vale la pena romperse la cabeza si son incluso decisiones simples y cotidianas? 

Si es común para ti enfrentarte a estas mini parálisis cuando de "cortar el queque" se trata, o si algunas decisiones un poco más importantes te complican sobremanera, es hora de que leas esta selección prime que hicimos a partir de algunos consejos publicados en Lifehack para, según dicen ellos, "tomar decisiones como un ninja".

1. Distingue las grandes decisiones de las chicas (e irrelevantes) 


El primer paso para no angustiarse de más: ¿Lo cambiará todo esta decisión? ¿Es de verdad tan importante como creo que es? Si no va alterar el rumbo de tu vida, será más sano pensar un poco menos y no darle tanta gravedad al asunto. 

Primero ponla en su lugar de importancia, luego dale perspectiva pensando si el resultado hará una diferencia fundamental de aquí a un año más y por último imagínate qué es lo peor que podría pasar. Es el filtro básico para agilizar las cosas.

2. Identifica el objetivo final 


Es fácil enredarse entre tanta alternativa si no se tiene clara la meta, nos confundimos, empezamos a plantear miles de escenarios posibles y rápidamente podemos complicarnos, pero si tenemos en cuenta qué es lo que estamos buscando con la decisión, la historia es otra. Piensa a qué estás apuntando y será más fácil dar el paso. 

Un ejemplo: Estás buscando un lugar para vivir más cerca de tu trabajo, porque pierdes muchos tiempo en el traslado y eso te afecta la rutina. Pero casualmente apareció una tentación, ese departamento increíble, bello y conveniente, pero que queda un poco más lejos de donde vives ahora… En realidad podría ser, es una gran oportunidad. ¡No! Olvídalo, déjalo ir, porque no tiene nada que ver con lo que buscas y sólo hará más difícil tu decisión. 

3. Elimina de inmediato las peores opciones


Simple, como en una prueba de alternativas en el colegio. ¿Qué hacías cuando no tenías idea de cuál era la correcta? Tachar las que no lo eran. El descarte se aplica en todas las situaciones de la vida y es un buen comienzo para cuando estás perdido en la tarea de tomar un camino. Identifica rápidamente las que no te ayudan a cumplir los objetivos propuestos o que sabes que nunca elegirías.

4. No busques la perfección 


Si la decisión no va a alterar tu vida, la perfección no es la clave. No vale la pena invertir todo el esfuerzo del mundo en tomar la mejor decisión posible, en primer lugar porque es difícil que esté la opción perfecta disponible justo en ese momento y, en segundo, porque toda opción tiene pros y contras, y en ese sentido, la mejor de todas nunca será perfecta. 

Además, mientras más alargas el análisis de cada una de las opciones, en esta búsqueda incesante por la perfección, va creciendo proporcionalmente la culpa que te echarás si es que llegas a cometer un error. No se trata de hacer cape nane nu (o de tín marín de do pingüé para otros) y dejárselo todo al azar, pero una elección "moderadamente buena" ya es más que suficiente. 

5. Pon un límite de tiempo 


Todos necesitamos un poco de presión para hacer las cosas: un horario de entrada en el trabajo, una fecha límite del pago de cuentas, exigencias de nuestro jefe, etcétera y para zanjar algo es lo mismo. Eso sí, cada decisión es distinta y algunas necesitarán más análisis, meditación o averiguaciones de por medio, por eso no hay reglas establecidas cuando de poner límites temporales se trata. 

Pero sí es de mucha ayuda hacerlo y se recomiendan un par de minutos para las decisiones más pequeñas, unos pocos días para las de mediana importancia y quizás un par de meses para las más importantes. 

6. Mira a tu lado y confía en los otros


Hay dos modos en los que alguien te puede ayudar cuando de veredictos se trata. Primero, haciendo el trabajo por ti: ¿Has pensado si es estrictamente necesario que esa decisión quede en tus manos? Para aliviarte un poco del peso cuando te toca tomar muchas decisiones, una buena idea es dejar que otros la tomen. Eso sí, nada de culparlo después, debes acatar sin preocupaciones (eso de paso te ayudará a ser menos soberbio y mañoso).

Ahora, si es de tu exclusiva responsabilidad, pídele consejos a otra persona. Aportará con nuevas perspectivas de la situación y seguro te despejará de complicaciones poco relevantes que te has impuesto de tanto pensar. 

7. Canaliza energías


A menudo somos como cualquier niño que necesita distracciones para salir de una "pataleta". Por eso podemos preguntarnos: ¿Hay cosas más importantes que puedo hacer ahora que la "hiperanalizar" esta decisión? ¿Qué tareas más importantes puedo hacer para desviar mi pensamiento? Encuentra algo que te ayude a sacar de la cabeza por algunas horas la idea de que tienes un arbitraje pendiente por resolver. Deporte, algún juego, otra actividad pendiente te podrán ayudar a enfriar un poco esas neuronas sobre-exigidas.  

Y, por último, ¡no llores más!


Puede sonar rudo, pero no lo es. Una vez tomada la decisión, camina sin mirar atrás, comprométete con eso y ya. Deja de lamentarte o sentirte inseguro por haber dado el paso, pues sabes que las razones por las que elegiste esa opción son relativamente cuerdas (si es que estabas sobrio, obvio). Y si a fin de cuentas te equivocas, ¿es tan grave? Tal vez sí, tal vez no, pero es imposible vivir una vida fascinante "achuntándole" a todo lo que uno hace. Tan sólo piensa todo lo que has aprendido de los errores en tu vida y que has llegado a ser quien eres en gran parte gracias a ellos. Amén.

¿Cuál es la decisión más difícil a la que te has enfrentado? ¿Qué otro consejos te han servido para tomar decisiones?