" Los 33 mineros fueron salvados por la innovaciones", dijo John Kao, empresario y director del Institute for Large Scale Innovation de Estados Unidos. Podríamos escribirlo en un papel blanco, con plumón rojo y lograr que dé la vuelta al mundo, porque es una gran verdad.
Hay un fenómeno sicológico denominado "tensión creativa". Ocurre cuando estamos ante una situación estresante, y ese mismo malestar nos conduce a la acción y a hacer que lo que queremos que pase, realmente suceda. Requiere de valentía, inteligencia y capacidad de gestión. Se podría deducir que eso fue lo que ocurrió con los ingenieros, voluntarios, rescatistas, políticos, familiares y las mismas víctimas, cuando los 33 mineros de la mina San José estaban encerrados a 700 metros bajo tierra, y algo había que hacer para sacarlos de ahí.
En el quinto aniversario de la tragedia con final histórico, que se transformó en un fenómeno mediático mundial, se ha hablado de lo conocido y desconocido de los mineros, de en qué están actualmente, de la película y las cifras que marcaron el rescate. Sin embargo, nosotros queremos hablar de las brillantes ideas y soluciones que encontraron quienes trabajaron por sacar con vida a nuestros mineros. Esas ocurrencias que, apremiados por la emergencia, fueron sencillas y eficaces.
Acá le dejamos las innovaciones que se dieron durante los 70 días que estuvieron 33 mineros bajo nuestra tierra:
Uno de los primeros problemas que surgieron cuando ya se supo que estaban todos los mineros con vida, fue encontrar el modo de enviar objetos a 700 metros de profundidad, a través de roca maciza, por un conducto de apenas unos centímetros de ancho.
La solución fueron las “palomas”. Eran dos cilindros de tubería plástico de PVC improvisados, por los rescatistas, de unos 3 metros de largo y 11 centímetros de diámetro. Por ahí introdujeron una línea telefónica para tener conversación fluida, y luego fueron enviados alimentos, agua, medicamentos de emergencia y hasta el equipamiento para armar camas.
La paloma (Discovery Channel)
Encontrar la forma de hacer caber todas las cosas que los mineros necesitaban, en esos estrechos cilindros, fue también todo un logro del ingenio humano.
Microteléfono a través del cual los mineros se pudieron comunicar a diario con sus familiares y amigos, fundamental para mantener la estabilidad psicológica según los expertos y que funcionó a la perfección durante todo el proceso. Se bautizó a este teléfono como gallófono, porque su creador es Pedro Gallo, armó el aparato en 45 minutos y gastó solo $4.800 en su confección.
Muchos técnicos trataron de diseñar aparatos para que se pudieran comunicar los mineros con el mundo exterior, pero no lo consiguieron. ¿El problema? No sabían que en las minas de cobre generalmente hay magnetita, que neutraliza los dispositivos inalámbricos. Lo que hizo Gallo fue implementar un terminal de teléfono con cable convencional de 800 metros, con un notebook, una caja de plástico y madera.
Pedro Gallo muestra su sencillo invento a diferentes medios (LUN, Canal 13).
El problema no eran solo los 32° que había promedio bajo la mina, sino los altísimo índices de humedad, que podían generar enfermedad e infecciones. En una de esas ironías del destino, precisamente el material que habían bajado a extraer cuando quedaron atrapados, fue la solución para sus problemas. Para ayudarlos a prevenir infecciones, se crearon medias con hilo de cobre, material certificado como único en el mundo que posee propiedades benéficas en la prevención de agentes patógenos.
El rescatista Rodrigo Reveco, el único chileno experto en riesgo internacional certificado por Naciones Unidas en incendios en espacios confinados, está detrás de este invento. Trabajó dos años en el diseño, hasta que finalmente el 2008 dieron con el oficial: Un clindro con ruedas.
Nuestra cápsula Fénix tenía un diámetro de 54 cm y 8 ruedas con amortiguadores, distribuidas radialmente en grupos de cuatro en las partes superior e inferior, para que el roce con las piedras no la atascaran. Además, contaba con un suministro de oxígeno y un micrófono con parlantes para mantener comunicación con la superficie en todo momento, fundamental para manejar la ansiedad de los mineros mientras ascendían a la superficie.
Una de las máquinas perforadoras –precisamente aquella que finalmente cavó el hoyo a través del cual se extrajo a los mineros – tuvo un percance cuando iba por el metro 270 y bajando. Una pieza se rompió debido a que no estaba diseñada para perforar con tanta presión como se le estaba exigiendo y, al sacar la broca, se dieron cuenta que había quedado un pedazo de aproximadamente 10 kilos de hierro sólido atascado en la profundidad, bloqueando el orificio e impidiendo continuar con el rescate. ¿Cómo sacarlo de allí?
Uno de los técnicos chilenos inventó la solución: una "araña". Esta consistía en un tubo, al que le cortaron franjas en forma de "pétalos" en sólo uno de los extremos. Pensemos en esas máquinas en las que insertas monedas para sacar peluches con una tenaza o mano mecánica. Algo parecido fue el funcionamiento de la araña, solo que en este caso, era la misma presión de chocar con la roca sólida al fondo del túnel la que haría que los pétalos se cerraran en torno al pedazo de fierro. La operación fue un éxito y logró finalmente su cometido de sacar la pieza atascada.
La "araña" vuelve con su misión cumplida (Discovery Channel).
Sin duda la historia del rescate a los mineros fue un gran aporte a nuestra imagen país. Teniendo todos los elementos necesarios incluso, para ser llevada a la pantalla grande, es algo que quedó marcado en nuestro historial nacional. Así como también las innovadoras soluciones que se idearon, dejaron a Chile en una posición de país innovador que también debe ser motivo de orgullo y no olvido.