La economía local se ha destacado durante los últimos trimestres por mostrar saludables cifras de crecimiento. Así, registros como el bajo nivel de desempleo, avance del consumo y buen desempeño de la inversión, le ha permitido a nuestro país sobresalir entre el grupo que conforma el bloque emergente.
Sin embargo, la moneda nacional ha ocupado también un lugar importante en las discusiones macroeconómicas locales, por cuanto la apreciación que ésta ha mostrado, ha llevado con frecuencia a distintas organizaciones a solicitar la intervención de las autoridades pertinentes. De hecho, debemos recordar que durante gran parte del actual ejercicio, el tipo de cambio se ha situado en niveles de $470, cifra que puede ser considerada como baja en comparación al registro de las últimas décadas. Lo anterior, si bien por un lado beneficia a los consumidores nacionales, por cuanto les permite acceder a bienes externos a un menor precio, afecta por otro al sector exportador, el cual ha debido lidiar además con una débil demanda externa y un aumento en los costos salariales y de energía.
En función de lo anterior, creo que, de modo general, vale la pena discutir los factores que han llevado a la moneda local a situarse en los niveles actuales, para luego así intentar esbozar una trayectoria futura.
En primer lugar, es importante precisar que el nivel de la divisa de un país depende del estado en que se encuentra su economía respecto del resto del mundo. Explicado de otra forma, mientras mejor sea el desempeño de su actividad, las utilidades de sus compañías tenderán a ser mayores y sus tasas de interés más altas respecto de otras naciones comparables, incentivando con esto la entrada de capitales de inversionistas internacionales. Así, la llegada de dólares a un país tiende a encarecer la moneda local, en vista de que relativamente, ésta se hace más escasa.
Mencionado esto, las razones por las cuales la moneda local ha mostrado una apreciación en el último tiempo parecen más bien lógicas. De hecho, mientras nuestra economía exhibe un saludable crecimiento, las potencias económicas enfrentan actualmente graves problemas, llevándolas en algunos casos a estar insertas en un proceso recesivo o a sólo presentar crecimientos bastante decepcionantes, como es el caso de Europa y EE.UU. respectivamente.
Ahora, de forma complementaria, es necesario señalar otros factores que en el contexto actual han intensificado la caída en el tipo de cambio, los cuales, como veremos más adelante, parecieran ser la clave para argumentar un punto de inflexión futuro a la situación actual. Entre ellos, el más importante tiene relación con las noticias provenientes desde los países desarrollados, por cuanto los problemas que estos enfrentan han llevado a sus bancos centrales a aplicar una serie de medidas destinadas a proveer liquidez a los mercados. Estas, entre otros efectos, tienden a depreciar sus divisas en los mercados globales, contribuyendo con esto a una mayor presión sobre las monedas emergentes.
Con todo, el escenario descrito anteriormente permite mencionar que, si bien por factores locales la moneda nacional se ha apreciado en el último tiempo, también existen variables externas que han afectado su trayectoria. De hecho, el desbalance existente entre países emergentes y desarrollados, el cual básicamente es el que genera el movimiento de las divisas a nivel global, se ha complementado con las acciones de los bancos centrales de los segundos, los cuales al inundar los mercados de liquidez, han ejercido una presión adicional sobre la moneda local.
Así, es posible extraer dos importantes conclusiones con el fin de pronosticar una trayectoria futura. La primera, tiene relación con que, al menos en el corto plazo, es difícil suponer que nuestra moneda abandonará los niveles en los que se encuentra actualmente. Como se menciona anteriormente, lo que se requiere, es que se equiparen ambas partes esta balanza económica mundial, ya sea porque una empeora o porque la otra mejora. Ahora, encontrar argumentos para suponer una pronta desaceleración de la actividad local resulta bastante complejo, por lo que para esperar una nueva trayectoria del tipo de cambio sólo nos queda a esperar una recuperación del escenario externo. Lamentablemente, esto tampoco pareciera ocurrir prontamente, por cuanto países como EE.UU. o la misma Zona Euro, aún se encuentran inmersos en engorrosos procesos de saneamiento de sus cuentas fiscales lo que, como ya hemos visto, termina por afectar dramáticamente a sus economías.
La segunda, es que claramente tampoco se mantendrá en los niveles actuales indefinidamente. Sin embargo, el gran problema es que los cambios que se requieren para generar un alza en el tipo de cambio tendrán que venir desde el escenario externo. Específicamente, el proceso de retorno de la moneda local hacia niveles superiores a $500, que pareciera ser más consistente con un mejor estado de la economía global, sólo se iniciará en el momento en que las medidas de liquidez proporcionadas por los países desarrollados sean detenidas. Esto último, en base a la información entregada por los principales bancos centrales del mundo, no ocurriría sino sólo a comienzos del próximo año.
Con respecto a las instituciones locales, lamentable no es posible esperar en la actualidad medidas que intenten modificar el nivel en el que se encuentra el tipo de cambio. Por el lado del Banco Central, una intervención de los mercados cambiarios sólo se justifica cuando se observan desalineamientos macro en la economía local, situación que no sucede en la actualidad. Incluso, de hacerlo en estos momentos, dicha medida no tendría efectos en el mediano plazo, por cuanto la depreciación inicial que ésta produciría, se transformaría en un atractivo para los inversionistas a nivel global, llevándola con seguridad al punto inicial después de unos meses. Para el caso del gobierno, imponer medidas que intenten controlar los flujos de capitales, ha demostrado tener más efectos nocivos para las economías que beneficios concretos. Así, es deseable que éste se enfoque en disminuir las trabas a los sectores exportadores, o implementar medidas para que puedan reducir sus costos de producción, que en acciones de otro tipo.En función de lo anterior, podemos decir que sólo nos queda esperar a que la situación externa mejore para observar un aumento en el tipo de cambio local desde los niveles en que se encuentra actualmente, algo que al parecer no ocurrirá prontamente.