Siempre ha sido uno de nuestros motivos de orgullo. Prosas y payas se han escrito en su honor y bajo sus efectos. El vino chileno es y promete seguir siendo una de las mejores cartas de presentación que tenemos y gran constructor de imagen país. Pero si bien todos saben lo buena que es nuestra cepa, la mayoría desconoce qué es lo que la hace tan especial y única en el mundo. El enólogo Alberto Eckholt no es parte de ellos, por el contrario, este trabajador de la tierra tiene mucho en común con una enciclopedia vitivinícola.
Le pedimos al profesional del buen vino, que nos dijera 10 características que hacen de nuestro vino lo que es hoy. Considerando que realizó su primera vendimia en Colchagua hace años en la Viña Montes, y que tras eso vivió en Burdeos, Francia, trabajando la uva, luego en Chimbarongo, para dar el salto profesional y hacerse cargo de la bodega de Montes en Apalta, todo esto, antes de pasar más de tres años viviendo en Napa Valley, trabajando para la Viña Montes..., el hombre tiene hígado para hablar del tema.
Chile, a pesar de ser un país pequeño, tiene una geografía tan diversa, que lo transforma en un paraíso vitivinícola. Tenemos una verdadera isla que protege nuestra agricultura del ataque de plagas, gracias al desierto más árido del mundo en el Norte, los glaciares de la Patagonia en el Sur, la cordillera de los Andes en el Este y el Océano Pacífico en el Oeste. No hay otro país en el mundo con estas características.
El vino chileno es producido entre la región de Atacama y la región Austral y con zonas vitivinícolas denominadas Costa, Entre Cordilleras y Cordillera. Chile partió cosechando de norte a sur, pero ahora salió una nueva designación, donde también figura la cosecha de este a oeste. Un mismo vino cosechado en Atacama, pero entre-cordillera, no tiene nada que ver con un vino de la región de Atacama, pero de la Costa. Esto puede pasar en otros países, pero ni uno lo tiene tan marcado como Chile, con tanta diversidad.
Por ejemplo, la Viña Lapostolle, sacó un Syrah de la Costa, otro de la entre Cordilleras y otro la Cordillera para jugar, manteniendo el método de vinificación, y así ver la diversidad de sabores entre un lugar y otro.
El favorable clima permite tener una temporada larga con condiciones de cosecha optimas para lograr madurez en sus variedades, desde febrero como el Sauvignon Blanc a más tardías, como el Carménère a fin de Mayo. En general, en los países vitivinícolas, la temporada de cosecha dura tres meses, haciendo que Chile sea uno de los países con más larga temporada. En Francia, por ejemplo, tienes un periodo más corto y tienes menos diversidad.
Las leyes chilenas no son tan estrictas en la regulaciones de producción como en Europa, que determinan según apelación la cantidad de plantas por hectárea, kilos por planta, riego etc... Esto permite al enólogo chileno jugar con estilos. Muchas viñas varían la intensidad del riego para mejorar la concentración de los vinos y otras aún buscan el sabor perfecto del Carmenere, experimentando con las fechas de cosecha con el fin de ver qué es lo que pasa si cosechas unos días o meses, antes y después. Otras analizan también los efectos de distintos métodos de guarda en Sauvignon Blanc, con cubas de acero inoxidable, barricas de madera o recipientes de concreto con forma de huevo.
La tradición vitícola se remonta al siglo XVI con la llegada de los españoles, siendo Chile tal vez el productor más antiguo de los considerados Nuevo Mundo (Argentina, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, USA y Chile).
A pesar de su tradición, Chile empuja a la innovación, buscando nuevos terroirs que den origen a vinos únicos, diferentes y sorprendentes. Uno tendería a pensar que con este origen del siglo XVI, sigue al pie de la letra la tradición de los españoles, pero no. Lo que hace Chile es decir: "Tenemos el beneficio las enseñanzas de los españoles, pero tenemos nuestras características que hacen de Chile un país único, lo que nos permite innovar, diferenciarnos, producir vinos especiales".
Chile es el octavo mayor productor de vino en el mundo y el cuarto mayor exportador (en dólares) por detrás de Francia, Italia y España.
Chile es el mayor productor de carmenère del mundo, variedad que fue re-descubierto en Chile hace 20 años, luego se perdiera en Francia tras el ataque de la filoxera en el siglo XIX. Carmenère es una variedad única, especiada, elegante y de hermoso color carmín, que Chile ha potenciado como su ícono, así como los argentinos lo han hecho con el Malbec.
Chile es uno de los dos países del mundo donde aún se pueden encontrar y plantar viñas "en pie franco". Esto quiere decir, sin la necesidad de porta-injertos para combatir plagas, como la filoxera, lo que permite mantener la pureza de la variedad plantada.
Chile y su busqueda por sobresalir y ser distinto, ha dado grandes resultados ante la crítica, con vinos dentro de los 100 mejores del año y altos puntajes en revistas especializadas. Todo esto ha despertado un interés especial por este Chile único, desafiante, distinto y con ganas de aún mas. Algunos de los últimas cuñas de prestigiosas revistas han señalado a Chile como:
MARKET WATCH: ‘South American Star’
VINOUS: ‘Chile's New Releases: Growing Diversity and Rising Quality’
DECANTER MAGAZINE: ‘Chile: Back to the Future’
THE CHICAGO TRIBUNE: ‘Young Chilean Wine Country Boasts Potential for Much More’
Ahora Alberto trabaja en la Viña Nerkihue, una viña boutique de Lolol, del Valle de Colchagua, que busca mostrar la diversidad y lo que hace único al terroir chileno, todo esto, "con vinos que sorprenderán", según el entendido.